- Endogamia — Aunque el pelaje pueda parecer
bonito, detrás hay una alteración en la producción de melanina provocada
por la falta de variabilidad genética
Los depredadores más
letales del planeta no rugen ni acechan entre la hierba alta. No
tienen garras ni colmillos afilados, pero su ataque es devastador. Caminan
erguidos, talan bosques, dividen territorios con carreteras y cercan reservas
como si la vida pudiera limitarse con alambradas.
Mientras los árboles caen y los
corredores forestales desaparecen, la genética de los tigres se
desmorona desde dentro, dejando un efecto tan visible como un pelaje
dorado donde antes hubo rayas oscuras. Una señal de que el aislamiento
forzado por los humanos está alterando a la especie de formas imprevisibles.
Un pelaje dorado que no es motivo de celebración
En Kaziranga, al
norte de la India, la herencia genética de los tigres está revelando señales
preocupantes. Este parque nacional, de 430 kilómetros cuadrados, alberga la
mayor densidad de estos félidos en el mundo. Esto le ha valido para ser Patrimonio
Mundial de la Unesco.
Pero lo que debería funcionar
como refugio ha comenzado a mostrar los síntomas de un proceso que nadie ve:
la endogamia. Las poblaciones se aíslan, los genes se repiten, y el
resultado aparece, literalmente, a la vista.
Uno de los casos más evidentes se
dio en enero de 2024, cuando el fotógrafo y guía de safaris Gaurav
Ramnarayanan consiguió una imagen que no encajaba con lo habitual. “He
visto suficientes tigres como para darme cuenta al primer vistazo de que aquel
ejemplar no era normal”, declaró a CNN tras fotografiar al
animal mientras patrullaba su territorio.
A solo cien metros de su coche,
un tigre de rayas color miel caminaba con naturalidad por la
carretera: un tigre dorado, una variación genética extremadamente
rara, que no corresponde a una subespecie distinta, sino a una mutación
recesiva que afecta la pigmentación del pelaje.
¿Raro y bello? Sí.
¿Tranquilizante? En absoluto
A diferencia de los tigres
blancos, cuyo pelaje pierde casi todo el pigmento oscuro, el tigre dorado conserva
las rayas, pero con un tono suave, entre el miel y el fresa, que contrasta
con el naranja intenso del tigre común.
Este tipo de fenotipo se ha
documentado en muy contadas ocasiones en libertad. Según el estudio publicado
en Cell Research en 2017, la alteración genética se
localiza en el gen wideband, que modifica la producción de
melanina durante el crecimiento del pelo.
El resultado es una disminución
de eumelanina, responsable del color oscuro, y un aumento de
feomelanina, que produce los tonos anaranjados y claros. Es decir, un
cambio en la distribución de pigmentos, provocado por lo que la genetista Uma
Ramakrishnan describe como “errores ortográficos en el ADN”.
Aunque estos tigres no presentan,
de momento, consecuencias físicas graves, la presencia de este
rasgo en libertad es una advertencia seria. Ramakrishnan ha explicado que “la
única forma en que este rasgo podría aparecer es mediante endogamia o deriva
genética”, un proceso por el cual los genes raros se hacen más frecuentes por
azar en poblaciones pequeñas y aisladas.
Corredores cerrados, genes
repetidos
Los tigres dorados, también
llamados golden tabby o tigres fresa,
son extremadamente raros: se estima que hay solo una treintena en
cautividad en todo el mundo, y Kaziranga es el único lugar donde se
han confirmado en estado salvaje, con cuatro ejemplares documentados.
Su aparición fuera de zoos no
es un hallazgo positivo, sino el reflejo de una población
fragmentada, sin suficiente flujo genético con otras reservas,
donde los tigres siguen luciendo sus rayas de toda la vida sin que su ADN dé
señales raras. Estos ejemplares también han sido fotografiados por
Ramnarayanan, lo que hace más sencillo ver sus claras diferencias.
El investigador Rabindra
Sharma expresó su preocupación en una publicación de 2020
en la red social X, al comentar otra observación similar: “Los genes recesivos
están apareciendo debido a la endogamia dentro de una población fragmentada”.
El 70 % de los tigres del estado
de Assam vive en Kaziranga, pero el crecimiento urbano y la
expansión de infraestructuras han roto las conexiones naturales entre
hábitats.
Un estudio de 2020 ya documentaba
la pérdida progresiva de corredores ecológicos alrededor del
parque, lo que agrava el aislamiento. La consecuencia es clara: más
riesgo de enfermedades, menor capacidad de adaptación y un camino hacia la
debilidad genética.
La imagen del tigre dorado,
que se ha hecho viral en redes, fascina por su rareza, pero detrás del color
inusual hay una advertencia. La diversidad genética es el escudo que
protege a las especies. Y sin ella, ni siquiera uno de los depredadores más
emblemáticos está a salvo.
Tomado de SPIN / España.