En una editorial del medio
británico especializado, UK Defence Journal, se afirma que la
reciente adquisición de aviones de combate F-16 por parte de la Argentina,
aunque representa un avance para su fuerza aérea en términos nominales, no
modifica significativamente el equilibrio estratégico en el Atlántico Sur.
Según el artículo titulado “Even with F-16 jets, Argentina is no longer
a credible military force”(Incluso con aviones F-16, Argentina ya no es una
fuerza militar creíble) (el medio modificó el título posteriormente
a la publicación), la Argentina “sigue estando lejos de representar una
amenaza militar seria para las Islas Malvinas”.
La evaluación del UK
Defence Journal subraya que, a pesar de la modernización que suponen
los F-16, el poder militar argentino continúa limitado por una combinación de
equipamiento obsoleto, escasos recursos económicos y restricciones
diplomáticas. La situación de las Fuerzas Armadas argentinas es compleja,
afectada por décadas de declive, donde las capacidades aéreas y navales han
quedado rezagadas frente a los estándares modernos.
Equipamiento y limitaciones
El análisis detalla que antes del
acuerdo para la adquisición de los F-16, la Fuerza Aérea Argentina apenas podía
mantener operativos un puñado de aviones, habiendo retirado su flota de aviones
Mirage y teniendo gran parte de sus A-4 Skyhawk, fuera de servicio. La
situación no mejora significativamente con la llegada de los F-16, ya que la
capacidad de mantener y modernizar dichos aviones es limitada debido al
ajustado presupuesto de defensa, el cual está fuertemente orientado a cubrir
costos de personal, dejando poco margen para adquisiciones y mantenimiento de
equipos.
El artículo destaca que, aunque se
ha hablado de la posibilidad de adquirir equipamiento militar moderno por un
valor de 2.000 millones de dólares, estas iniciativas parecen “poco
realistas” en el contexto de las restricciones económicas que enfrenta
el país.
Dependencia diplomática y logística
Además de las limitaciones
financieras, el UK Defence Journal menciona las significativas
restricciones diplomáticas que enfrenta la Argentina. Dado que los F-16 son de
fabricación estadounidense, cualquier uso significativo de estos aviones
requeriría la aprobación de Estados Unidos, especialmente en términos de
mantenimiento y suministro de piezas. Esta dependencia hace improbable que la
Argentina pueda desplegar estos aviones en un eventual enfrentamiento con
fuerzas británicas sin enfrentar grandes obstáculos.
Desde un punto de vista práctico,
el artículo recuerda que las Islas Malvinas se encuentran a unos 480 kilómetros
de la costa argentina, a través de las inestables aguas del Atlántico Sur.
“Cualquier intento de operación militar a esta distancia sería logísticamente
desafiante, expone”.
La presencia militar del Reino Unido en Malvinas
El artículo afirma que en
contraposición, el Reino Unido, “mantiene una robusta infraestructura de
defensa en las Islas Malvinas”; con aviones Typhoon en la base aérea
de Mount Pleasant, “el Reino Unido asegura la superioridad aérea” analiza,
complementada por la presencia de una patrulla naval y tropas en tierra, que en
conjunto suman aproximadamente 1.500 efectivos. La editorial expone que: “estos
recursos constituyen un disuasivo formidable, respaldado por la capacidad
británica de reforzar rápidamente su posición si fuera necesario, mediante el
despliegue de submarinos de ataque y otros activos”.
La nota concluye que, aunque la
adquisición de los F-16 puede parecer un movimiento significativo, no altera la
realidad estratégica: “la Argentina sigue enfrentando serios desafíos en
términos de equipamiento obsoleto, limitaciones financieras y logísticas, así
como dependencias diplomáticas. En este contexto, cualquier amenaza real a las
Islas Malvinas parece, en el mejor de los casos, lejana y poco probable”.
Fuente: Escenario Mundial.