La cofundadora de la organización de
derechos humanos murió sin saber qué pasó con su hijo, Carlos Gustavo Cortiñas,
detenido en Argentina en 1977.
"Ustedes nos ven sonreír, vamos
a las movilizaciones con la alegría de la lucha, pero extrañamos a nuestros hijos
todos los días", dijo Cortiñas alguna vez.
Nora
Cortiñas, cofundadora de la asociación de derechos humanos Madres de
Plaza de Mayo y uno de los emblemas de la lucha contra la
última dictadura militar
en Argentina (1977-1983),
murió este jueves (30.05.2024) a 94 años, según informó su familia.
"Nos
queda el orgullo de haber compartido su vida, su impronta y su enseñanza
dejarán en su familia y en la sociedad una huella imborrable", publicaron
sus familiares para informar sobre su fallecimiento, que tuvo lugar tras varios
días de hospitalización.
El hijo de Norita -como se la conocía cariñosamente- Carlos Gustavo Cortiñas, fue detenido el 15 de abril de 1977 y ella, incansable luchadora en primera línea de la organización de derechos humanos (ahora desde la denominada Línea Fundadora), nunca conoció su paradero.
Gustavo
estaba por cumplir 25 años, era militante de la Juventud Peronista en
un barrio pobre de Buenos Aires y trabajaba en el instituto de estadísticas
INDEC, cuando fue secuestrado por un grupo militar. Es una de las 30.000
personas desaparecidas que, según organizaciones de derechos humanos, dejó la
dictadura en Argentina.
Así, esta
mujer menuda y enérgica nacida el 22 de marzo de 1930, madre de dos hijos y
psicóloga social de profesión, comenzó a trabajar en lo que se convertiría en
la mundialmente reconocida organización Madres de Plaza de Mayo,
siendo una de sus principales abanderadas.
Salvo por
sus viajes para difundir su lucha por el mundo, por más de cuatro décadas Norita nunca
faltó a las marchas de los jueves alrededor de la Pirámide de la Plaza
de Mayo. Pese a su avanzada edad, aún pudo vérsela en el lugar hasta
comienzos de mayo de 2024,cuando marchó por última vez.
Aunque
nunca pudo saber qué pasó con su hijo, sus reclamos contra los militares la
llevaron a protestar frente a la Casa Rosada (sede del Ejecutivo),
donde inspiró a personas afectadas por la dictadura. Una de sus peticiones -que
nunca fueron contestadas- fue la apertura de todos los archivos de la
represión.
Su figura
fue tan emblemática que, incluso, inspiró a un equipo de fútbol -deporte al que
era aficionada-, el Norita Fútbol Club, integrado por mujeres y
dirigido por Gloria Argentina 'Betty' García, pionera del balompié femenino en
el país suramericano.
La
organización Abuelas de Plaza de Mayo expresó su
"profundo dolor" en un mensaje publicado en la red social X
(antes Twitter), al igual que el expresidente Alberto Fernández
(2019-2023), quien aseguró que se fue "un símbolo incansable de la lucha
por los derechos humanos en Argentina", al tiempo que "su legado y
valentía" seguirán inspirando a todas las personas.
La solidaridad de Norita
Impulsiva,
incansable, divertida, a lo largo de más de 40 años Nora Cortiñas sumó a su
lucha las denuncias de todo lo que ella consideraba injusticias e inequidades
en el mundo. De contextura pequeña, ágil y vehemente, se la veía llegar a los
lugares más recónditos de Argentina con su emblemático pañuelo blanco en la
cabeza para acompañar los reclamos de pueblos originarios, de trabajadores
despedidos o de víctimas de violencia institucional, y darles visibilidad con
su sola presencia.
"La
lucha primero es por la desaparición de un hijo, que es como que te amputan. Te
sacan un brazo del cuerpo. Te dejan sangrando por la herida y no tiene cura. La
reparación sirve para calmar la herida, nada más", decía Cortiñas a los 88
años. Explicaba que, con el tiempo, "empezamos a entender también que la
reivindicación de la lucha de nuestros hijos e hijas era lo que iba a lograr
que haya justicia. Y nosotras defendíamos los ideales de ellos y lo seguimos
haciendo hasta el día de hoy".
"A
muchos políticos, a la Iglesia, a los militares, al campo de los que tienen
historia vivida de complicidades, no les gusta nuestra reivindicación",
sintetizaba esta mujer, crítica de todos los gobiernos.
En 2018,
cuando estalló en Argentina la lucha feminista con el reclamo por la legalización
del aborto y contra la violencia de género, agregó esa reivindicación y sumó su
característico pañuelo verde a su vestimenta. Pero siempre volvía a su hijo
desaparecido: "Ustedes nos ven sonreír, vamos a las movilizaciones con la
alegría de la lucha, pero extrañamos a nuestros hijos todos los días",
afirmó.
ama (efe,
afp) Tomado de D.W. / Alemania.