Jim Cason y David Brooks,
corresponsales*
Washington y Nueva York. El texto
llegó este diciembre: felicidades, estás invitado a la inauguración de
Trump, con un vínculo para confirmar boletos, y de ahí lleva a una
invitación para comprar una Tarjeta Metal Oro Trump por 47 dólares con la cual
se ofrece la oportunidad de participar en una lotería donde el premio es uno de
esos boletos anunciados al inicio del mensaje, para poder asistir a la
investidura del próximo presidente, el 20 de enero.
La elección estadunidense se acabó, pero Trump y su gente no dejan de buscar dinero de sus simpatizantes, sean un multimillonario o un trabajador. Más allá de las tarjetas oro, gorras (ahora mismo están a la venta con descuentos para Navidad) y fotos, su organización de recaudación de fondos Make America Great Again, Inc patrocinará una cena de gala con velas la próxima semana, en Florida, para el próximo presidente, con un precio de entrada de un millón de dólares por persona (aún no se ha divulgado el menú), reportó el Washington Post. Ese precio garantiza no sólo un lugar en la mesa de la cena del 19 de diciembre, sino también buenos lugares en la ceremonia de inauguración presidencial, el 20 de enero en Washington, DC.
Durante décadas, Trump ha sido un maestro en monetizar todo en su vida,
sea en bienes raíces, su reality show El aprendiz e incluso la
presidencia. A todo le pone su marca que es su apellido –en el pasado a sus
edificios, hoteles y clubes de golf, a una empresa de aviación, corbatas,
filetes de res y durante un tiempo hasta una universidad privada (cerrada por
fraude)– incluyendo hoy día sus planes de gobierno y hasta textos sagrados.
Un empresario, cuyo padre tuvo negocios con Trump, comentó a La
Jornada que la empresa de bienes raíces del republicano era famosa por
prometer pagar cierto monto, y después se rehusaba a hacerlo, provocando con
ello demandas legales con el resultado de ser obligados a pagar sólo 90 u 80
por ciento de lo que debían. En El aprendiz, Trump recibía un
salario, pero también negoció otros acuerdos por patrocinar productos
y obligó a los productores a rentar espacios para el programa en Trump Towers.
Cuando el magnate ingresó a la Casa Blanca por primera vez, aún era dueño
de un hotel que quedaba a menos de 10 cuadras de la residencia presidencial
donde visitas oficiales, cabilderos y otros que deseaban verse con el
presidente solían alojarse pagando precios de lujo a la empresa de Trump para
complacer al inquilino del hogar subsidiado por el público. En 2017, Trump
prometió trasladar el control de sus negocios a sus hijos para evitar
conflictos de intereses, pero un análisis de la organización Citizens for
Responsibility and Ethics in Government (CREW, por sus siglas en inglés)
detectó que obtuvo más de 160 millones de dólares de gobiernos extranjeros
mientras ocupaba la presidencia entre 2017 y 2021.
Trump organizó reuniones gubernamentales con dignatarios extranjeros en
sus hoteles y campos de golf en Florida, Nueva Jersey, Nueva York, Escocia,
entre otros, las cuales cobraron los costos de millones de dólares del gobierno
federal, reportó el Washington Post. Pero el dinero fluyó de manera
aún más generosa después de que dejó la presidencia. Jared Kushner, el famoso
yerno casado con Ivanka Trump, cuyo trabajo oficial en la Casa Blanca en el
primer gobierno del suegro incluyó impulsar un acuerdo entre algunos países
árabes e Israel, fue el primero de la familia en beneficiarse. Kushner
estableció una empresa de inversiones con un monto inicial de 2 mil millones de
dólares de un fondo de inversiones manejado por el gobierno de Arabia Saudita.
Estos vínculos siguen vigentes. Poco después del triunfo electoral de
Trump en noviembre, Yasir al Rumayyan, actual director de un fondo de la
riqueza soberana de Arabia Saudita, fue fotografiado sentado junto con Trump y
el primer cuate Elon Musk en un acto de lucha extrema en la ciudad de
Nueva York.
Mucha de la recaudación de fondos se basa en donativos muy reducidos,
pero en grandes números. Más allá de las gorras, botellas de agua, camisetas y
otros materiales de campaña, hay otros artículos a la venta. Por ejemplo,
el calzado oficial Donald Trump es un tenis color oro disponible por
sólo 200 dólares el par. Trump asistió a una convención de zapatos deportivos
para promover su producto.
Para aquellos que buscan inspiración divina, la Biblia Dios
Bendiga a Estados Unidos de Trump está disponible por sólo 59.99
dólares, la cual no sólo contiene el texto religioso en formato para
lectura fácil, sino también una copia de la Constitución de Estados Unidos, la
Declaración de Independencia, el Juramento de Lealtad, y la letra del coro de
la canción country Dios bendiga a USA. Pero además hay una edición
especial: por sólo mil dólares, se puede adquirir una copia de la Biblia con el
autógrafo del próximo presidente de Estados Unidos. El negocio tiene gran
potencial: el Congreso estatal de Oklahoma aprobó una ley este año que requiere
que el sistema de escuelas públicas del estado compren 55 mil biblias con las
especificaciones exactas de la Biblia de Trump. Las ordinarias se pueden
comprar por unos 6 dólares. Después de protestas en ese estado sobre el costo
–no el requisito– los legisladores modificaron su ley.
No hay indicaciones de que la monetización de Trump se frenará cuando
regrese a la Casa Blanca. El magnate ha hecho la gran mayoría de sus anuncios
sobre la conformación de su gobierno a través de su red Truth Social, en la
cual tiene una inversión de 3 mil millones de dólares, y esta vez no ha
prometido separarse de sus negocios cuando llegue a la presidencia. El comité
de inauguración de Trump, el cual paga por los bailes de gala y otros actos más
allá del oficial, donde asume el puesto máximo, ya ha recibido donaciones de
los principales empresarios del país, y eso a pesar de que muchas de éstos
habían jurado no darle otro quinto después del intento de golpe de Estado a
principios de 2021.
Zuckerberg y
Bezos, en primera fila
Entre aquellos que se pusieron en la fila para contribuir al festejo con
por lo menos un millón cada uno están el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg,
y el fundador de Amazon, Jeff Bezos.
Pero tal vez la monetización más grande de esta presidencial estará
disfrazada de otra cosa: el negocio masivo de contratos gubernamentales que los
amigos, y los que pretenden ser amigos, del presidente podrían recibir. Durante
los próximos cuatro años, los intereses especiales que regresaron a Trump
a la presidencia esperan un rendimiento de su inversión, comentó el senador
demócrata, Ron Wyden, al New Republic.
El beneficio más grande para los ultrarricos llegará en la forma de más
reducciones de impuestos que Trump ha prometido impulsar. Menos claro es qué
recibirán a cambio de su apoyo aquellos trabajadores y otros de bajos ingresos
que votaron por el multimillonario y que compraron gorros, camisetas, biblias y
tenis. Algunos podrán guardar su tarjeta de oro Trump, aun si no ganan la
lotería para ir a su inauguración.
* Tomado de La Jornada / México.