Si bien la reciente operación del
ejército ucraniano ha sido excepcional, la guerra se desarrolla todavía en un
escenario complejo e incierto: nada es aún definitivo
Dónde estamos. A modo de punto de situación podemos deducir que tras 205 días desde la invasión, en el dominio terrestre la guerra de Ucrania ha entrado en una fase muy dinámica -acelerada- con acciones audaces, rápidas y en profundidad que pueden ser el preludio de una de estancamiento conforme las lluvias de otoño hagan el movimiento fuera de las vías de comunicación muy torpe y arriesgado, y que luego la llegada del invierno pueda poner mucho más difícil la supervivencia y el sostenimiento de la moral y la capacidad de combate para el personal y el material expuesto a las inclemencias del tiempo.
El ejército de la Federación Rusa
sigue aquejado de baja motivación, rigidez y falta de iniciativa»
Hoy por hoy se sigue confirmando la voluntad de vencer, la iniciativa y la determinación de las unidades ucranianas, especialmente las más básicas (pelotón y sección), su empleo descentralizado y eficiente de los medios productores de fuego de largo alcance y elevada precisión contra infraestructuras críticas (puentes, nudos ferroviarios…), centros de mando y control y centros logísticos, y su capacidad para hacer efectiva la información de contacto, convirtiéndola en objetivos de oportunidad que son batidos con prontitud y eficacia.
El ejército de la Federación Rusa
(F.R), por su parte, ha mejorado algunas tácticas y procedimientos, pero sigue
aquejado de baja motivación, rigidez, y falta de iniciativa (especialmente en
los escalones inferiores) que lo convierten en lento, vulnerable y predecible.
En el dominio marítimo,
tras la pérdida de la isla de las serpientes y el hundimiento del crucero Mockba la
situación es de impasse en la que el bloqueo naval sobre los
puertos del mar Negro se mantiene de forma absoluta, excepto para los buques ucranianos que transportan
grano de salida y que se controlan exhaustivamente por el grupo de
supervisión liderado por Turquía con representantes rusos y ucranianos; es
posible que haya algunas escaramuzas a cargo de barcos de superficie de poco
tonelaje tipo patrulleros y lanchas rápidas pero, en cualquier caso, no son
relevantes. La base naval de Sebastopol sigue operando con normalidad al igual
que los puertos del mar de Azov.
La fuerza aérea ucraniana se ha
mostrado capaz de realizar acciones de bombardeo y apoyo aéreo próximo en
beneficio de sus unidades terrestres»
En el dominio aéreo,
salvo acciones ocasionales de aparatos rusos a gran altura y con acciones de
bombardeo con bombas de gravedad, no se registra ninguna actividad
sobresaliente. Acaso lo más llamativo sea la incapacidad del mando aéreo de la
operación para mantener la superioridad aérea, siquiera con carácter local, lo
que sin duda ha permitido el
éxito de la contraofensiva en Járkov y los éxitos locales en el
frente sur. Este tema será fruto de un análisis en profundidad en el futuro
porque, junto a la rigidez e ineficacia del sistema de mando y control de la
operación aeroterrestre, se ha mostrado como la principal vulnerabilidad
operacional de las fuerzas armadas de la Federación Rusa.
Por su parte, la fuerza aérea
ucraniana se ha mostrado capaz de realizar acciones de bombardeo y de apoyo
aéreo próximo en beneficio de sus unidades terrestres. Del mismo modo, la
defensa aérea rusa no está teniendo los niveles de eficacia que se le suponían
y la ucraniana a baja y muy baja cota está resultando letal para los
helicópteros y los aviones que vuelan a esas alturas.
En el dominio espacial,
salvo una demostración de un ICBM Satán II sin carga letal y dentro del
territorio de la FR no ha habido más que algún lanzamiento de satélites de
observación y comunicaciones que se supone servirán al propósito del conflicto.
Ello no obsta para que la latente amenaza de unas fuerzas estratégicas de
defensa en alerta pueda en cualquier momento desatar una acción.
