PUSL.- Durante la visita de Sultana Khaya a
Lisboa, Portugal, por invitación del Movimiento Democrático de Mujeres (MDM),
PUSL tuvo la oportunidad de hablar con la activista que ha sido objeto de
represalias, torturas, amputaciones y violaciones desde su juventud y que
recientemente ha pasado un año y siete meses bajo arresto domiciliario
arbitrario en Bojador, en los territorios del Sahara Occidental ocupados por
Marruecos.
La Sra. Khaya denunció las numerosas violaciones de derechos
humanos de las que ha sido objeto en todas las reuniones y audiencias de los 4
días que estuvo en Portugal. En el congreso del MDM, Sultana
fue ovacionada durante varios minutos y se aprobó una moción
de solidaridad con el pueblo saharaui.
“Todos los días, desde el primer día que llegué a casa y encontré a mi madre en un estado debilitado, deplorable, a causa de la agresión física a la que había sido sometida, izamos nuestra bandera en el tejado de nuestra casa y en las ventanas.
Fue un año y siete meses de constante brutalidad contra
nosotras las mujeres y también los niños que vivíamos en esta casa. No puedo
contar todo lo que pasó, fueron demasiadas cosas, lo que sí es cierto es que
mis sobrinos de 6 meses y 6 años quedaron traumatizados para el resto de sus
vidas y también fueron víctimas de violencia directa e indirecta, tuvieron que
abandonar la casa, temimos por nuestras vidas y trataron de atacarnos con
productos químicos e incluso demolieron parte de la casa para matarnos. En una
de las varias noches en que los soldados marroquíes nos violaron (a mí y a mi
hermana Luaara) encendieron las luces e hicieron que mi madre de 86 años
mirara. Eran varios…”
Sultana no llora, dice “si me pongo a llorar no pararé, no
podré denunciar…. si me pongo a llorar…” respira profundamente y reprime las
lágrimas, los gritos, que brotan silenciosa e interrumpidamente en su interior,
cautivo del momento en que liberará décadas de sufrimiento. Traumas que la
afectan a ella, a su familia y a miles de saharauis en los territorios ocupados
desde 1975, traumas diferentes pero iguales a los que tienen los saharauis en
los campamentos de refugiados, exiliados en el desierto lejos de la costa
atlántica de su país, víctimas de la separación y los bombardeos, víctimas del
silencio internacional.
El silencio… el silencio en torno a la cuestión saharaui es
una constante, el silencio de las Naciones Unidas, el silencio de España, el
silencio de la comunidad internacional, el silencio que ahoga las vidas que
aplasta el grito, el silencio que intenta borrar la historia.
Pero Sultana y Luaara no callaron en este año y siete meses,
sus gritos, su tormento, su sufrimiento se escucharon más allá de las paredes
de su casa. Los vecinos, los colonos marroquíes escucharon y vieron las
barbaridades cometidas contra mujeres inocentes cuyo único delito es hablar,
denunciar, exigir el cumplimiento de la ley internacional y las resoluciones de
las Naciones Unidas. ¿Cómo reaccionan entonces los civiles marroquíes ante esta
violencia? ¿Cómo reaccionaron durante el tiempo de resistencia de estas mujeres
que, a pesar de todas las violaciones, palizas y demás barbaridades, subían
cada día al tejado de su casa portando las banderas de su país? Este ejemplo de
coraje único, de resiliencia, de resistencia no violenta, que debería ser
noticia mundial y que es el ejemplo de vida del pueblo saharaui, tuvo sin duda
un impacto en los marroquíes de a pie, en los colonos de los territorios
ocupados y en los civiles del Reino de Marruecos.
Le preguntamos a Sultana: ¿cómo reaccionaron los vecinos
marroquíes, cómo reaccionó la población marroquí?
“Tenemos varias reacciones, dice Sultana. Los que apoyan al
régimen por miedo o por interés o por ignorancia que incluso nos llegaron a
atacar, sin ninguna razón, también durante nuestro cautiverio.
Tenemos a los que han permanecido en silencio por miedo.
Y también están los que viven en Bojador y pasaron por la
calle delante de nuesta y nos apoyaron, también desde otras ciudades de los
territorios ocupados recibimos noticias de colonos indignados por la situación.
PUSL: ¿Y en el Reino de Marruecos? ¿Han tenido alguna
reacción de los marroquíes fuera de los territorios ocupados?
“Sí, incluso de estudiantes marroquíes que me enviaron
mensajes de ánimo y solidaridad, eso fue muy importante”.
El relato de Sultana es sorprendente, ya que las expresiones
de apoyo a los saharauis por parte de los marroquíes son escasas. El simple
hecho de decir “Sáhara Occidental” está penado por la ley, el Rey y el Majzen
(Estado en la sombra) han trazado una gruesa línea roja sobre este tema, no se
menciona el nombre de los territorios ocupados que han sido rebautizados como
“provincias del sur” o “Sáhara marroquí”, ni tampoco se menciona la ocupación,
todo es tabú y acarrea la cárcel.
Estamos en pleno siglo XXI, las redes sociales y el acceso a
la información están al alcance de una parte importante de la población mundial
y los marroquíes no son una excepción. Las barbaridades a las que son sometidos
los saharauis en los territorios ocupados son denunciadas y empiezan a no tener
justificación posible, ni siquiera para la población marroquí, sobre todo
cuando se trata de mujeres, una de ellas anciana, desarmada, sin cometer ningún
delito, encarcelada en una casa rodeada de un inmenso aparato de represión,
incluyendo grúas para demoler la casa.
La ridiculez de la situación y la desesperación del Reino de
Marruecos a la vista del mundo.
La resistencia de Sultana y su familia, despertó simpatía y
respeto, incluso para aquellos que permanecieron en silencio.
El ejemplo de estas mujeres habló más alto que todos los
gritos y dejó al descubierto la impotencia y la falta de razón marroquíes.
¿Sacarán fuerzas los marroquíes de este ejemplo y, a pesar de
toda la represión a la que están sometidos, se levantarán contra un Estado
medieval? Tal vez en el futuro, las revueltas y manifestaciones en suelo
marroquí se acallen por la fuerza, se venda a los europeos la imagen de un país
turístico y desarrollado, pero sólo es una imagen.
El reciente reportaje de la BBC sobre la masacre de inmigrantes
subsaharianos en Mellila es un ejemplo de una imagen que se va deshaciendo poco
a poco, dejando al descubierto el verdadero panorama.
Sultana, que estos días ha sufrido física y psíquicamente
para poder estar en todas las reuniones y que ha tenido que revivir cada
segundo de su tormento cuando repite y repite y repite su sufrimiento, la
violencia sufrida, es un icono imborrable.
Es la imagen de la voluntad inquebrantable de los saharauis
de vivir en su país libres de la ocupación marroquí.
Y es porque es una mujer, frágil en apariencia, pero de acero
en realidad, que Marruecos tiene que temerla a ella y a todos los saharauis.
Temer que el derecho, la justicia y el destino caigan sobre
un Reino que, por mucho apoyo que tenga a nivel internacional, está podrido por
dentro. Un Reino que en su ignorancia y en sus acciones bárbaras e ilegales ha
forjado jóvenes saharauis que no temen a Marruecos porque no tienen nada que
perder y cuyo objetivo es ganar la libertad.
Y terminamos con las palabras de Sultana en su intervención
en el congreso del MDM que demuestran su objetivo y el de los suyos:
“Nuestro único deseo es vivir a la sombra de la República
Árabe Saharaui Democrática”
Tomado de Por Un Sahara
Libre.