Por Carlos Torrealba
Rangel*/ Opinión
Hay dos variables fundamentales que determinan en forma
específica el crecimiento y desarrollo del sector inmobiliario en Venezuela, a
saber: poder adquisitivo de la población, que está seriamente mermado, y
financiamiento hipotecario, ausente desde hace varios años.
El efecto combinado de estas dos variables se traduce en
demanda insuficiente, es decir, incapacidad de la mayoría de la población para
acceder a viviendas a consecuencia del bajo poder adquisitivo.
Adicional a este hecho, existe una sobre oferta de viviendas en el mercado secundario, que ha logrado disminuir los precios, incluso por debajo del costo de reposición. La diáspora de más de 7 millones de venezolanos ha sido la fuente principal que nutre este exceso de oferta.
Ahora bien, superar el desequilibrio existente entre oferta y
demanda requiere que la economía crezca sostenidamente a altas tasas durante
varios años consecutivos. Solo así se podrá elevar el nivel de ingreso de la
población y, por ende, la posibilidad de acceder a créditos para la adquisición
de viviendas a través del sistema bancario. Pero en el futuro inmediato, con
vista al 2025, no se vislumbra un cambio en la política económica del gobierno,
por lo que no es de esperar una mejoría importante en la economía.
En consecuencia, por un largo tiempo tendremos un mercado
inmobiliario en un estado de ralentizacion, es decir, "a paso de
morrocoy'", operando muy por debajo de su potencial y con un techo de
crecimiento bajo.
Seguiremos conversando para más contenido.
*Asesor Inmobiliario / Economista