El Estado tiene que dejar de hacer
lo que no saben hacer.
Nicolás Maduro ha dicho, a través
de una de sus cadenas de radio y televisión, que “ya no estaremos
dependiendo del petróleo, de nada, ni de nadie en este mundo” porque “Venezuela
va a ser transformada en una potencia productora y exportadora de alimentos”.
Abundó su anuncio en que se
producirá para todo el mundo mediante, sus propias palabras, “un esquema que
tenemos organizado, el cual ha sido ofertado, por lo menos, a una decena de
países e inversionistas”.
Despotricaba del “sistema económico enfermo de rentismo petrolero,” alegando que antes se importaba el 90 por ciento de lo que se consumía y ahora ya el 80 por ciento de los alimentos va a los hogares venezolanos.
Esos porcentajes de consumo causan
extrañeza porque la última Encuesta Nacional de Condiciones de Vida
(ENCOVI), correspondiente al año pasado y dada a conocer por
el Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales (IES) de
la Universidad Católica Andrés Bello revelan que la pobreza del
país alcanzó el 94, 5 por ciento de la población y de ese porcentaje
resalta que la pobreza extrema llegó a 76,6 por ciento. Al parecer
ese 80 por ciento de los alimentos producidos según el gobierno, no
llegan a las familias. Y para colmo de males, el empleo se redujo en 1,3
millones de puestos de trabajo.
Restablecimiento de equilibrios
El ingeniero Rodrigo Agudo,
especialista en planificación y gerencia agroalimentaria, al ser
entrevistado al respecto por El Impulso, dice que el presidente de la
República está mal asesorado.
Pregunta- ¿Es posible que ante esta
realidad pueda Venezuela, como predice Maduro, hacer el milagro económico de
transformarse en una potencia que produzca tantos alimentos que no sólo
puedan satisfacer el consumo nacional sino que pueda exportar a todo el
mundo?
Repuesta -En los últimos tres
años el sector oficial viene anunciando el autoabastecimiento
agroalimentario, expone. Dice cada vez que el último año va a ser
históricamente el mejor de la agricultura. Que nosotros podemos convertirnos,
de la noche a la mañana. en una gran potencia agrícola.
Esos anuncios oficiales lo que
hacen es reforzar el dicho popular: Del dicho al hecho hay un gran trecho.
Yo no dudo que Venezuela tenga la
potencialidad de poder garantizar el 70 por ciento del
autoabastecimiento alimentario básico en términos nutricionales y poder
financiar el otro 30 por ciento con las exportaciones. Pero, para ello se
necesitan condiciones que hoy no existen en el país, como la seguridad jurídica
y la seguridad personal.
Este es un país muy pobre. No lo
digo yo, lo dice la Organización de las Naciones Unidas para la
Agricultura y la Alimentación (FAO). En el 2021 y en lo que va del
2022 el segundo país con más hambre y pobreza en Latinoamérica es
Venezuela, superando solamente a Haití. Y somos uno de los diez países con
más pobreza en el mundo.
Las características que tenemos
ciertamente nos colocan como el único país que puede salir de esa
situación, pero no inmediatamente, sino en un plazo
de cinco a siete años, siempre y cuando se restablezcan los
equilibrios macroeconómicos y sociales que existen hoy.
Raspando la olla
¿Cuánto se requiere invertir
para lograr ese objetivo en tal plazo?
Para hablar de esa fecha
necesitamos, primero, un período de dos o tres años de transición que se
requieren, como ya dije, para restablecer los equilibrios macroeconómicos y
sociales. Nosotros no podemos hablar de la recuperación de la actividad
económica si no se logran restablecer las desigualdades sociales que tenemos.
Para ello se necesita, por lo menos, 200.000 millones de dólares, los
cuales el país no puede generar en estos momentos. Puede pagarlos en la medida
en que reciba préstamos en ese sentido. Pero, no puede generar la caja para
restablecer las condiciones que hagan posible la recuperación económica.
