Por Luis Fuenmayor Toro / Opinión
Éste es un tema difícil de tratar y de comprender, pues el tenso clima político existente en el país lo dificulta. Un elemento que explica esta dificultad reside en la polarización que existe entre el gobierno y la oposición de María Corina Machado, la cual exacerba los ánimos de sus seguidores, quienes no aceptan la posibilidad de que existan otras formas de oposición, ni otros grupos opositores, distintos de ellos. Su extremada beligerancia les impide siquiera pensarlo. Para ellos, quienes no estén con González Urrutia o con María Corina son simplemente unos traidores al pueblo venezolano, unos arrastrados ante el gobierno de Maduro, unos mercenarios a sueldo y unos corruptos y delincuentes de todo tipo. En epítetos, burlas e insultos superaron a Chávez y a Fidel (tanto que los odian para terminar haciendo lo mismo) y superan ampliamente a los odiadores más destacados del gobierno, que todos saben quiénes son.
Un segundo
elemento que incide fuertemente en esa división dentro de la oposición
venezolana, es la existencia cierta de grupúsculos opositores, sin ningún
respaldo orgánico ni popular, originados de divisiones aupadas y financiadas
por el gobierno y surgidas en los partidos de la oposición que hoy dirige María
Corina. Estos pseudo líderes actúan de una manera tan descarada, que imagino le
causan vergüenza ajena hasta a los militantes y simpatizantes del PSUV y del
gobierno, al escuchar las cosas que llegan a decir. Son peores en sus juicios,
ataques y animadversión, hacia sus antiguos compañeros y partidos de la
oposición radical, que los más incisivos voceros del oficialismo. Sus burlas,
insultos y amenazas sorprenden al líder político más curtido. Son gente de la
peor calaña.
Un último
elemento, que tenemos necesariamente que considerar, es el relativo a que el
ambiente político actual está muy lejos de ser el más propicio, para el
desempeño de una oposición democrática. La represión indiscriminada asumida por
el gobierno en sus formas policial, militar, judicial y carcelaria, ha
terminado por destruir el ambiente de libertades públicas necesarias, para el
desarrollo de cualquier actividad opositora e incluso de la protesta ciudadana.
A las leyes que venían siendo aprobadas, claramente inconstitucionales,
mediante las cuales se acusaba con facilidad a cualquiera de traición a la
patria, terrorismo, promoción del odio, asociación para delinquir y
conspiración, se asocian nuevas iniciativas legales que constriñen aún más las
pocas libertades que nos quedan. Incluso hoy, se nos amenaza con una reforma
constitucional profunda, que sabemos hacia dónde apunta, y no es precisamente
hacia una profundización de la democracia.
A pesar de
la existencia de esta nueva situación restrictiva de las libertades, sí existen
grupos empeñados democráticamente en defender la Constitución, la legalidad,
las libertades ciudadanas, los DDHH y el restablecimiento de políticas
económicas y sociales, que permitan la satisfacción de las necesidades básicas
de la población. Una política alejada de los extremos beligerantes que se
consumen y nos consumen en un enfrentamiento estéril, y alejada también del
oportunismo político estimulado financieramente ejercido por los grupos que
acabamos de describir. Se trata de un conjunto de organizaciones pequeñas,
hasta ahora limitadas en su crecimiento electoral por la polarización
existente, que buscan actuar autónomamente en el centro del escenario político,
enfrentando tanto al gobierno como a quienes ruegan por invasiones extranjeras.
A pesar de sus esfuerzos, su influencia es todavía marginal, pues no ha logrado
convertirse en una alternativa de cambio.
Enrique
Márquez, Juan Barreto y Centrados se destacan por sus asertivas acciones
judiciales, sus consecuentes declaraciones y su permanente denuncia. El Lápiz
con Antonio Ecarri también ha estado presente en las luchas legales y
constitucionales, además de tener un programa completo bien elaborado. Avanzada
Progresista y el MAS han sido consecuentes en su defensa del diálogo, en su permanente
presencia en los medios y en sus críticas a las acciones del gobierno. Otro
tanto hace Soluciones para Venezuela con su labor organizativa de construcción
de un partido para el futuro, desde las bases mismas de la sociedad en todo el
país. Se hacen sentir también el PCV y el Movimiento Popular Alternativo, por
sus posiciones firmes de confrontación anti dictatorial y sus denuncias de las
violaciones de los derechos civiles hechas por el gobierno.
Pero todos
ellos todavía no están en la mente de la gente, como participantes reales con
posibilidades de triunfo. El enfrentamiento polarizado se los come, aparte de
que deberían ensayar acciones unitarias con miras a una unidad orgánica futura.