Carolina de Toro es una chama (como
decimos en Venezuela) que es digna de imitación no solo por mujeres en todo el
mundo, sino por hombres y niños también. Se dedica a rescatar animales de la
calle que han sido abandonados o que nunca tuvieron la dicha de contar con un hogar.
Su rutina diaria es fuerte, pero la
encara con optimismo de quien sabe que sin su labor muchos peludos se quedarían
sin los únicos cuidados que recibirán en su vida.
Una pasión que nació en la infancia
Cuando se le pregunta a Carolina desde cuando se dedica a rescatar gatos y perros de la calle dice que no lo recuerda a ciencia cierta… “a los 7 u 8 años”. No lo recuerda, peor señala enfática “desde pequeña”.
Afortunadamente su familia siempre la
apoyó y recibían con beneplácito cuando ella llegaba a casa con un perrito o
gatico que requería un hogar.
Viene de una familia de animalistas
que (no pudo ser de otra manera) le inculcó su amor por los animales.
Cree que la actitud de respeto hacia
la fauna y flora debe nacer en el hogar y los valores de cuidar al planeta y a
los seres vivos como sujetos de derecho es algo que todo el mundo debería
aprender.
El horario apretado
Para nadie es secreto que Venezuela
atraviesa una de las peores crisis económicas, sociales y políticas de su
historia.
La gente hurga la basura comer,
mientras una clase con mucho dinero dispendia en restaurantes aéreos y
Ferraris.
En este contexto, y con mis propias
necesidades como venezolana, le pregunto a Carolina cómo se organiza para poder
cumplir con su trabajo, su familia y tener dinero para alimentar a su manada de
más de 22 animales que incluyen un conejo y cochino.
También se hace cargo de los perros y
gatos callejeros del Hospital Central Dr. Enrique Tejera y del Hospital
Carabobo, ambos en puntos opuestos de la llamada Zona Metropolitana de
Valencia.
Su respuesta es simple: organización.
Tiene un negocio de multiservicios
para automóviles y durante muy temprano en la mañana (desde las 7 y hasta la 1)
comienza sus labores en este establecimiento.
Tras esto y hasta las 2 de la tarde se
encarga de su hija, el almuerzo y atender los asuntos de la casa y de su
esposo.
Luego viene el turno a su propia
manada que la ocupa hasta las 4 de la tarde. Vacunas, limpieza, atención de los
enfermos y discapacitados.
Entre sus animales están los que
nadie quiso por tener algún problema de salud o dificultad de alguna
naturaleza, los que tienen temperamento fuerte o agresivo que no encontraron
hogar en otra parte y los que la cautivaron a ella y su familia.
Para ayudarse económicamente tiene un
negocio de venta de collares y pecheras para perros con cuyas ventas puede
costear parte de sus labores.
El papel del Estado y la sociedad
“En Venezuela falta mucha educación
con respecto a los derechos animales y a la tenencia responsable”. No duda en
enumerar que la sociedad requiere formación desde las escuelas, donde urge
lleva charlas de sensibilización a los niños para que comprendan que los
animales sienten y padecen.
Cree que los derechos animales deben
ir a la par de los derechos de todos los componentes de la sociedad y que el
desarrollo del país debe contemplar esta ruta.
Sobre el Estado, considera que, como
en todo tema, debe ser gestor y garante de que se cumplan las leyes y
esclarecer algunos puntos confusos de la Ley de Protección Animal.
“También necesita modernizarse y
actualizarse”, dice sobre este marco legal casi desconocido por el común de los
ciudadanos.
Siente que se debe dar a conocer lo
que es la tenencia responsable, pues tener una mascota no es solo darle de
comer, sino las vacunas, los cuidados veterinarios, velar por un espacio limpio
y cómodo para los animales, así como se garantiza para los miembros de la
familia.
Como rescatista nunca se ha visto
increpada por nadie y siempre ha sentido la solidaridad de la gente, por lo que
cree que es un punto positivo que el Estado debe explotar en este sentido.
En cuanto a su labor, la simplifica
con tres acciones: rescatar, esterilizar y dar en adopción. Los casos difíciles
se los queda para ella.
Destaca que no es fácil en una economía
tan deteriorada, pero sonríe cuando afirma que “es gratificante”.
Se debe denunciar
En Venezuela suceden muchas cosas
agobiantes. Desde niños desnutridos, hasta salarios de médicos y maestros que
no superan los 10 dólares.
Por supuesto que en una sociedad que
tiene vetas de violencia se dan casos de maltrato animal, peor Carolina anima a
denunciar estos casos con fotos o videos en las policías municipales, en Misión
Nevado que es el organismo del Estado para cuidado animal y en la Fiscalía.
Hace énfasis en su ciudad “la Policía
de Naguanagua recibe las denuncias en su sede”. En cuanto a la Fiscalía, hay
que dirigirse al quinto piso en la sede de Valencia, Carabobo.
Vamos a echarle una mano a Carolina
“Nunca pido dinero, ni colaboraciones
en redes sociales”. En eso es inflexible. Sabe la cantidad de gente
inescrupulosa que usa estas plataformas para pedir plata que nunca llega a los
animalitos.
Se declara enemiga del amarillismo.
Jamás pública mascotas con heridas, miasis o problemas de salud que puedan
impactar al público y dice que quien hace bien a los animales, no tiene que
montar “un show”.
Pero, si tú, que me lees quieres
conocer más la labor de Carolina de Toro búscala en:
TikTok: carolinadetoro2603
Instagram: carolinadetoro2603
Facebook: Carolina de Toro
Monicagallo71@gmail.com