Nosotros no tenemos hoy a cabalidad
un servicio de abastecimiento eléctrico, de educación, de salud,
del suministro de agua. Las inversiones tienen que ser hechas por el
Estado para poder garantizar esa recuperación económica. Pero, no tiene los
recursos. Y vemos que está vendiendo en estos instantes cualquier tipo de
propiedad a los fines de poder ver cómo raspa la olla para poder cubrir los
gastos.
Lo indicado es tener
apoyo financiero internacional, que es ofrecido, pero que hoy el país no
lo recibe porque la condición que ponen los organismos
multilaterales (Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional y otros) es
la de la orientación política económica de Venezuela.
Mientras no exista ese cambio
estructural de la orientación política económica, evidentemente, no vamos a
tener las posibilidades para recuperar los niveles de eficiencia productiva y
eficacia económica, que significa autoabastecerse en el 70 por
ciento de las necesidades nacionales y tener niveles de exportación
del 30 por ciento. Lo demás terminan siendo declaraciones meramente
políticas para generar expectativas.
Hemos visto ciertamente una pequeña
recuperación, en un país que perdió el 80 por ciento del Producto Interno
Bruto. Recuperar ese porcentaje, como ya lo dije, nos va a llevar cinco años
después que tengamos un período de dos o tres años de transición durante el
cual se restablezcan las condiciones de los servicios que le permitan a la
actividad privada poder generar la producción, la productividad y
eficiencia en las actividades.
Generar trabajo y riquezas
Usted ha hablado de las
desigualdades sociales y vemos cuán alarmantes son los porcentajes de la
encuesta ENCOVI acerca de los niveles de pobreza. ¿Cómo resolver
este problema porque la gente apenas puede sobrevivir?
-Nosotros no podemos hablar de la recuperación económica del país, ni del inicio de la reconstrucción de la economía venezolana, si no restablecemos primeramente el equilibrio macroeconómico y el equilibrio social. El gran problema que tiene la producción agrícola venezolana es que la población no tiene los recursos para comprar los alimentos que necesita. Hay que hacer, por lo tanto, inversión social, generar trabajo y riquezas, pero para ello necesitamos un sistema de servicios de calidad y de asistencia social, educación para fortalecer el capital humano, restablecer el transporte y, desde luego, la electricidad. En todas partes y a todas horas, en cualquier zona, les cortan el suministro del fluido eléctrico a la gente y de igual forma no hay gas. Así no se puede trabajar.
Lo lamentable es que el Estado no tiene cómo garantizar los servicios tanto a la población como al sector privado, para que reactivemos la economía.
Repito: esos 200 mil millones de dólares los puede conseguir y los puede pagar Venezuela en el mediano plazo, siempre y cuando se cumpla la condición que ponen los organismos multilaterales para otorgar los préstamos: el cambio de la orientación política y económica.
Mientras el gobierno no entienda que tiene que garantizar la seguridad jurídica a la inversión, la seguridad personal y rescatar la democracia, no tendremos esos recursos y, por consiguiente, el país no podrá desarrollar las potencialidades que existen.
Tierras ociosas
Cuando usted se refiere a las potencialidades de Venezuela, ¿es porque toma en cuenta que apenas se han venido utilizando 11 millones de hectáreas para la producción como han dicho los técnicos de la Fundación Polar?
Venezuela tiene 33 millones de hectáreas con vocación agrícola y solo se están utilizando siete u ocho millones en ganadería y un millón y medio o dos millones en cultivos. Hay más de 20 millones de hectáreas ociosas. Si nosotros promovemos un ambiente donde venga la inversión o la inversión nacional tenga seguridad jurídica, podríamos tener ese desarrollo agroalimentario que nos garantiza recuperar el equilibrio y el bienestar de la población.
El espejismo de la recuperación
¿A qué niveles ha descendido la producción?
