Por Douglas Zabala
A los 86 años del vil fusilamiento
de Federico García Lorca, es casi una obligación, resaltar que este Poeta ha
sido uno de los españoles de mayor trascendencia del siglo XX. Su obra
permanecerá en el tiempo, como una alerta del peligro que siempre correrá el
arte y la poesía, cuando regímenes autoritarios se imponen, bien por la vía de
la metralla mortal o incluso, por quienes, valiéndose de las bondades de la
democracia, una vez en el poder, asumen derivas dictatoriales.
Federico García Lorca, nació en Fuente Vaqueros, un pueblo andaluz de la vega granadina, el 5 de junio de 1898. En 1909, cuando Federico tenía once años, toda la familia se estableció en la ciudad de Granada, aunque seguiría pasando los veranos en el campo, en Asquerosa, hoy, Valderrubio, donde Federico escribió gran parte de su obra.
Federico del Sagrado Corazón de
Jesús García Lorca, el de Granada, el de la España atribulada y cruz gamada. Un
día resolvió poetizarla, escribirla y escenificarla como el mejor de sus
hijos. El poeta, enamorado eterno de su Granada, un 26 de octubre de
1926, leyó de su puño y letra:
“Granada ama lo diminuto. Y en
general toda Andalucía. El lenguaje del pueblo pone los verbos en diminutivo.
Nada tan incitante para la confidencia y el amor. Granada, quieta y fina,
ceñida por sus sierras y definitivamente anclada, busca a sí misma sus
horizontes, se recrea en sus pequeñas joyas. Granada, diminutivo asustado como
un pájaro, que abre secretas cámaras de sentimientos y revela el más definido
matiz de la ciudad".
Si alguien quisiera saber de
Federico, sólo basta preguntárselo a él:
“Yo soy español integral y me sería
imposible vivir fuera de mis límites geográficos; pero odio al que es español
por ser español nada más, yo soy hermano de todos y execro al hombre que se
sacrifica por una idea nacionalista, abstracta, por el sólo hecho de que ama a
su patria con una venda en los ojos".
Hoy nadie se atrevería a señalar
que Lorca presagiaba su fin, pero de su España algo extraño visualizó al
afirmar:
“Estos campos, inmensa sinfonía en
sangre reseca, sin árboles, sin matices de frescura, sin ningún descanso al
cerebro, llenos de oraciones supersticiosas, de hierros quebrados, de pueblos
enigmáticos, de hombres mustios, productos penosos de la raza colosal y de
sombras augustas y crueles. Por todas partes hay angustia, aridez, pobreza y
fuerza. Pasar campos y campos, todos rojos, todos amasados con una sangre que
tiene de Abel y Caín”
El Crimen fue en Granada acusó el
poeta Antonio Machado:
"Se le vio, caminando entre
fusiles, por una calle larga, salir al campo frío, aún con estrellas de la
madrugada. Mataron a Federico cuando la luz asomaba. El pelotón de verdugos no
osó mirarle la cara".
¡El crimen fue en Granada! un 18 de
agosto de 1936. En su Granada.
¡Federico!
En Fuente Vaquero te vieron por
primera vez.
La muerte entra y sale de la
taberna.
Pasan los caballos negros y gente
siniestra
por los hondos caminos de la
guitarra.
¡García!
Por Granada tu Corazón de Jesús se
esparció.
La muerte me está mirando desde las
torres de Córdoba.
¡Ay qué camino tan largo!
¡Ay mi jaca valerosa!
¡Ay que la muerte me espera,
antes de llegar a Córdoba!
Córdoba. Lejana y sola.
¡Lorca!
Hay de tu España atribulada, fusil
y poema.