En el dominio ciberespacial se
han detectado ataques de difícil atribución a páginas del gobierno ucraniano, a
los sistemas proveedores de internet en Ucrania y a diversas compañías e
instituciones gubernamentales sin que, hasta la fecha, tengamos noticia de
graves afecciones como consecuencia de esos ciberataques. Por su parte, Ucrania
y la multitud de hackers que se han puesto
del lado de la causa ucraniana (Anonymus, entre otros) han
realizado todo tipo de actividades, desde la difusión de nombres y rangos de
personal militar ruso en Ucrania, al control de las redes sociales, bloqueo de
bloggers favorables a Rusia, difusión de mensajes de bloggers ucranianos en
favor de su causa, y denegaciones de servicio a páginas rusas con resultados
que han sido ampliamente publicitados como parte de una excelente campaña de
información que es con diferencia muy superior en eficacia y difusión a la del
Kremlin.
Operación brillante de Ucrania
Si nos centramos en lo que hemos
visto en los días del pasado reciente destaca de forma evidente el planeamiento
operacional del ejército ucraniano -que se debe calificar de brillante- y de su
capacidad de ejecución, que ha sido incontestable. El hecho de diseñar un plan
de la complejidad, alcance y consistencia que se ha visto supone muchas cosas y
todas relevantes. Por citar las más importantes:
- Audacia en su concepción al separar los dos esfuerzos
que contemplaba el plan de operaciones más de 800 km el uno del otro, con
la imposibilidad de apoyo simultáneo a ambos e impidiendo apoyos
mutuos.
- Una operación de (des)información que ha
alimentado de forma continua y consistente las hipótesis que formulaba el
ejército de la Federación Rusa sobre dónde se iba a ejercer el esfuerzo
principal de la contraofensiva (Jersón y zona sur en su análisis).
- El mantenimiento de un excepcional secreto en
los movimientos de las unidades que iban a ejercer el esfuerzo principal y
que, de forma sorprendente –y negligente-, pasaron desapercibidos a ojos
de los rusos.
- Una ejecución inicial tan creíble que
transformó a ojos de los rusos un esfuerzo secundario en principal al
secuenciar temporalmente su inicio respecto al verdadero esfuerzo, además
de en su punto de aplicación, dirección e intensidad de las acciones.
- Así, el aparente esfuerzo en maniobra y fuegos
de interdicción y apoyo que se inició a finales de agosto consiguió hacer
gravitar el conjunto de fuerzas y apoyos del ejército ruso hacia la zona
sur detrayéndolos de la zona de Járkov y Lugansk produciendo, por tanto, un
debilitamiento de sus defensas en esa área cuando no un vacío. Esa
circunstancia es la que se aprovechó el día 6 de septiembre en que se
desencadenó la acción principal y que ha tenido como resultado el control
de la provincia de Járkov (recuperando unos 8.000 km2), 300 localidades y
150.000 personas.
- Lo más importante para el devenir de la guerra,
unos objetivos centrados en nodos logísticos en profundidad como los
itinerarios y nudos ferroviarios que suponían la canalización del apoyo
imprescindible para el sostenimiento logístico de la acción rusa en la
zona de Donetsk.
- Finalmente, una prudencia en la explotación del
éxito inicial que le hace mantener el esfuerzo ofensivo en el sur,
contener la acción ofensiva rusa en el frente de Donetsk, y consolidar los
logros en la zona de Járkov aprovechando el río Osilk.
Es evidente que en estos momentos
la moral del ejército ucraniano está más alta que nunca, que su voluntad de
vencer se ha fortalecido y que los mandos políticos y militares del país junto
a su ciudadanía civil y militar piensan que son capaces de conseguir el
objetivo final de derrotar completamente a la fuerza invasora y recuperar la
integridad territorial anterior a febrero de 2014.
¿Qué podemos esperar?
Ser intérprete del pasado es
relativamente fácil, serlo del futuro se me antoja tarea imposible. Por ello,
me limitaré a formular tres posibles escenarios que de forma general y con
trazo grueso propongan sendas posibles vías de desarrollo a este conflicto.
1. Hipótesis más probable.
El ejército de la Federación Rusa a corto plazo (en unas dos
semanas) consigue recomponerse mínimamente y detiene el avance
ucraniano en el sur y en el noreste consiguiendo estabilizar un frente más o
menos continuo y homogéneo. Para ello, probablemente tenga que ceder alguna
porción del terreno para acogerse a accidentes geográficos que le permitan una
defensa más consistente y reforzar las unidades desplegadas en Ucrania con
nuevas unidades procedentes de Rusia. Ejecutará su defensa en profundidad
organizando el terreno con profusión de obstáculos activos (campos de minas) y
pasivos (fosos, destrucciones en vías de comunicación, etc,). En la zona este
(Donetsk) seguirá realizando acciones ofensivas que impidan al ejército
ucraniano replegar fuerzas y utilizarlas en otras zonas.
