Ahora James Hansen publica un nuevo
informe climático demoledor
El calentamiento global está empujando al planeta hacia un escenario desconocido. Los registros de anomalías de temperaturas se disparan como no lo habían hecho nunca y las previsiones más moderadas para los próximos años ya no sirven, se han quedado cortas. Incendios devastadores en Grecia, Italia, Canadá, temperaturas récord en todo el mundo, desde China y sus 52,2 °C, hasta los inevitables 55 °C del Valle de la Muerte en California donde una larga cola de turistas llegaban para hacerse una foto de recuerdo o, más bien, una foto de la vergüenza. “Estamos en esta situación porque somos unos malditos idiotas”, exclama James Hansen durante la presentación de un nuevo informe climático que no augura nada bueno.
Aunque el nombre de James
Hansen no es demasiado conocido para el público general, su
intensa labor durante las últimas cuatro décadas informando y concienciando
sobre el enorme desafío que representa el cambio climático debería colocarle
bien alto en los libros de texto. Han pasado ya 35 años desde aquel lejano 1988
en el que se presentó ante el Congreso de los Estados Unidos para realizar
un testimonio
histórico basado en los datos obtenidos en colaboración con
la NASA desde finales de la década de los años de 1950. Junto
con Carl Sagan que ya había prestado testimonio en 1985, Hansen fue
uno de los primeros científicos que se plantó frente a los representantes
políticos para explicarles lo que estaba ocurriendo, y lo que vendría si no se
tomaban medidas efectivas. En el estudio publicado junto con el Instituto
Goddard aparecían frases premonitorias y bien claras: “El efecto
invernadero comenzará a ser claramente identificable en la década de 1990. Se
prevé que el calentamiento global en los próximos años alcance y mantenga un
nivel de al menos tres desviaciones estándar por encima de la climatología de
la década de 1950”.
Unos años más tarde, ya en 2007, Hansen volvió a ser portada
de los medios de comunicación por un nuevo artículo científico en el que fijaba una marca
de 350 partes de CO2 por millón en la atmósfera como límite seguro, afirmando
en aquel año que ese punto ya se había superado con unos preocupantes 392 ppm.
El tiempo pasó y llegamos a 2013 donde un nuevo estudio en
PLOS ONE alertaba de la acelerada llegada de un “cambio climático peligroso” y advirtiendo de que los
objetivos de la ONU no eran realistas y se quedaban cortos. Por aquel entonces
Hansen decía que “incluso si se cumpliesen los objetivos fijados por el IPCC
para mantenernos por debajo de los 2 °C de incremento global de las
temperaturas, los daños serían inaceptables.”
Y así llegamos a nuestros días. Llegamos al ardiente verano
de 2023, en el que las temperaturas del Atlántico Norte destrozan cualquier
marca conocida. Llegamos a 2023, el año que bate récords y que, a buen seguro,
se convertirá en el año más caluroso desde que existen registros… y Hansen
vuelve a publicar un estudio científico. Después de casi cuarenta
años ofreciendo datos y escenarios climáticos que se superan cada año que pasa,
el nuevo estudio es demoledor. Efectivamente, “somos unos malditos idiotas,
tenemos que probarlo para creerlo”, explica Hansen para añadir lo más inquietante:
“lo peor aún está por llegar”. Nos
aproximamos a una nueva frontera. Las supertormentas que ahora
asolan e inundan el sur de Italia o la India serán las tormentas normales que
vivirán nuestros hijos y nietos. Las olas de calor que ocurrían una vez cada
siglo, ahora se producirán una vez cada cinco años. Estamos viviendo
los años más frescos del futuro. Los escenarios para las dos
próximas décadas son vertiginosos y Hansen, nuevamente,
insiste: lo peor está por venir, debemos reducir las emisiones de gases de
efecto invernadero de manera eficaz y urgente.
Tomado de Yahoo en español.
En la imagen, James Hansen, físico y
climatólogo en el Departamento de Ciencias Terrestres y Ambientales de la
Universidad de Columbia