La
muerte infantil en los naufragios sube a 11 víctimas por semana tratando de
llegar desde África a Europa.
Las noticias sobre los desaparecidos
en el Mediterráneo son cada día más alarmantes. No sólo por una de las últimas
y peores tragedias, la
ocurrida en junio cerca de Pylos en Grecia donde se hundió una barcaza y
murieron al menos 600 inmigrantes: ahora la UNICEF --Fondo de Naciones Unidas
para la Infancia-- informó cifras terribles sobre la desaparición de niños en
el mar. Al menos 11 niños y niñas mueren cada semana al intentar cruzar
el mar que separa África de Europa.
Se calcula que en 2023 fueron al menos 289 los niños que murieron ahogados sobre un total aproximado de 11.600 que intentaron escapar de dramáticas situaciones en sus países. Pero las cifras son aproximadas porque no siempre se pueden recuperar los restos de todos los ahogados en el mar. Buena parte de esos niños viajaban solos o separados de sus padres, precisó un comunicado de Unicef.
Esto teniendo presente que entre
enero y el 9 de julio de 2023 llegaron a Europa 90.605 personas por mar, la
mayoría (69.599) a través de la ruta del Mediterráneo Central, es decir desde
Libia o Túnez a Italia, según datos de ACNUR ( Alto Comisionado de las
Naciones Unidas para los Refugiados).
El Mediterráneo es una tumba
Otro dato que difundió Unicef es que
se estima que desde 2018, alrededor de 1.500 niños y niñas han muerto o
desaparecido mientras trataban de atravesar el Mediterráneo Central. Pero
ahora hay también otras rutas que los traficantes practican, como han
demostrado las recientes tragedias de migrantes ahogados en Pylos y en la islas
Canarias españolas que están en el Atlántico, cerca de Marruecos.
Se trata de niños y adultos que
escapan de sus países por persecuciones, guerras o pobreza, pagando cifras que
a veces superan los 1.500 euros a los traficantes de personas que los amontonan
en barcazas inseguras y los abandonan a un cierto punto en el mar. Las barcazas
a menudo se hunden por razones climáticas o simplemente porque estaban
demasiado llenas y en pésimas condiciones.
Las naves de organizaciones
internacionales como Open Arms, Geo Barents y Humanity1 han salvado miles de
migrantes en el mar. Y también la Guardia Costera Italiana aunque con límites
impuestos por el gobierno. Pero esto no basta para terminar con el problema.
La seguridad a garantizar
“En un intento por encontrar
seguridad, reunirse con la familia y buscar un futuro más esperanzador, un gran
número de niños y niñas se embarcan en las costas del Mediterráneo solo para
perder la vida o desaparecer en el camino”, ha declarado Catherine Russell, Directora
Ejecutiva de UNICEF. Y agregó que “esta es una clara señal de que se deben
tomar más medidas a fin de establecer vías seguras y legales para que los niños
y niñas accedan a servicios de asilo, al tiempo que se refuerzan las
operaciones para rescatar vidas en el mar. En última instancia, hay que hacer
mucho más para abordar las causas profundas que fuerzan a los niños a arriesgar
sus vidas en primer lugar”.
Unicef calcula que desde enero de
2023, 11.600 niños y niñas (una media de 428 por semana) han llegado a las
costas de Italia. Esto es más del doble de los niños y niñas llegados en 2022. La
mayoría parten de Libia y de Túnez, donde están buena parte de los traficantes.
Pero para llegar allí, muchos de ellos tuvieron que pagar a otros traficantes
para que los trasladaran en camiones desde los países subsaharianos donde
vivían.
Unicef precisó también que en los
primeros tres meses de 2023, unos 3.300 niños fueron registrados al llegar a
Europa. Y no estaban acompañados por ningún familiar, lo que
complica además la situación de los niños durante los viajes. Especialmente las
niñas pueden sufrir violencias de todo tipo. Y a esto se agrega “la escasez de
vías que tienen para desplazarse con seguridad, la falta de acceso a la
protección en los países por los que transitan y la insuficiencia y lentitud de
las operaciones de búsqueda y rescate”, indicó Unicef.
Qué se puede hacer
Unicef pide a los gobiernos, en
relación a las obligaciones derivadas del derecho internacional y la Convención
sobre los Derechos del Niño, que se proteja a los niños que llegan como
migrantes escapando de peligros y en busca de una vida mejor.
Unicef propone que los gobiernos
ofrezcan “vías seguras y legales para que los niños y niñas emigren y soliciten
asilo, incluida la ampliación de los casos de reunificación familiar”. Y que se
“refuerce la coordinación de las operaciones de salvamento en el mar,
gestionando un desembarco rápido en lugares seguros”.
El desembarco en “lugares seguros” de
los migrantes ha sido un tema muy discutido en Italia, que
hace unos años bloqueó algunas naves de organizaciones humanitarias que
intentaban ayudar y pagó ciertas cifras a la Guardia Costera de Libia para que
devolviera a tierra a los migrantes detectados en el mar. Pero algunas
organizaciones internacionales pudieron comprobar que la gente devuelta a Libia
era luego encerrada en una suerte de cárceles o campos de concentración donde
eran obligados a todo tipo de violencias y trabajos forzados, y se llamaba a
sus familiares en los países de origen para que pagaran más dinero a los
traficantes si querían salvarlos.
Un pacto europeo de inmigración
Unicef también pide que los gobiernos
refuercen los sistemas nacionales de protección de la infancia para evitar
explotaciones y violencias sobre ellos, que los niños tengan la posibilidad de
ser informados sobre los peligros de cruzar por vía marítima y que los que
llegan a otros países, tengan acceso a la sanidad y al aprendizaje, ya sean
refugiados o migrantes.
Y por último Unicef puso el
acento en un tema que está provocando una larga discusión en el Parlamento
Europeo y que todavía no logra su aprobación: el Pacto de la Unión Europea
sobre Migración y Asilo. Unicef solicita que todo lo requerido para los niños
migrantes, sea también incluido en ese Pacto. Y sobre esto habrá que
esperar, porque existe una durísima oposición de parte de los gobiernos de
extrema derecha de Polonia y Hungría.
Página 12 / Argentina. Imagen:
EFE