- Las autoridades del país alegan que su entrega fue un "abuso
de poder" y exigen su devolución
- Sus 122 piezas llevan en España desde el siglo XIX fruto de un
regalo de un presidente colombiano
Carlos Prego
El Tesoro de los Quimabayas es
una joya histórica, un alarde de virtuosismo artesanal y también, cada vez más,
un foco de tensiones diplomáticas entre
España y Colombia. En el epicentro de la disputa está una colección de 122
piezas arqueológicas elaboradas por los quimbayas que en 1893 el entonces
presidente colombiano entregó a la reina de España en circunstancias que han
llevado a que más de un siglo después, ya entrado el XXI, Bogotá haya movido
ficha para reclamar a Madrid su devolución. En mayo el
Gobierno de Gustavo Petro ya lo hizo con una carta. Y ahora, ante el silencio
de Moncloa, prevé enviar una nueva misiva.
Su objetivo:
dejar claro que no dejará morir el asunto.
Un vistazo al siglo IV. El conocido como "tesoro Quimbaya" se ha convertido en una papa caliente en las relaciones entre los Gobiernos de Gustavo Petro y Pedro Sánchez, pero en realidad su historia es mucho más antigua. Las 122 piezas que lo componen se elaboraron entre los siglos IV y VII y son una demostración de la artesanía del pueblo quimbaya, que se localizaba en el Bajo Cauca colombiano. Para el Ministerio de Cultura de España conforman una muestra "excepcional de la cultura precolombina". De ahí que se conserven como un reclamo destacado en el Museo de América.
Un siglo XIX
movido. Las piezas hoy en disputa permanecieron durante
siglos en el olvido hasta que en 1890 un grupo de guaqueros las localizó en dos
tumbas precolombinas de Filandia, en el departamento del Quindío.
El tesoro original era mucho mayor que el que hoy se custodia en Madrid y
reunía, además de pieza de orfebrería, cerámicas, piedras y tejidos, recuerda la BBC.
En 1891 el
Gobierno colombiano logó hacerse con la colección de 433 objetos, pero no la
retuvo durante mucho tiempo. Poco después al menos parte de las piezas cruzaron
el Atlántico para incluirse en una exposición organizada en Madrid para
rememorar el cuarto centenario de la llegada de los españoles a América.
En 1893 el
entonces presidente del país, Carlos Holguín decidió
ir un paso más allá y entregó a la reina regente María Cristina de
Habsburgo-Lorena las piezas que ahora quiere recuperar Colombia.
"La más
completa y valiosa". No fue una donación más. Ni tampoco
llegó en un contexto normal. En palabras de
Holguín la colección era "la más completa y valiosa" muestra "de
la industria de los aborígenes de Colombia".
Con ella su
Gobierno quería agradecer a España su arbitraje en una disputa fronteriza entre
Colombia y Venezuela que se resolvió a favor de la primera. Las palabras de
Holguín no iban desde luego desencaminadas. El hoy conocido como "Tesoro
de los Quimbayas" destaca por sus artículos de oro y tumbaga,
una aleación que combina el metal precioso con cobre.
¿Y qué clase
de tesoro es? "Está formado por una tipología de
objetos relacionados con el consumo de alucinógenos y el adorno del cuerpo de
los caciques", recuerdan desde
el Ministerio de Cultura. Las piezas más populares son sin embargo las que
representan a seis caciques engalanados con joyas, cuatro hombres y dos
mujeres, una de ellas embarazada. El tesoro descansó en el Museo Arqueológico
Nacional hasta 1941, cuando se creó el Museo de América.
A su emplazamiento actual tardó algo más en llegar. No ocurrió hasta los años
60.
