Entre Todos D.
La corriente política Comunes,
recientemente fundada, envió, para su publicación, a la redacción de Entre
Todos D. un documento que a continuación transcribimos íntegramente como consecuencia de nuestra decisión de dar cabida en nuestro medio a todas las voces.
Frente
a la toma de posesión de Nicolás Maduro el 10.01.25, nosotras y nosotros;
activistas y militantes del campo popular que hacemos parte de la Corriente
Política COMUNES; expresamos lo siguiente:
1. En Venezuela todos sabemos lo que ocurrió el 28J. El Gobierno de Nicolás Maduro que inicia el 10.01.25 es resultado de un conjunto de acciones inconstitucionales e ilícitas cometidas por los poderes públicos nacionales con el fin de desconocer la voluntad de las mayorías. Se trata del inicio de una nueva etapa de la historia política del país en la que se articula la pérdida total de la democracia con la apropiación del Estado por parte de élites económicas, políticas y militares. El 10.01.25 nace en Venezuela un gobierno de facto.
2.
La injusticia social y la pérdida de la democracia marchan juntas. El gobierno
Madurista; sostenido por una alianza de sectores económicos, por el uso
arbitrario de la fuerza y la difusión sistemática de mentiras; suspende en la
práctica tanto los derechos civiles y políticos consagrados en la Constitución
(votar, manifestarse, expresarse, no ser detenido arbitrariamente, tener un
juicio justo, no ser torturado, etc.), como los derechos sociales: salario,
pensiones e ingresos dignos; educación de calidad, alimentación, salud o
ambiente sano. Para mantener sus privilegios y políticas neoliberales, las
élites necesitan una sociedad desigual, un pueblo explotado, ocupado en
sobrevivir, sin derechos, sin democracia, temeroso y desmovilizado.
3.
Debajo de la “normalización” aparente está nuestra rebeldía, esperando el
momento y la forma para expresarse. En este momento, nuestros sentimientos como
pueblo son la indignación y la rabia, pero también, la frustración y el miedo.
Hay razones para ello. El CNE y el TSJ burlaron la expresión de la voluntad de
las mayorías; la movilización contra el fraude electoral fue reprimida por
policías, militares y grupos parapoliciales; jóvenes de los sectores populares
y activistas fueron encarcelados injustamente por el Ministerio Público y los tribunales,
con la complicidad de la Defensoría del Pueblo y de la Defensa Pública. Pero la
arbitrariedad y la represión no son suficientes para desaparecer nuestra
indignación y voluntad de cambio. Solo logran contenerla parcial y
coyunturalmente. Nuestra rebeldía se sigue cocinando, a veces con fuego bajito
y otras con fuego alto y crepitante, esperando las formas y momentos para
expresarse y empujar transformaciones democráticas profundas.
4.
“Con humo no se sancocha el jojoto”. Lograr que nuestra rebeldía ayude a parir
cambios democráticos favorables a la justicia social es nuestro principal reto
y no es asunto de corto plazo. Por eso rechazamos las falsas esperanzas que
siembra la derecha apostando a que nos salvarán ejércitos o mercenarios
invasores o nuevas sanciones de EEUU que dañan más al pueblo y atornillan más a
los corruptos maduristas. Las soluciones a nuestro colapso, para ser duraderas
y favorables a los derechos de las mayorías, deben venir desde adentro y no
desde afuera, del campo popular y no de los sectores económicos de la derecha o
del imperialismo, que son corresponsables también del colapso que vivimos.
5.
“Deseos no empreñan”, organicemos la rebeldía. Convocamos aquí a algunas
acciones en las que podemos encontrarnos para transformar el país, cada una/o,
según sus posibilidades y disponibilidad:
-
Juntarnos de distintas formas: desde pequeñas reuniones con gente del barrio,
vecinos, compañeros de trabajo o estudio o entre venezolanos en el exterior,
hasta la construcción de organizaciones populares para defender derechos, la
Constitución y la justicia social. No hay que hacer bulla para juntarse, si
creemos que eso nos pone en riesgo, pero hay que juntarse, ir construyendo
redes orgánicas que empujen los cambios. La rabia individual y solitaria no
produce más que frustración, pero la rebeldía organizada abre los caminos.
-
Debatir y reflexionar: en los espacios informales o en las organizaciones
debemos reflexionar colectivamente sobre las causas, consecuencias y salidas al
colapso del país: ¿cómo llegamos aquí? ¿quiénes se benefician de la pérdida de
la democracia, nuestros bajos salarios o la pérdida de soberanía sobre nuestros
recursos? ¿qué podemos hacer, desde nuestros espacios, para transformar la
situación del país?
-
Pequeñas acciones en nuestros espacios de vida: desde conversatorios pequeños
sobre un problema de interés local o nacional, hasta foros más grandes o
comunicados para fijar posición sobre asuntos de interés colectivo.
-
Luchas de calle, exigencia de derechos: hay que seguir reclamando, en las
calles y por distintas vías, nuestros derechos: a un salario, ingreso y
pensiones dignas; la libertad plena y reparación de las personas injustamente
detenidas; los derechos laborales de los maestros y el derecho de nuestros
niños y niñas a una educación de calidad, con 5 días de clase a la semana; el
derecho a tener servicios públicos que funcionen, a cuestionar la corrupción y
a exigir rendición de cuentas de recursos públicos; el derecho a solicitar la
anulación o reforma de leyes antidemocráticas o a que se respete la voluntad de
las mayorías. Aunque el de Maduro es un gobierno inconstitucional, sigue
teniendo el control del territorio y de la población y eso lo obliga a
garantizar los derechos al pueblo. Nosotras y nosotros con la Constitución,
aunque el poder la desconozca. Las luchas abren caminos.
-
Articulación. Las organizaciones de los y las comunes, la gente de a pie,
debemos articularnos. Primero entre nosotras y nosotros y luego con otras
organizaciones de campo popular y democrático, en torno a un plan de lucha y a
un programa mínimo de transformación del país.
Nos
quieren aislados/as: ¡organicémonos y articulémonos! Nos quieren en silencio:
¡debatamos y expresemos nuestra rebeldía y propuestas! Nos quieres paralizados/as
por el miedo: ¡movilicémonos exigiendo nuestros derechos, defendiendo la
democracia y construyendo justicia social!
Corriente política COMUNES