Jim Cason y David Brooks,
corresponsales.
Washington y Nueva York. Decenas de miles participan en los mitines
electorales de la candidata presidencial Kamala Harris y su compañero de
fórmula Tim Walz y las encuestas más recientes indican un giro en las
tendencias, favoreciendo a los demócratas, todo lo cual les está dando nueva
vida al borde de la recta final de lo que ha sido una de las contiendas
nacionales más raras en décadas.
En sólo los 20 días desde que el presidente Joe Biden anunció que abandonaría su intento de relección, los demócratas han cambiado el terreno electoral de una derrota casi segura a una donde, mínimo, ya no están perdiendo e incluso en algunos estados claves van ganando por primera vez contra el candidato republicano y ex presidente Donald J. Trump.
“Por primera vez este año, la campaña de Trump está
tambaleándose y el Sr. Trump parece estar desconcertado”, reconoció el veterano
estratega político republicano Karl Rove en el Wall Street Journal.
“Hasta cometiendo muchos autogoles y desperdiciando tiempo de gran valor y no
remplazable en insultos, temas marginales y trivia. Todo eso mina su causa”.
Mientras tanto, la renovada campaña demócrata encabezada por
Harris goza de un periodo de “Luna de miel” que probablemente continuará
durante la Convención Nacional Demócrata programada en Chicago del 19 al 22 de
este mes.
Ante la avalancha de prensa positiva y por primera vez un
entusiasmo palpable en los eventos relacionados con la campaña demócrata
compartido por todo el abanico de las bases y aliados de ese partido, desde los
progresistas a centristas conservadores, está provocando nerviosismo por
primera vez entre las filas republicanas.
Trump realizó una conferencia de prensa en Florida la semana
pasada en donde intentó desviar la narrativa pública al repetir una serie de
ataques personales contra la vicepresidenta Harris, insistiendo que seguía
ganando. “Aún tengo la delantera sustancial en las encuestas, al frente en
varios estados claves”, reiteró el ex presidente este fin de semana, aunque eso
ya no es cierto.
Una nueva encuesta nacional de Marquette University revela
que Harris le está ganando a Trump por 6 puntos, 53 por ciento contra 47 por
ciento. El reconocido Cook Political Report, fuente clave para evaluar el
concurso electoral, trasladó a tres estados claves que previamente calificó
como “inclinándose republicano” de regreso a la categoría de “en juego”.
Mientras tanto, el sondeo más reciente del New York Times/Siena registró
que Harris está ganando en los estados claves de Michigan, Wisconsin y
Pensilvania por unos 4 puntos. Todos son indicadores de que los demócratas con
Harris al frente están logrando cambiar la dinámica de la contienda. Hasta
inicio de este mes, Trump había tenido la ventaja en casi todas las encuestas
nacionales y en los estados claves que determinaran la elección presidencial.
Para Harris y Walz, el reto es consolidar estas tendencias en
los 90 días que quedan de esta contienda (las campañas en Estados Unidos son
larguísimas comparadas a otros países, a veces de más de un año), y todos
tienen consejos de como lograrlo. Nate Cohen, el encuestador respetado,
escribió esta semana que “con los demócratas unificados y con nueva energía
otra vez, la tarea central de la campaña de Harris a lo largo de las próximas
semanas es construir una imagen política duradera que la proteja de los ataques
predecibles sobre la frontera, crimen y sus posiciones anteriores más a la
izquierda sobre los temas”.
Según ese consejo, el cual es ampliamente compartido por una
buena parte de los llamados expertos en Washington, los demócratas tienen que
girar hacia posiciones más conservadoras para poder atraer los llamados
votantes “independientes” (no registrados con uno de los dos partidos
nacionales) quienes de otra manera podrían decidir no votar o votar por Trump.
La clase política profesional ofrece variaciones sobre como Harris necesita
demostrar que será “firme” sobre temas como la seguridad pública y el crimen
-tal vez al subrayar su experiencia como procuradora estatal del California-, y
también programar algún evento en la frontera para responder al ataque central
de Trump sobre que ella y su partido favorecen una “frontera abierta”. De
hecho, ella ya empezó a repetir la misma línea que empleó su jefe Biden de que
se requiere tanto una “frontera segura” como una reforma migratoria integral.
Pero lo que Harris ha logrado hacer de manera efectiva hasta
ahora es inyectar nuevo entusiasmo a bases del Partido Demócrata que estaban
desencantadas e irritadas con la cada vez más anémica campaña de Biden, sus
frágiles apariciones en público, su respuesta a los republicanos adoptando
posiciones conservadoras sobre el control fronterizo y la inmigración, y su
férreo apoyo a la guerra de Israel en Gaza.
Con el nombramiento de Tim Walz como su candidato a la
vicepresidencia, Harris ha nutrido el nuevo entusiasmo de las corrientes
liberales y progresistas de su partido -Walz, como gobernador de Minnesota, ha
defendido derechos laborales, derechos civiles y de la comunidad gay, la
educación pública, una agenda ambientalista, y es uno de los pocos políticos
que tiene cero inversiones en Wall Street-, pero ella sigue siendo presionada
no solo por la cúpula conservadora del partido, sino por esas bases
progresistas.
Su discurso recientes en Michigan fue interrumpido varias
veces por manifestantes coreando “Kamala, no te puedes esconder, te acusamos de
genocidio”. Ella contestó que esos manifestantes podrían acabar ayudando a
elegir a Trump y una mayoría de sus simpatizantes corearon consignas pro Harris
para callarlos. Pero si Harris va a recuperar y movilizar al voto joven, y
triunfar en estados como Michigan, sus posiciones sobre el hasta ahora apoyo
incondicional de Israel dañarán su campaña.
Abdulla Hammoud, el alcalde de la ciudad de Dearborn en
Michigan, escribió en X que los manifestantes están expresando “el dolor de un
pueblo, de los que se sienten deshumanizados y en ese momento había una
oportunidad para reconocer la enajenación que muchos votantes sienten, no sólo
en Michigan, son a través del país, en torno a ese genocidio. Tengo la
esperanza de que habrá una oportunidad para un dialogo constructivo”. De hecho,
los manifestantes hablaron brevemente con la vicepresidenta, quien se
comprometió a reunirse con ellos.
Otro desafío para Harris es cómo abordará el tema de la
inmigración y la frontera con México que ha sido colocado como un eje del
debate electoral nacional por su contrincante Trump, y algo que casi todos los
días reitera el republicano.
Pero por ahora, ésta es ahora una nueva contienda y no es
poco decir que por primera vez en meses, Trump ya no está ganando.
Tomado de La Jornada / México.
Imagen: AFP