Estamos produciendo hoy el 20-25 por ciento de lo que se produjo, en términos agrícolas, en el año 2008 cuando hubo la mayor producción de la agricultura vegetal. Y eso que logramos ese año nosotros podemos superarlo con la utilización de las tierras ociosas, pero no hay las condiciones.
¿Qué significa ese 20%?
Venezuela perdió en todas sus actividades económicas el 80 por ciento de su Producto Interno Bruto. Ningún país latinoamericano en los últimos cien años ha perdido en 8 años el 80 por ciento del PIB. Esa es la crisis que vive Venezuela. Cuando alguien está enfermo, para poder restablecerse, lo primero que debe hacer es reconocer la enfermedad. Mientras se sigan dando declaraciones estrambóticas de que vamos a ser una potencia y no se reconozca que existe una crisis social brutal, que el país ha sido quebrado en términos económicos, es imposible que haya recuperación. Para ello se requiere un gran acuerdo nacional.
¿Cuándo habla de acuerdo nacional cree posible un acercamiento entre el sector productivo y el gobierno?
El gobierno no ha hecho ningún acercamiento. Lo que ha hecho por necesidad y en contra de su voluntad es un viraje de 180 grados con respecto a sus lineamientos políticos, porque se puso a hacer lo que no sabe hacer y hoy no tiene recursos para mantener esa actividad y está vendiendo activos de empresas. Ahora tenemos un capitalismo salvaje donde cualquiera puede hacer lo que se le ocurra, sin cumplir con los permisos sanitarios y las normas más elementales. El gobierno está permitiendo cualquier cosa que le genere un pequeño ingreso fiscal para poder mantener sus operaciones. En ese sentido ha habido una pequeña recuperación que es mínima en comparación a lo que se ha perdido del PIB. En términos porcentuales es un 0,8 o en todo caso un uno por ciento. Eso es un espejismo.
Acuerdo
¿Tiene algún fundamento o un proyecto específico el anunciado acuerdo con Irán, para cederle un millón de hectáreas agrícolas?
Esa declaración fue hecha por el vicecanciller de Irán, sin embargo, el gobierno venezolano hasta este momento no ha dicho ni pío. Lo único que dijo el presidente Maduro, cuando estuvo de viaje en el extranjero, es que hizo un convenio con Irán. Pero, como el gobierno no ha ratificado nada, por lo tanto, hablar de eso sin ni siquiera conocer una posición clara y definitiva por parte del Ejecutivo Nacional, es una especulación. Creo que es una declaración política de los iraníe que no tiene importancia económica para Venezuela, porque de ser cierto que sea así, ellos traerán sus agricultores para llevarse sus productos, y eso no tendría ningún impacto para la economía venezolana. Habría unas regalías por el territorio que usaran, nada más.
Mal informado
En definitiva, ¿se pretende crear una falsa expectativa con respecto a la producción en Venezuela?
Venezuela no tiene disponibilidades para el desarrollo por lo ya expuesto. Creo que el presidente está mal informado. Sus asistentes le están diciendo que diga cosas que no son posibles.
Llegado a este punto, el también director del Instituto Venezolano de la Leche y de la Carne (Invelecar) hizo su contundente recomendación:
El Estado tiene que dejar de hacer lo que no sabe hacer: No sabe ser ganadero, agricultor, industrial, banquero, comerciante, minero, etcétera. Lo que tiene que hacer es dedicarse a prestar los servicios para apoyar al sector privado y que éste genere riquezas. Y para eso tiene que recuperar los servicios.
En dos o tres años podemos hacer lo que no pueden hacer otros países. Podemos recuperar la infraestructura dañada. Poner en funcionamiento Macagua 1 y Macagua 2 en las mejores condiciones, la represa de Calabozo, así como todas las obras de infraestructura que construyó la democracia en cuarenta años. Se pueden poner a punto de prestar servicios. Y comenzar desde ahí a desarrollar los programas que permitan la recuperación económica en el plazo que he indicado.
Pacífico Sánchez
/ Tomado de El Impulso –
Barquisimeto.