Washington. Un
hombre de Massachusetts recuperó la voz después de que un equipo de cirujanos
le extirpó la laringe a causa de un cáncer y, en un procedimiento innovador, la
sustituyó con otra donada.
Los trasplantes de laringe son
extremadamente raros y normalmente no son una opción para quienes tienen cáncer
activo. Marty Kedian es apenas la tercera persona en Estados Unidos que se
somete a esta cirugía. Los otros dos se realizaron hace años en pacientes que
tenían lesiones, y se encuentran entre un reducido número de operaciones de
este tipo realizadas en todo el mundo.
Los cirujanos de la clínica Mayo de Arizona ofrecieron a Kedian el trasplante como parte de un nuevo ensayo clínico destinado a ofrecer esta operación a más enfermos, incluidos algunos con cáncer (la forma más común de perder la laringe).
La gente necesita conservar su voz,
dijo Kedian a Ap, cuatro meses después de su trasplante, aún ronco pero capaz
de mantener una conversación de una hora. Quiero que se sepa que esto se
puede hacer.
Se emocionó al recordar la primera
vez que llamó por teléfono a su madre, después de la operación y ella pudo
oírme... Eso era importante para mí, hablar con ella.
Estudio reducido
El estudio es reducido: sólo se
inscribirán nueve personas más. Pero mediante este estudio los científicos
pueden aprender cuáles son las mejores prácticas para estos complejos
trasplantes, de modo que algún día puedan ofrecerse a más personas que no
pueden respirar, deglutir o hablar por sí mismas a causa de una laringe dañada
o extirpada quirúrgicamente.
Los pacientes se convierten en
reclusos y se aíslan del resto del mundo, manifestó el doctor David Lott,
catedrático de cirugía de cabeza y cuello de la clínica Mayo en Phoenix. “Mis
pacientes me dicen: ‘Sí, puede que esté vivo, pero en realidad no vivo’”,
señaló Lott, explicando por qué inició el estudio.
El equipo médico dio a conocer los
resultados preliminares de la cirugía el martes en la revista Mayo
Clinic Proceedings.
La laringe es el instrumento con el
que el humano genera la voz, pero también es vital para respirar y deglutir.
Las piezas de tejido muscular denominadas cuerdas vocales se abren para
permitir que el aire entre en los pulmones, se cierran para evitar que la
comida o la bebida se desvíen y vibran cuando el aire las empuja para producir
el habla.
Los dos primeros pacientes que se
sometieron a un trasplante de laringe en Estados Unidos –uno en la Clínica
Cleveland en 1998 y otro en la Universidad de California en Davis, en 2010–
habían perdido la voz a causa de lesiones, uno a raíz de un accidente de moto y
el otro tras sufrir daños por un respirador de hospital. Pero el cáncer es el
principal motivo.
Fármacos antirrechazo
La Sociedad Estadunidense para el
Cáncer calcula que más de 12 mil 600 personas este año serán diagnosticadas con
algún tipo de cáncer de laringe. Aunque en la actualidad muchos se someten a
tratamientos para preservar la voz, a miles de personas se les ha extirpado
completamente, respiran a través de lo que se denomina tubo de traqueotomía en
el cuello y tienen dificultades para comunicarse.
Aunque los primeros receptores de
trasplante de laringe en Estados Unidos consiguieron hablar casi con
normalidad, los médicos no han favorecido estos trasplantes. Esto se debe en
parte a que las personas pueden sobrevivir sin laringe, mientras los fármacos
antirrechazo (que deben tomar después de la cirugía) suprimen el sistema
inmunitario, lo cual podría desencadenar tumores nuevos o recurrentes.
Queremos traspasar esos límites,
pero hacerlo de la forma más segura y ética posible, afirma Lott.
Los especialistas en cabeza y
cuello afirman que el ensayo de la clínica Mayo es clave para ayudar a que los
trasplantes de laringe se conviertan en una opción viable.
No es un caso aislado, sino una
oportunidad para aprender por fin de un paciente antes de operar al siguiente,
indicó el doctor Marshall Strome, quien dirigió el trasplante de 1998 en
Cleveland.
Este primer intento en un paciente
con cáncer es el siguiente paso importante, afirmó.
Se están estudiando otras opciones,
señaló el doctor Peter Belafsky, de UC Davis, quien ayudó a realizar el
trasplante de 2010. Sus pacientes con alto riesgo de pérdida de laringe graban
su voz en previsión de dispositivos del habla de próxima generación que suenen
como ellos.
Sin embargo, Belafsky afirma
que aún hay posibilidades de que los trasplantes de laringe se
generalicen, al tiempo que advierte que probablemente se necesiten más años de
investigación. Uno de los obstáculos ha sido conseguir que los nervios vuelvan
a crecer lo suficiente como para respirar sin un tubo endotraqueal.
A Kedian le diagnosticaron un
extraño cáncer de cartílago laríngeo hace una década. Se sometió a más de 12
operaciones y acabó necesitando un tubo endotraqueal. Tuvo que jubilarse por
invalidez.
Sin embargo, el otrora sociable
Kedian, conocido por sus largas conversaciones con desconocidos, no permitió
que los médicos le extirparan toda la laringe para curar el cáncer. Deseaba
desesperadamente leer cuentos a su nieta con su propia voz, en vez de recurrir
a lo que él llamaba aparatos robóticos.
Entonces Gina, la esposa de Kedian,
encontró el estudio de la clínica Mayo. Lott decidió que era un buen candidato
porque su cáncer no era de crecimiento rápido y, lo que era especialmente
importante, Kedian ya estaba tomando fármacos antirrechazo a causa de un
trasplante de riñón anterior.
Se tardó 10 meses en encontrar un
donante fallecido con una laringe sana y del tamaño adecuado.
El 29 de febrero, seis cirujanos lo
operaron durante 21 horas. Tras extirpar la laringe cancerosa de Kedian, le trasplantaron
la donada y los tejidos adyacentes necesarios –glándulas tiroides y
paratiroides, faringe y la parte superior de la tráquea–, así como los
diminutos vasos sanguíneos que los irrigaban. Por último, mediante nuevas
técnicas microquirúrgicas, conectaron nervios esenciales para que Kedian
sintiera cuándo tenía que deglutir y moviera las cuerdas vocales.
Unas tres semanas después, Kedian
dijo hola. Pronto volvió a aprender a deglutir, pasando del puré de
manzana a los macarrones con queso y las hamburguesas. Pudo saludar a su nieta
Charlotte por video, como parte de sus tareas para seguir hablando.
Cada día va mejor, expuso Kedian.
Su traqueotomía seguirá en su sitio al menos unos meses más, pero “me estoy
esforzando para avanzar más rápido porque quiero que me quiten estos tubos,
volver a una vida ‘normal’”.
Y tal como le había asegurado Lott,
Kedian conservó su querido acento de Boston.
AP- Tomado de La Jornada / México.