Texto y foto:
Vanessa Davies
De ser designado, el defensor de derechos humanos se
propone crear un consejo con las organizaciones de derechos humanos, exigir la
libertad de los presos políticos y trabajar en una ley de amnistía
Siempre es polémico. Parece que le
gustara provocar y medir las reacciones de quienes lo escuchan. Si fuese cierto
que para ser defensor del Pueblo se debe ser crítico con todos los sectores,
sería el principal candidato. Sin embargo, y aunque ya puso su nombre como
opción, Enrique Ochoa Antich sabe que sus muchos años de defensa de derechos
humanos no bastan para abrirle las puertas de la Defensoría del Pueblo. «En mi
lápida van a decir ‘aquí yace el futuro defensor del pueblo'», bromea.
«Un defensor debe ser independiente. La cualidad fundamental es hablar; debe tener voz, la capacidad de protestar. Debe ser antipoder, ser representante de la gente en el Estado y no representante del Estado en la gente. Debe concebirse de esa manera y ser activo; creo que los defensores que hemos tenido han sido demasiado pasivos», describe. E insiste: «Debe ser independiente del Poder Ejecutivo».
Hoy «no es así», señala. «El Poder
Ciudadano funciona como funcionan todos los poderes: todos pertenecen a un
esquema de partido-Estado en el cual el Estado se ha fusionado con el partido.
El partido copó desde 2006 todos los poderes públicos, es una definición del
proyecto político en marcha y se aprovecharon de la abstención de la oposición
en 2005». El día antes de ser nombrados «renuncian a la militancia en el
partido, e irrespetan el espíritu de la Constitución» al no garantizar que son
ajenos a la filiación partidista.
«La inmensa mayoría del país sabe
que se necesita un acuerdo para poder sacar al país adelante. Si no hay un
acuerdo gobierno-oposición, trabajadores-empresarios, Estado-sociedad civil, en
un consenso mínimo para solucionar los problemas del país, el país se nos va a
seguir deshaciendo entre las manos», argumenta. Pero en este momento parece que
la voluntad del poder es «continuar en esto de partido-Estado» y seguramente en
el Ejecutivo «estarán pensando en jugar cuadro cerrado frente a las amenazas
anunciadas por un sector de la oposición que emite una declaración pidiéndoles
un golpe de Estado a los militares y sigue exigiendo que haya sanciones».
Pese a ello, Ochoa Antich mantiene
su candidatura «como una invitación al gobierno y al chavismo para que acojan
la idea de la apertura y no del abroquelamiento. Es decir, no encerrarse en sí
mismos para defenderse, sino ver con audacia la opción de abrirse a una
operación política de renovación hacia el mundo opositor».
-¿Quiere que su candidatura sea
vista de esa manera?
-Claro. Como una invitación a poder
comenzar un proceso de apertura. Podría ser el inicio de un proceso de
apertura. Creo que el gobierno tiene dos opciones: cerrarse o abrirse; y la
oposición tiene dos opciones: seguir pretendiendo que la solución es por la vía
de la ausencia de acuerdo, o llegar a un acuerdo. El error del 28 de julio, fundamental,
fue convertir el voto en una salida de fuerza, porque el voto sin acuerdo es
una salida de fuerza. Si te digo «te quiero meter preso, tienes unas sanciones,
unas recompensas en Estados Unidos, voy a las elecciones, me tienes que
reconocer el resultado y después te voy a meter preso», entonces la vía
electoral se termina convirtiendo es una cáscara vacía, es una salida de
fuerza. Se necesita acuerdo y se necesita voto. La ruta democrática es ruta
electoral y acuerdo.
-¿Cómo se llega al acuerdo después
del 28 de julio?
-El 28 tenemos que verlo no solo
como una responsabilidad por parte del gobierno, que la hay. Hay la percepción
de que el gobierno perdió la elección y hay una responsabilidad por parte del
gobierno. También hay responsabilidad por parte de la oposición, porque la
forma como se hicieron las cosas prácticamente conducía a que un régimen
autoritario no reconociera los resultados de las elecciones.
-¿Este podría ser un camino?
-Claro, el de la
reconstitucionalización de los poderes. Creo que el primer paso que tiene que
darse para un acuerdo, más que el tema electoral, es reconstitucionalizar los
poderes. El chavismo debería entender que ponerse al margen de su propia
Constitución crea demasiadas dificultades. Si usted tiene a la camarada Beatriz
en el TSJ, al camarada Tarek en la Fiscalía, al camarada Amoroso en el CNE es
muy difícil que la sociedad crea en los poderes públicos. El país requiere
reconstitucionalizar los poderes, entrar en la Constitución: la Fuerza Armada
debe ser despartidizada, la administración pública no puede seguirse poniendo
al servicio de un partido político. El gobierno agita el librito azul pero
viola la Constitución todos los días.
Claro que no se hace ilusiones y
sostiene que ninguna candidatura para defensor se impondrá por credenciales,
por trayectoria de defensa de derechos humanos. «Solo hay dos posibilidades: O
el gobierno escoge a alguien absolutamente leal a su proyecto, o comprende que
podría ser una oportunidad de designar a alguien de la oposición o a alguien
contrario al gobierno pero que coincide en otras cosas. No voy a decir que
coloquen a una persona vinculada con la oposición extremista» pero hay personas
que han hecho oposición «al ejercicio autoritario del poder» que podrían asumir
esa responsabilidad. «Puede ser una persona antipoder».
Aun cuando «nos hemos colocado en
una posición de suma cero en la que si ganas tú, pierdo yo», y por eso en el
gobierno «van a tender a jugar cuadro cerrado», realmente «podrían ver que si
quieren menos corrupción deben colocar a un contralor independiente, porque un
contralor camarada del partido es natural que tenga algunas consideraciones».
Lo mismo vale para la Defensoría: un defensor independiente puede ser igual a
menos violaciones de derechos humanos. «En buena medida la corrupción y las
violaciones de derechos humanos han aumentado porque esas instituciones
terminaron adscritas al Poder Ejecutivo».
De llegar a ser defensor del Pueblo
-a pesar de que sabe que tiene todo en contra- «lo primero que haría es convocar
a todas las organizaciones de derechos humanos» para formar un consejo o una
asamblea que se reúna una vez al mes. «En segundo lugar, pediría la libertad de
los presos políticos y trabajaría en una ley de amnistía para un lado y para
otro».
Tomado de Contrapunto.com /
Caracas.