Considerado uno de los políticos más influyentes en el país,
el expresidente se expone a una pena de entre seis y doce años por una denuncia
judicial que se volvió en su contra.
Álvaro
Uribe se convirtió el viernes (17.05.2024) en el primer
expresidente de Colombia en enfrentar un juicio penal, con la
primera audiencia de un caso en el que es acusado de sobornar a
testigos para que guardaran silencio sobre su presunta relación con grupos
paramilitares.
Desde su residencia en el noroeste del país, el exgobernante (2002-2010) defendió su inocencia y se dijo víctima de complot. "Repito a mis compatriotas que jamás he engañado a la Justicia", aseguró Uribe ante medios, poco antes de asistir a la audiencia virtual.
Al inicio de la diligencia, la
jueza Sandra Heredia afirmó haber recibido un escrito en el que la Fiscalía
acusa a Uribe de haber puesto en marcha un plan para influir en los testimonios
judiciales de integrantes de los escuadrones de ultraderecha que cometieron
cientos de masacres a finales del siglo XX.
Aunque el escrito de la Fiscalía no
ha sido divulgado al público, partes de este -filtradas por la prensa- dan
cuenta de cómo el expresidente habría usado emisarios para "entregar y/o
prometer dinero" a paramilitares presos a cambio de "falsear"
sus versiones sobre la supuesta relación que tenía con estos grupos armados.
Considerado uno de los políticos
más influyentes en Colombia, Uribe, de 71 años, se expone a una pena de entre
seis y doce años por una denuncia judicial que lanzó y se volvió en su contra.
En 2012, el entonces senador presentó una denuncia contra el congresista de
izquierda Iván
Cepeda, al que acusó de buscar testimonios falsos para vincularlo con
los paramilitares que libraron una guerra feroz contra las guerrillas de
izquierda entre los años 1990 y comienzos de 2000.
Sin embargo, la Corte Suprema de
Justicia no sólo se abstuvo de enjuiciar a Cepeda, sino que comenzó a
investigar al expresidente en 2018 por sospechas de que fue Uribe quien en realidad
trató de manipular testigos. Durante su mandato, Uribe gozó de una inmensa
popularidad por la política de mano dura con la que su Gobierno debilitó a las
guerrillas.
Tomado de D.W. / Alemania. Imagen: Cristian
Bayona/UIG/IMAGO