Por RAFAEL
ORDÓÑEZ
Es el lugar más inhóspito del mundo, donde se detectó la
temperatura más baja en la Tierra, -89,2 º C. La Capa de
hielo de la Antártida Oriental (EAIS, por sus siglas en inglés) es la
mayor masa de hielo de nuestro planeta y es deseable que siga siendo así, un lugar
frío y helado. Hasta el momento se creía que era el lugar menos vulnerable al
cambio climático pero un estudio internacional publicado en Nature desdice
esta creencia y advierte que el calentamiento global no supere los 2ºC, de ser
así, la aportación al nivel del mar de esta masa de hielo sería dramática.
Nosotros no lo veríamos, pero no debe tranquilizarnos dejar una herencia adicional de entre 5 y 10 metros de subida del nivel del mar para los próximos siglos. Esos son los cálculos de los científicos sobre el impacto que tendría el EAIS al superarse los 2ºC de calentamiento global, la línea roja de los Acuerdos de París que aspira a dejar la subida en 1,5ºC. De momento según el Panel Internacional sobre Cambio Climático de la ONU -el IPCC- la subida va por 1.1ºC.
“El EAIS es 10 veces
más grande que la Antártida occidental y contiene el equivalente a 52 metros
del nivel del mar», ha apuntado una de las autoras de la investigación, la
profesora Nerilie Abram, de la Escuela de Investigación de Ciencias de
la Tierra de la Universidad de Australia. “Si las temperaturas suben por
encima de los 2º C centígrados más allá de 2100, sustentadas por las altas
emisiones de gases de efecto invernadero, entonces la Antártida Oriental por sí
sola podría contribuir de uno a tres metros al aumento del nivel del mar para
2300 y de dos a cinco metros para 2500”, añade.
Si bien estas fechas nos distancian de la magnitud del
problema, lo que está en juego es la viabilidad de los asentamientos humanos en
las costas de todo el mundo. “Una conclusión clave de nuestro análisis es que
en nuestras manos está el destino de la Capa de hielo de la Antártida
Oriental”, afirma Chris Stokes del departamento
Geografía de la Universidad de Durham, en Reino Unido, que ha
liderado la investigación.
“Solíamos pensar que la Antártida Oriental era mucho menos
vulnerable al cambio climático, en comparación con las capas de hielo en la
Antártida occidental o Groenlandia, pero ahora sabemos que hay algunas áreas de
Antártida Oriental que ya muestran signos de pérdida de hielo. Las
observaciones satelitales revelan evidencia de adelgazamiento y retroceso,
especialmente donde los glaciares drenan el hielo en contacto con las
corrientes oceánicas cálidas”, destaca Stokes. “La capa de hielo de la
Antártida Oriental es altamente sensible incluso a escenarios de calentamiento
relativamente modestos. No es tan estable y protegido como habíamos pensado”
añade Nerilie Abram.
La investigación que ha contado con participación de
científicos de varios países además de la NASA, ha explorado en el
pasado del continente helado para ver cómo ha respondido a situaciones
climáticas y concentraciones de dióxido de carbono similares.
Ya ocurrió en el pasado
La investigación detalla que la última vez que las
concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera excedieron el valor
actual de 417 partes por millón fue durante un período conocido como el Plioceno
medio, hace tres millones de años y las temperaturas eran 2-4°C más altas
que las presentes en ese momento, y que están en el rango de posibles
temperaturas para final de siglo. En ese momento el nivel del mar era entre 10
y 25 metros más alto que ahora, detallan los científicos. De este periodo se
han localizado evidencias en el fondo marino alrededor de la Antártida Oriental
que indican que parte de la capa de hielo se derrumbó y elevó el nivel del mar
de todo el planeta.
También han dado con evidencias de que hace 400.000 años, el
hielo de la Antártida Oriental se retiró 700 kilómetros tierra adentro, en ese
momento la temperatura solo había variado entre solo entre 1 y 2°C.
La diferencia entre estas evidencias del pasado y el cambio
climático que experimentamos ahora es que aquel calentamiento ocurrió en
escalas de tiempo mucho más largas y fue causado en gran parte por cambios en
la forma en que la Tierra gira alrededor del Sol. Los cambios actuales de
temperatura se deben a las emisiones de gases de efecto invernadero en la
atmósfera del último siglo.
Fuente: El
Independiente / España – Imagen: RICHARD JONES