A medio plazo, esperará que el
otoño y el invierno ralenticen el ritmo de las operaciones y le permita
constituir una reserva operacional con nuevas unidades equipadas y adiestradas
en territorio de la FR sobre la base de las existentes y reforzadas con
movilizaciones parciales de reservistas y profesionales licenciados en los
últimos años. Con esa reserva operacional en disposición de ser empleada,
ejecutará un nuevo plan de campaña mediante acciones ofensivas y de cobertura
para garantizar su control sobre las provincias de Donetsk y Lugansk y el corredor que las une con
Crimea, buscando alcanzar un obstáculo natural de entidad suficiente (anchura,
profundidad, relieve, escarpaduras, etc.) que sirva como línea de contención a
las posibles reacciones ucranianas (probablemente el río Dniéper). Todo ello
equivale al segundo objetivo descrito por el Ministerio de Defensa ruso después
del fracaso en Kiev y Járkov hace ya unos meses.
Es muy probable que emplee más
elementos de apoyo de fuegos (terrestres, navales y aéreos), aunque no sean de
precisión, pero sí con mayor poder de destrucción. Probablemente veamos
acciones muy crueles y devastadoras sobre poblaciones, infraestructuras
críticas, centros fabriles y cualquier elemento que pueda suponer un castigo
añadido a Ucrania y su población.
Por su parte, el ejército
ucraniano reorganizará y reforzará sus unidades, procurando recuperar el
impulso ofensivo buscando aislar antes del otoño la provincia de Lugansk
embolsando a las fuerzas rusas que se encuentran en ella y prosiguiendo con la
ofensiva en el sur intentando recuperar Jersón y alcanzar la costa
del mar Negro aislando la península de Crimea del corredor que la une a
Mariúpol y el mar de Azov.
En esta hipótesis el conflicto se
restringe al ámbito convencional… Es una guerra de desgaste en la que vencerá
quien más daño sea capaz de soportar durante más tiempo»
Seguirá
recibiendo el mismo tipo de apoyo en armamento, material y equipo además de la
inteligencia necesaria para seguir actuando con la rapidez
y eficacia que le son características. No es previsible que reciba más material
de tipo ofensivo que pudiera interpretarse como acción directa contra la
Federación Rusa (aviones de combate occidentales y carros de combate, vehículos
acorazados de infantería, misiles tierra-aire de media y alta cota, ATACMS…)
pero, en todo caso, se le garantizará la reposición de lo entregado y perdido,
y de las municiones consumidas. Sobre un hipotético resultado de esas acciones
encontradas nada que avanzar, el tiempo resolverá las dudas en el día a día.
En esta primera hipótesis, el
conflicto se restringe al ámbito convencional sin que entren en juego otros
actores ni se escale hacia la acción nuclear. Es una guerra de desgaste en la
que vencerá quien más daño sea capaz de soportar durante más tiempo a la vez
que inflija un castigo devastador a la otra parte.
2. Hipótesis más peligrosa
El ejército de la Federación Rusa no es capaz de contener la
ofensiva ucraniana y comienza por pérdida de efectividad y moral a
colapsar en todo el frente retirándose desordenadamente. La sensación de
pérdida de la guerra cunde entre las unidades y los mandos de superior nivel e
incluso llega a calar en la población rusa. Ucrania amenaza directamente
con recuperar la península de Crimea.
Si el presidente Putin utiliza la
actual doctrina estratégica de la Federación Rusa, ordenaría un ataque nuclear
de potencia y alcance desconocido al ver amenazada su integridad territorial»
De alcanzarse este punto, se abre
un itinerario crítico porque supone un camino sin retorno. Si el
presidente Putin utiliza la actual doctrina estratégica de la
Federación Rusa ordenaría un ataque nuclear de potencia y alcance desconocido
porque consideraría amenazada la integridad territorial y su supervivencia; hay
que recordar que, pese al no reconocimiento internacional de la validez del
referéndum de adhesión de Crimea a la Federación Rusa de 2014, este se produjo,
se le dio validez por la Duma y la población rusa, y que, actualmente, Crimea
es un oblast (provincia) de pleno derecho con status especial de
la Federación Rusa.
