Gabriel González Zorrilla
Europa debe poder aprender de Latinoamérica, opina el
encargado para América Latina del partido alemán Los Verdes, en entrevista con
DW. Max Lucks acaba de regresar de un viaje por Perú y Colombia.
Tras su visita a Perúy Colombia, a fines del mes pasado, el
portavoz de política exterior para Latinoamérica del partido alemán Los Verdes
en el Parlamento alemán, Max Lucks, subraya en entrevista con DW la necesidad
de fortalecer las relaciones entre Europa y América Latina.
DW: Recientemente ha visitado dos países
latinoamericanos, Perú y Colombia. ¿Por qué estos dos países en particular?
¿Cuáles eran sus prioridades?
Max Lucks: Estuve en Perú y en Colombia porque, en mi opinión, se está prestando muy poca atención desde la perspectiva de la política exterior a diversos aspectos en esos países. En Perú, en particular, estamos viviendo realmente una crisis de la democracia, y el gobierno de transición de la presidenta Dina Boluarte está intentando recortar los valores democráticos básicos. Y en Colombia, hemos logrado mucho en materia de política exterior en los últimos meses. Pero, para mí, aún quedan preguntas sin respuesta. Preguntas como qué papel puede desempeñar Alemania en los nuevos procesos de paz, y qué pueden tal vez aprender Alemania y Europa de esos procesos de paz en la situación actual. De ahí mi visita a esos dos países.
En Perú no se vislumbra aún el final de la crisis
política. La población rural más pobre, cada vez más indignada, exige nuevas
elecciones y una nueva Constitución. ¿Con quién ha hablado? ¿Cuál es su
impresión sobre el estado de ánimo en el país?
Por supuesto, me reuní con
representantes de la sociedad civil, con organizaciones de derechos humanos,
pero también con parlamentarios, tanto parlamentarios en oposición al actual
gobierno de transición, como también con representantes que apoyan al gobierno.
Mi impresión es que, aunque se está señalando la voluntad de asumir las
violaciones masivas de derechos humanos ocurridas a principios de año, no hay
medidas realmente concretas para hacerlo. Se simula una evaluación, pero no se
lleva a cabo en absoluto. Para mí es un misterio cómo la presidenta Dina
Boluarte, que como jefa del ejecutivo tiene la responsabilidad política, puede
seguir en el cargo.
Últimamente, el interés de Alemania parece dirigirse
más hacia Colombia, especialmente por razones de política energética. ¿Cómo
valora la gran demanda alemana de carbón colombiano y el apoyo expresado, al
mismo tiempo, a la política climática del presidente Petro? ¿No está Berlín
enviando señales contradictorias?
Creo que es coherente que hayamos
concluido una asociación climática y
energética con Colombia, porque esta asociación también
significa que Colombia obtiene una salida de la extracción de materias primas
fósiles. Una cooperación con Colombia que produzca hidrógeno verde no solo
llevará a la creación de energía sostenible con energías renovables allí, que
se exportará a Alemania, sino que parte de esta energía también se quedará en
Colombia. Esto es, en mi opinión, una ganancia increíble, y es también,
francamente, lo que tenemos que ofrecer si queremos convencer a otros países de
que luchen con nosotros contra la crisis climática.
En estos días, tras un largo paréntesis, se han
reunido en Bruselas los jefes de Estado y de Gobierno de la UE y de la CELAC.
¿Existe un verdadero interés renovado de Europa por América Latina o solo
asistimos a un cortejo efímero con el telón de fondo de la guerra de Ucrania y
sus consecuencias económicas?
Hay un gran interés en América
Latina porque, creo que en Europa se han dado cuenta de lo aislados que
están a la hora de defender un orden basado en el derecho internacional y las
normas en el mundo. A Occidente le interesa ampliar la cooperación existente en
América Latina. Pero también necesitamos una nueva forma de empatía hacia esos
países. Empatía no es simplemente ir a Brasil y pedir el envió de armas.
Empatía es aceptar que un país como Colombia no entiende que se entreguen
bombas de racimo a Ucrania. Y a pesar de todo el apoyo a Ucrania que defiendo,
creo que sería un paso inmensamente importante que Europa fuera aún más lejos
en su asociación, es decir, que estuviera dispuesta a dejar que los países de
América Latina y el Caribe le sirvieran de espejo crítico para aprender de
ellos.
La empatía es especialmente importante en las
relaciones interpersonales. ¿Ha tenido alguna experiencia o encuentro en su
viaje que le haya conmovido profundamente?
En Colombia visité la comunidad de
paz de San José de Apartadó. Allí conocí a una señora mayor, María. Tuvo nueve
hijos, y seis de ellos murieron en el conflicto armado de Colombia. Y, sin
embargo, la percibí como a una mujer increíblemente fuerte y llena de
vitalidad. Me habló de la fuerza y la energía que invierte en el trabajo por la
memoria y la paz. Y eso, en un lugar rodeado de conflictos violentos. Por un
lado, esto me demostró que el proceso de paz en Colombia no es, por supuesto,
perfecto, pero conocer a una persona tan inspiradora también me dio esperanza.
La política exterior es, sobre todo, un asunto abstracto que tiene lugar en
algún lugar lejano. Pero cuando conoces a una persona tan impresionante, te das
cuenta de que puedes marcar la diferencia con la política exterior.
(cp) Tomado de DW / Alemania.