Por Watfeh Salloum
Muchos historiadores consideran que enamorarse de Hama
es inevitable para cualquier visitante, pero hay un lugar cautivador y es el
histórico “Palacio Al-Azem”, que data de la época otomana y es considerado una
de las obras arqueológicas más destacadas de esta importante ciudad de Siria.
(SANA)
La ciudad siria de Hama apodada la “Ciudad de las Norias” o la
“Novia del Orontes”, se destaca por su impresionante y majestuosa arquitectura
que cautiva a los visitantes.
La
perfección arquitectónica de esta urbe se refleja en su casco antiguo, donde
abundan los monumentos y palacios.
Muchos
historiadores consideran que enamorarse de Hama es inevitable para cualquier
visitante, pero hay un lugar cautivador y es el histórico “Palacio Al-Azem”,
que data de la época otomana y es considerado una de las obras arqueológicas
más destacadas de la ciudad.
Historia de su construcción
Tres
sultanes otomanos participaron en la construcción de este complejo palaciego.
En el año 1740 d.C., el sultán Asaad Pasha Al-Azem ordenó la construcción del
palacio en el lugar más hermoso de la ciudad, a orillas del río Orontes.
Durante su gobierno, se construyó el Gran Salón o el “Salón Dorado” en el piso
superior.
Seis
años más tarde, el sultán Ahmed Muayyad Pasha completó la decoración de la
planta baja, creando un magnífico Iwan, una gran fuente de agua octogonal y
varias habitaciones a su alrededor, así como un baño privado en el palacio
(Hammam al-Muayadah), que lleva su nombre.
Cuando
Nasuh Pasha asumió el cargo de gobernador de Hama, construyó una sección
llamada (Salamlik) al norte del Gran Salón y la convirtió en su sede para
recibir a importantes dignatarios. También restauró algunas secciones del Salón
Dorado, que se transformó en el Haramlik, que es el lugar privado para las
mujeres del palacio y el séquito del sultán.
La era pos otomana
Durante
el mandato del presidente Shukri al-Quwatli, en 1956, la propiedad del palacio
pasó a la Dirección General de Antigüedades y Museos, y se convertido en museo
de tradiciones populares. Este museo cuenta con dos salas en su planta
superior; la primera incluye objetos que muestran las labores cotidianas en el
campo de Hama, como moler granos o hilar lana.
La
segunda habitación se llama según el dialecto local “jilwa de la novia”, que se
refiere a la mesa donde se adorna y se viste a la novia con el vestido de seda.
Salón Dorado, una arquitectura
única
Es la
parte más lujosa y emblemática de este complejo, que refleja el ingenio de los
diseñadores y arquitectos de esta obra. Tiene un área de 500 metros cuadrados,
e incluye la Cámara donde se desarrollan las ceremonias importantes.
Es un gran ejemplo de decoraciones arquitectónicas islámicas, reflejadas en los
diseños florales y geométricos en techos y paredes, sin par en la región.
Lo que
más llama la atención es su puerta principal, bordada con hilo árabe, además de
los espejos de cristal entrelazados simétricamente con la madera.
Fuente de agua que servía de
calendario
En el
centro del salón hay una fuente de agua con peculiaridad arquitectónica sin
par. Está hecha de mármol incrustado de piedras coloradas. En el centro hay una
hermosa columna compuesta de siete capas que representan los siete días de la
semana, y 53 fuentes de agua que representan las semanas del año musulmán.
Esta
fuente servía como un calendario diario y anual, e indicador de la
disponibilidad o falta de agua en los antiguos barrios de Hama, ya que el agua
brotaba de una de las capas de la fuente todos los días y llegaba a la sala a
través de canales de piedra alimentados por 6 ruedas hidráulicas.
Mediante
el funcionamiento de la fuente, el gobernador de la ciudad podía, sentado en su
trono, ver y saber a qué barrios llegaba el agua y a cuáles no, monitoreando el
desagüe ubicado en la cabecera de la fuente.
Este
sistema hídrico y arquitectónico no tiene comparación, excepto en el Palacio de
la Alhambra en Andalucía.
Otro
detalles distingue a este encantador y grandioso salón, y son las lámparas
elaboradas de cobre y yeso, así como los techos y paredes pintadas al estilo
Ajami, cada una de los cuales cuenta una historia, por ejemplo:
• La
imagen de los pájaros simbolizaba el número de habitantes del palacio.
• Las
decoraciones, dibujos y formas presentes en las habitaciones expresan una
filosofía religiosa y social, representada por símbolos, valores, sabiduría y
proverbios islámicos, incluyendo una pintura del manzano y escritos de los “Más
Bellos Nombres de Dios.”
• La
pintura del edificio alto simboliza la vida en este mundo.
Los
espejos en techos y paredes son prismas y reflectores que funcionaban como
cámaras de vigilancia en aquella época. El gobernador, sentado en la sala de
gobierno, podía ver el rostro del huésped que ingresaba al salón tan pronto
como cruzaba la puerta principal, y también podía observar lo que sucedía en
cada rincón del Salón Dorado.
El famoso árbol de malonio en
medio del patio del palacio
Es un
árbol único que fue un regalo de una mujer europea al gobernador de Hama (de la
familia Al-Azem) hace más de cien años. Fue plantado en el patio del Haramlik
en el palacio.
El árbol
tiene más de 129 años y solía florecer sólo 20 días al año, produciendo
delicadas flores blancas con un aroma fragante. Sin embargo, cuando una persona
huele su fragancia, la flor se ve afectada por su respiración (con dióxido de carbono),
convirtiéndose en una rosa negra y seca en un día.
Los
residentes de Hama amaban este árbol, por lo que tomaron ramas para plantarlo.
Ahora se encuentran árboles de este tipo en el nuevo Museo de Hama, en la calle
Alepo, así como en el Jardín Umm al-Hassan y en algunas de las casas antiguas
de Hama.
En
resumen, el palacio es una obra de arquitectura increíblemente equilibrada en
todos los sentidos, y es una joya máxima en Siria y el mundo.