Cada día
surgen nuevas y robustas denuncias de corrupción contra el
desequilibrado ultraderechista Jair Bolsonaro, que presidió Brasil entre
2019 y 2022.
A esta altura,
queda claro que además de haber sido el peor presidente de la historia de la
República, ha sido también el más corrupto.
El teniente
coronel Mauro Cid, quien fue su auxiliar más directo y que
está preso desde el pasado mayo, se transformó en la más rica fuente
de denuncias. Por descuido o por certeza de impunidad, Cid dejó registrado en
su celular una infinidad de diálogos y mensajes relacionados a intentos de
golpe, envío de dinero y pago de gastos de Michelle, la esposa del exmandatario
y de la pandilla familiar, en un resumen escandaloso de actitudes ilegales. Y
la Policía Federal asegura que están lejos de concluir las investigaciones
relacionadas a Cid.
La Justicia Electoral ya sancionó al ultraderechista, que no podrá presentarse a ningún puesto electoral hasta 2030.
Son cada día más fuertes las expectativas no sólo de juristas y
políticos, también del mismo Bolsonaro, relacionadas
a su prisión.
Y, sin
embargo, él sigue con fuerza junto a parte importante del electorado brasileño.
Se da por
seguro que el año que viene será un fuerte captador de votos para
candidatos derechistas y ultraderechistas en las elecciones municipales por
todo el país.
Una clarísima
muestra de esa popularidad se reveló en el grueso volumen de dinero donado a
él.
Para
enfrentar una serie de multas que, acumuladas, resultaron en
un valor significativo – un millón de reales, unos 200 mil dólares –
Bolsonaro pidió una “donación voluntaria” a sus seguidores.
Las multas
son resultado de haber violado, durante la pandemia, las medidas de
aislamiento y seguridad impuestas por alcaldes y gobernadores. Como se
recuerda, el entonces presidente violó todas las recomendaciones, no obedeció
ninguna ley, defendió medicamentos que además de ineficaces producían efectos
colaterales peligrosos, haciéndose responsable directo – junto a los cómplices
que distribuyó por el ministerio de Salud – por al menos la mitad de los
700 mil brasileños muertos por Covid.
Bueno: para
hacer frente a la multa de los 200 mil dólares, poco menos de 800 mil
brasileños donaron un total escandaloso total de unos 3 millones 400
mil dólares al ultraderechista.
Detalle
ejemplar de como es Bolsonaro: puso el dineral en aplicaciones en el mercado
financiero, y todavía no pagó la multa.
El pasado
viernes se supo, siempre a través del celular de su ex auxiliar de total
confianza, que Cid intentó vender un exclusivo reloj Rolex con incrustaciones de
diamantes que Bolsonaro recibió como regalo del gobierno de Arabia Saudita.
Empezó
pidiendo el valor de mercado – unos 60 mil dólares – y luego de no lograr ser
atendido, bajó para doce mil. Todavía no se sabe el final de la historia que,
sumada a tantas otras, muestra hasta qué punto Jair Bolsonaro fue corrupto.
Y pese a
todo, vale reiterar: él sigue contando con respaldo de parte sustancial
de los brasileños.
Queda claro
que, como con mucha razón dijo Lula da Silva, ha sido posible derrotar a
Bolsonaro, pero no a los “bolsonaristas”.
Esa
ultraderecha ignorante estaba oculta, y empezó a salir a la luz cuando la
presidenta Dilma Rousseff fue apartada del cargo mediante un golpe blando. Esa
extrema derecha ganó fuerza primero con el golpista Michel Temer, que la
sucedió, para luego alzar vuelo con Bolsonaro.
Y sobran
claros indicios de que esa corriente tiene aliento para mucho tiempo más.
Tomado de Página
12 / Argentina.