A partir de ese momento, la posible
reacción ucraniana sería lógicamente buscar en primer término valedores
externos con capacidad nuclear e intentar forzar una garantía basada en una
posible réplica. Este escenario es tan complejo e incierto que creo que nadie
se atreviera a garantizar una acción de esas características apoyándose en el
principio del daño causado (irreversible) y del mal menor futuro (no generar
una espiral de destrucción que llevase al conflicto nuclear total).
La capacidad de resistencia de
Ucrania en este escenario es cuestionable; por experiencia sabemos que la
escalada en el empleo del arma nuclear acaba doblegando incluso las voluntades
más fanatizadas (Japón en la II Guerra Mundial) y que la voluntad de
resistir lleva aparejada la posibilidad de aumentar el castigo. Resistir hasta
la muerte del último ucraniano no se presenta como una opción. El que sobrevive
puede pelear en la siguiente guerra, el héroe fallecido, no. Ninguna situación
en la Historia se ha mostrado como inamovible, el tiempo y las oportunidades
han configurado nuevos espacios para la acción (reunificación de Alemania,
separación de Chequia y Eslovaquia…).
3. Escenario salvaje (cisne negro)
«Pensar lo impensable para hacer
frente a lo imprevisible».
El ejército de la Federación Rusa colapsa y sufre una derrota
humillante y sin paliativos que hace sentir una profunda frustración
y vergüenza nacional a la población rusa (humillar el alma rusa que diría
Dostoievski). El Kremlin con el jefe del estado y el presidente del gobierno a
la cabeza junto a la clase política rusa se disuelven como un azucarillo porque
ni siquiera las tropas del Ministerio del Interior (OMON) son capaces de
contener la furia y el descontento social al que se acaban uniendo. Se abre un
proceso de quiebra social y de desmembración de la FR con erupción de todos los
conflictos congelados y periféricos subsistentes (Armenia
con Azerbaiyán, Osetia del Norte, Georgia con Osetia del Sur y Abjasia,
Transnidstria, ex repúblicas de Asia central…).
El caos se adueña del país y la
estructura formal del gobierno y las Fuerzas Armadas desaparece. Nadie tiene
conciencia de quien controla el arsenal nuclear y armamentístico con que
contaba la Federación (atención a la tríada nuclear: submarinos con SLBM,
plataformas terrestres fijas y móviles con ICBM, plataformas aéreas con
capacidad ALBM). Existe la posibilidad de que elementos extremistas
ultranacionalistas se hagan con el control del arsenal nuclear y el poder político.
¿Qué hacer? Se me ocurre el dicho
aquel de «cuidado con lo que pides no vaya a ser que se te conceda».
Este escenario tiene un potencial
de devastación y caos difícilmente imaginable. Ucrania correría un grave riesgo
de ser arrasada en parte y los ex miembros del Pacto de Varsovia estarían en
serio peligro»
Este escenario tiene un potencial
de devastación y caos difícilmente imaginable. Ucrania correría un grave riesgo
de ser arrasada en parte (posiblemente al oeste del Dniéper incluida Kiev),
todos los antiguos miembros del Pacto de Varsovia estarían en serio peligro
porque no hay nada peor que enfrentar a quien ha decidido que no tiene nada que
perder. Una situación tan catastrófica pondría en muy serios apuros la
solidaridad europea y en el seno de la OTAN porque una cosa es lidiar
con la hipótesis de una amenaza nuclear y otra muy diferente es enfrentarse a
una destrucción mutua asegurada por sostener los compromisos con terceros
países.
En fin, no es la finalidad de este
artículo dilucidar a través de hipótesis el fin del conflicto sino, más bien,
llevar al ánimo del lector lo volátil, incierto, complejo y ambiguo que es el
escenario en el que vivimos y la saturación de (des)información que recibimos.
Deseo de todo corazón que sean el
sentido común y el humanismo en su interpretación los que finalmente
prevalezcan.
*Francisco José Gan Pampols es Teniente General
del Ejército de Tierra de España (R).
Texto tomado de El INDEPENDIENTE / España.