María Jimena Duzán
Ahora que la política exterior
colombiana está recobrando la sensatez y se reanudan las relaciones con
Venezuela, se empiezan a conocer los pormenores de un escándalo que no deja
bien parado ni a Iván Duque ni al gobierno interino de Juan Guaidó.
Me refiero al saqueo que sufrió
Monómeros, la empresa venezolana que opera en Barranquilla y que suministra el
37 por ciento de los fertilizantes que se utilizan en el campo colombiano.
Luego de que se rompieron las relaciones con Maduro en 2019 y se impuso el cerco diplomático, Duque se la expropió a Maduro y se la entregó al gobierno interino de Juan Guaidó. De inmediato se nombró una nueva junta y se puso de presidenta a Carmen Elisa Hernández, una persona muy cercana a Leopoldo López, el líder del partido opositor de Voluntad Popular y jefe en la sombra de Guaidó.
Lo que pasó después fue denunciado
en un demoledor informe hecho por una comisión de la Asamblea Nacional de
Venezuela que reconoce a Juan Guaidó y que le fue enviado al presidente Iván
Duque el 25 de octubre de 2021. Allí se le informó que funcionarios y
exfuncionarios de su gobierno participaron en una toma hostil en contra de
Monómeros que fue sustentada en informes falsos y manipulados. Duque ni se
mosqueó.
Según la denuncia, la toma hostil
fue diseñada por Nitron Group, uno de los principales proveedores de Monómeros,
con el objetivo de llevar a la quiebra a esa empresa y apoderarse de esta. Como
parte del plan, Nitron creó una filial en Colombia, que se llama Nitrofert.
Aprovechando que Monómeros tenía problemas financieros derivados de las
dificultades para conseguir préstamos, empezó a ofrecerle créditos con el
propósito de convertir esa deuda en acciones. La estrategia que buscaba
descascarar a Monómeros, para sacarles a sus proveedores y a su gente, contó
con la ayuda de varios de los ejecutivos más importantes de la empresa, muchos
de los cuales terminaron trabajando en la filial de Nitron pese a que era su
competencia. Todo esto pasó en las narices de Duque, de su superintendente de
Sociedades y de su director del Dapre, el poderoso Víctor Muñoz.
Para que las deudas de la empresa
venezolana se convirtieran en acciones se necesitaba que la compañía fuera
sometida a un proceso de insolvencia y eso solo se podía hacer con la ayuda del
gobierno. Se requería que la Superintendencia de Sociedades actuara, como de
hecho sucedió. El primer paso en esa dirección se dio en abril de 2020, fecha
en que la Superintendencia de Sociedades tomó el control de la empresa. De
acuerdo con lo que afirma el informe de la Asamblea Nacional ad hoc,
la Supersociedades sustentó su decisión en informes manipulados que indicaban
que Monómeros estaba a punto de suspender los pagos cuando en realidad eso no
era cierto. Duque no dijo ni mu.
En esa toma hostil participaron varios venezolanos allegados a Duque así como
exfuncionarios del Dapre que dirigía Víctor Muñoz. De primeras, habría que
mencionar a Jorge Pacheco, un colombo venezolano que tiene una relación
estrecha con el partido de Leopoldo López y que conoce a Duque porque trabajó
en su campaña presidencial en el equipo programático que dirigió Felipe
Buitrago. En 2020 era asesor de Monómeros y en 2021 se convirtió en contratista
de Nitron, la competencia. Otro nombre que ha saltado en este escándalo es
William Otero un exfuncionario de la presidencia de Iván Duque que fue nombrado
en 2020 como gerente financiero de Monómeros. Según el informe, Otero fue una
pieza clave para que la Superintendencia asumiera el control de Monómeros y se
le señala de haber suministrado información que no era verídica sobre el flujo
de caja de la empresa. Hoy es un alto ejecutivo de la filial de Nitron en
Colombia y su primo, Abelardo de la Espriella, es el actual abogado de Nitron.
El interés del gobierno de Duque
porque Nitron se tragara a Monómeros nunca se disimuló. En una reunión reseñada
en el informe y que se dio en la oficina de Víctor Muñoz con la junta de
Monómeros, se dice que el director del Dapre les preguntó por Nitron. Igual sucedió
con el entonces ministro de Agricultura. En una respuesta a un derecho de
petición dejó claro que era Nitron la compañía que podía reemplazar a Monómeros
si esta era liquidada. El afán por darle un espaldarazo a Nitrofert, la filial
de Nitron en Colombia, se vio reflejado en el hecho de que Grace Vanegas, la
secretaria privada de Víctor Muñoz, renunció a su puesto para irse a trabajar
allá.
¿Cuál era el interés que tenía el
gobierno de Duque en acabar a Monómeros para favorecer a Nitrofert? No lo sabemos.
¿Por qué quería Duque acabar una empresa que tiene cientos de trabajadores
colombianos y favorecer en cambio a la competencia desleal que fragua tomas
hostiles? Tampoco lo sabemos. ¿Por qué metió en este baile a la
Superintendencia de Sociedades, al Ministerio de Agricultura, al Dapre, a
Migración Colombia y al DNI?
Silencio total. Las "ias"
no investigaron ni las alarmas se prendieron. A Duque no le gusta que Colombia
reabra las relaciones con Venezuela, porque le parece que es una falta a la
ética política pero calla cuando los corruptos son sus amigos. Y algo me dice
que en este escándalo los valores democráticos pesaron mucho menos que los
bolsillos.
Texto tomado de Cambio / Colombia.