Las
movilizaciones xenófobas e islamofóbicas sucedidas en el Reino Unido
recientemente incluyeron agresiones a inmigrantes y a ciudadanos británicos
herederos de fenotipos afrodescendientes, indios o paquistaníes. El disparador
de las movilizaciones convocadas por grupos de ultraderecha fue el asesinato de
tres niñas el último 29 de julio en la ciudad costera de Southport, vecina de
Liverpool, mientas participaban de una clase de danza. El acusado, un
afrodescendiente de 17 años, fue inmediatamente detenido e identificado como nacido,
criado y educado en Gales, pero las redes sociales asociadas a los grupos
difusores de odio se encargaron de propagar la información falsa de que el
criminal provenía de Siria y contaba con el estatus de migrante indocumentado.
Un año atrás, la enfermera Lucy Letby, de 33 años, fue condenada a cadena perpetua por asesinar con inyecciones a siete bebés en el Hospital Countess of Chester. Los crímenes se sucedieron entre junio de 2015 y junio de 2016, pero su difusión pública, enmarcada en el juicio finalizado en agosto de 2023, no produjo ataque callejero ni persecución alguna. Es que Letby –hoy en prisión– no era negra ni musulmana.
Los
disturbios racistas que se produjeron en Londres, Liverpool, Middlesbrough,
Birmingham y Bristol fueron convocados desde las redes sociales, especialmente
desde la plataforma propiedad de Elon Musk. Uno de los posteos difundidos por
el magnate sudafricano señalaba –en relación con unas imágenes vandálicas
reproducidas por el algoritmo que maneja– que “La guerra civil es inevitable”,
denunciando además que el gobierno laborista maneja un doble rasero policial,
hostigando a los ciudadanos blancos y generando acciones más permisivas hacia
los inmigrantes y descendientes de los territorios coloniales. Por último, Musk
amplificó un posteo en el que se señalaba que “Gran Bretaña se está
convirtiendo en la Unión Soviética”.
Los máximos
responsables de incentivar las prácticas de odio son los denominados
influencers: comunicadores amateurs que logran tener decenas o centenas de miles
de seguidores y que escapan a los controles que impiden la difusión de noticias
falsas. De hecho, la extrema derecha ha logrado instalar a estos comunicadores
–gracias a la manipulación de los algoritmos– en el centro de una operación
global destinada a radicalizar el lenguaje político y legitimar los ataques
contra toda posición democrática, de izquierda o progresista.
El
dispositivo instaurado por los CEOs de las plataformas más relevantes consta de
cuatro etapas, especialmente diseñadas para organizar públicos de homogeneidad
relativa (nacionales, regionales, generacionales y/o lingüísticos). Dichas
fases incluyen (a) el relevamiento del universo específico para detectar
potenciales referentes, aptos para convertirse en influencers, (b) su reclutamiento
a través de la monetización privilegiada y la entrega de soportes informáticos,
(c) su ampliación, replicación y publicidad garantizada, gracias a la
incorporación promocionada –o aparente– de miles de seguidores, (d) la
asociación con bots y net bots que automatizan la multiplicación de dichos
contenidos, y (e) la utilización de dichos posteos, por parte de las
corporaciones mediáticas que terminan apalancando dichos discursos al
instituirlos con aires de formalidad, seriedad y legitimidad, para hacer más
eficaces los contenidos de la ciberpolítica reaccionaria.
La operación
es global, pero tiene más capacidad de daño en las regiones donde las GAFAM son
más poderosas. El acrónimo GAFAM refiere a las letras iniciales de Google,
Apple, Facebook, Amazon y Microsoft que operan en la instauración de
influencers acordes a los intereses trasnacionales, financiaristas,
desreguladores, supremacistas, defensores de la lógica oligopólica y enemigos
de las soberanías nacionales y la multipolaridad.
En 2023 el
Reino Unido aprobó una normativa de ciberseguridad que incluye la prerrogativa
del Estado de exigir una rendición de cuentas por la desinformación y la
divulgación de los discursos de odio, focalizados en la actualidad
–prioritariamente– contra los islámicos y los descendientes de ciudadanos
provenientes de las antiguas colonias británicas. La economía del Reino Unido y
del G7 en su conjunto se encuentra atravesada por un sinuoso estancamiento
desde la crisis del 2008. Al mismo tiempo, se observa un incremento relativo
del poder comercial, tecnológico y militar del Sur Global, expresado por los
BRICS.
Un siglo
atrás, las burbujas especulativas generaron la Gran Depresión del ´30. Las
derechas de esa época necesitaron instituir enemigos internos y externos para
ocultar a los verdaderos responsables especulativos. La guerra y el genocidio
fueron su resultado. Los gitanos y los judíos de la etapa actual son los
migrantes pobres, los afrodescendientes y los asiáticos. Cien años atrás,
Joseph Goebbels asignaba los contenidos. Hoy son las GAFAM.
Tomado de Página
12 / Argentina.