Una carta
rumbo Madrid. Que hayan pasado 131 años desde la donación de
Holguín no significa que la situación del tesoro Quimbaya haya salido de la
agenda política colombiana. En 2017 su
Corte Constitucional acordó reclamar su
devolución a España y ordenó al Ejecutivo, entonces encabezado por Juan Manuel Santos,
que hiciese las gestiones necesarias para recuperar las 122 piezas. Ni Santos
ni Iván Duque quisieron
abrir el melón del viejo tesoro, pero el equipo de Gustavo Petro ha decidido
retomar la demanda.
Su movimiento
más mediático llegó el pasado mayo, cuando el ministro de Cultura
colombiano, Juan David Correa,
y el canciller Luis Gilberto Murillo,
firmaron una carta dirigida
a sus homólogos españoles en la que argumentaban la necesidad de que las piezas
regresen a Colombia.
De ahí que el
país las solicitase de forma oficial. Lo hizo enarbolando la orden de 2017,
pero también cuestiones como la "descolonización de los museos", la
"soberanía cultural" o "el reconocimiento de los derechos de los
pueblos".
Cuando el
silencio no vale. El caso pudo acabar ahí, en una petición
formal, unos cuantos titulares y un debate fugaz que se va apagando con el paso
de los meses. De hecho y a pesar de que el propio ministro de Cultura español,
Ernest Urtasun, ha abogado en
el pasado por revisar la red museística para "superar el marco
colonial", todo indica que esa era la
estrategia que planteaba el Ejecutivo español.
Al menos así
parece interpretarlo Colombia, que ha decidido volver a llamar a la puerta de
la Moncloa. ¿Cómo? Con una segunda carta, como avanzaba hace unos días Clarín.
"Es
importante insistir". Bogotá ha decidido mover ficha
precisamente ante "la falta de respuesta a la carta enviada el 9 de
mayo" y deja claro que no aceptará la callada por respuesta. "Es
importante insistir en que nos contesten. Queremos una conversación y
explicarles, no solo al Gobierno español, sino a los ciudadanos españoles, por
qué estamos reclamando esto", esgrime el
ministro de las Culturas, Juan David Correa, en un comunicado recogido por el
diario. Y añade:
"No vamos a dejar de insistir, no vamos a dejar de decirle a España que
necesitamos una conversación más horizontal".
El foco de la
polémica. La polémica no solo gira en qué se donó en 1893,
sino, y sobre todo, en cómo se donó. Fuentes gubernamentales consultadas
por El País alegan que
el tesoro descansa en España por una donación, no fruto del expolio, y por lo
tanto el Estado es su dueño con todas las de la ley.
Es más,
recuerdan que las 122 piezas pertenecen al patrimonio nacional,
por lo que tampoco está en mano del ministro de Cultura decidir qué se hace con
él. En Bogotá ponen el acento en otra cuestión clave: las condiciones en las
que se hizo la donación en 1893.
El tesoro
llegó a España en 1892 para sumarse a una exposición y solo unos meses después
fue Holguín quien decidió entregárselo a la Corona española. En Colombia
argumentan que esa donación no respetó la ley ni contó con el aval del pueblo.
"Es un regalo espurio que hizo un presidente a finales del XIX de manera
inconsulta y abusiva; esta colección había salido del país para una exposición,
no con el propósito de ser donada", razona el
actual ministro del Culturas. "Ese abuso de poder persiste".
"De
espaldas al país". Ese ha sido el principal argumento
esgrimido por el Ejecutivo colombiano para reforzar su postura, un razonamiento
que han enfatizado a lo largo de los últimos meses.
"Este
regalo entre comillas se dio en condiciones absolutamente anómalas, secretas,
de espaldas al país, a la constitución de 1886, de una manera obtusa, bastante
poco clara e ilegítima", insiste Correa en
declaraciones recogidas por la cadena BBC y antes de subrayar que "la
devolución supondría algo simbólicamente muy importante, un acto de reparación
histórica".
El País desliza que
Madrid no quiere entrar en la confrontación y su idea sería llegar a un acuerdo
amistoso, uno que permita por ejemplo que el tesoro regrese para una exposición
temporal.
Tomado de XATAKA.