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06 julio, 2022

La inusual recuperación en forma de K experimentada por la economía venezolana

Por Carlos Ñáñez*

“La pobreza no la crea la gente pobre. Esta es el producto del sistema que hemos creado, por ende, hay que cambiar los modelos y conceptos rígidos de nuestra sociedad.”
Muhammad Yunus

Distintos organismos multilaterales, así como especialistas en materia económica coinciden en la recuperación de Venezuela, país que presencio y sufrió de una horrida contracción del 80% de tamaño de su economía, las predicciones van desde un absoluto y errado ratio de 20% de recuperación estimado sin solvencia correlativa y coordinada por Credit Suisse, hasta un racional y prudente 5%, sin embargo lo importante no es el guarismo la cifra, o el método la técnica para su procura lo importante es la sostenibilidad, pues de hecho somos un país absolutamente diferente ya que nos hemos hecho indefectiblemente más pequeños.

La recuperación que experimenta Venezuela es preocupante y tiene relación con lo que los economistas llamamos recuperación en forma de “K”, cuya diferencia con la recuperación en forma de “V”, que traza una caída y una emergente recuperación o aquellas en tendencia paraboloide de “U”, en las cuales la recuperación es más lenta esta recuperación en forma de “K” embrida desigualdad, podrían compararse con las fauces de un cocodrilo, es decir hay un sector que se recupera en detrimento de otro sector que sencillamente se mantiene condenado al foso, no lográndose desde luego los equilibrios Pareto eficientes y alejándose obviamente del estado del bienestar.

Una recuperación en forma de “K”, es un juego suma ceros en donde unos resultan beneficiados ganadores y otros resultan perjudicados perdedores, para que se asuma que se está revirtiendo un ciclo de contracción hacia otro de auge deben de imponerse los equilibrios de coherencia y coordinación entre todos los sectores de la economía y eso obviamente no se desarrolla en Venezuela.

La desigual e injusta recuperación en forma de “K”, tiene una lectura que es ya un hecho factico para algunos economistas, pero que otros deciden obviar por razones crematísticas, pecuniarias o por aviesos intereses, la lectura es clara este recuperación indica que algunas partes de la sociedad disfrutan de una floreciente recuperación en detrimento de otros sectores que se encuentran atrapados en un terreno pastoso o incluso no pueden dejar de caer, la realidad económica es única y fríamente técnica se trata de una desigual y peligrosa recuperación de la economía, de la cual no participa el 95% de la población defenestrada al ostracismo de la miseria y solo una élite se beneficia ese 5% de la población, que consume productos de lujo, llena aforos de conciertos y visita los bodegones esos placidos lugares de la vida sibarítica y artificial, sustentada en la preeminencia de una obscena economía de puertos que favorece la importación en perjuicio de la producción nacional.

La verdad de la asimetría en la distribución de los beneficios de manera equitativa fractura la confianza social, pero los analistas de ocasión aquellos que hipnotizan lo aprendido y aprehendido en las aulas universitarias, deciden analizar solo una arista del problema, es decir se complacen con la relatividad abandonado el complemento de la totalidad o la unidad de la verdad.

Desde luego la ratio técnica es moldeable la ratio de la bildung no lo es, decantándonos por la presencia de personas que piensan como personas y economistas que piensan como economistas, de estos últimos los hay aquellos quienes son buenos economistas y por ende no se prestan a la licuefacción de la realidad y menos a decir lo que el auditorio paga por escuchar, en el drama venezolano el crecimiento no basta, es una recuperación económica discontinua, bifurcada y por ende asimétrica, para los buenos economistas las asimetrías han de ser corregidas más si se tratan de asimetrías en las cuales se afectan a amplios sectores sociales, en esa recuperación que asume la forma de una letra “K”, hay ganadores y perdedores y estos últimos son una mayoría que además se está viendo perjudicada, al no acceder simétricamente al bienestar y al crecimiento se fractura la confianza y es imposible predecir lo que ocurre de manera desagregada en la economía nacional.

La gran incertidumbre, la espada de Damocles pende sobre la sostenibilidad de este rebote del 5%, determinar si será o no permanente en el tiempo u obedece a externalidades positivas derivadas del conflicto bélico, tras la invasión de Ucrania por Rusia, las dudas sobre la sostenibilidad del rebote son más que robustas, pues nunca existió programa alguno desde las orbitas de la macroeconomía aplicada que significasen la reversión de los factores bases que aún se mantienen indemnes inamovibles, destacando el ilógico financiamiento desde el BCV hacia PDVSA, en pleno ciclo de auge de precios, el aumento de la liquidez monetaria y el trade off o disyuntiva entre devaluación e inflación.

Los ganadores de esta burbuja residen en los sectores comerciales, de alimentos, supermercados, servicios y alimentación, entre los sectores que crecen se cuentan los importadores beneficiados por absurdas políticas arancelarias agravadas por una praxis de sobrevaluación artificial del tipo de cambio, que nos cuesta a la fecha más de 2,350 millones de dólares.

Los perdedores no son los habitantes de los techos de cartón del incendiario Ali Primera, los perdedores son los empresarios productores nacionales y venezolanos, que se dedican a las actividades transables como la manufactura de bienes, el sector textil, automotor y la industria en general, pues deben de competir con productos importados protegidos por las políticas arancelarias del régimen de Maduro, otros perdedores son el sector turístico y el de la construcción este último sector por naturaleza empleador y de manera desagregada empleador de las capas sociales menos favorecidas, quienes sencillamente deben de dedicarse a la informalidad para la subsistencia, que es muy distinta a eso que llaman emprendimiento a los fines de morigerar su absoluta incapacidad para generar dinámica del bienestar y por el contrario generar subsistencia.

Somos en fin más desiguales, el chavismo es una antinomia aporafóbica que ha traicionado a los menos favorecidos, ha modelado a un empresariado ad hoc, a su justa medida para favorecerlos con la línea ascendente de la letra K, en la cual se encubre la recuperación, para cualquier estudiante de tópicos de bienestar una recuperación desigual es todo menos beneficiosa.

Pero reza un dicho que la estupidez insiste entre los más estúpidos y hay quienes pagan para que les digan lo que quieren escuchar y no lo que es absolutamente cierto. Las desigualdades se están ampliando en la Venezuela de maduro el país de los billetes bonitos de dólar y quienes siguen hurgando con uñas y dientes entre las bolsas de la basura, aquellos los que tienen prohibido enfermarse y educarse, mientras vehículos de alta gama, billetes de dólares nuevos y bonitos compran bienes de lujo, para satisfacer el nuevo riquismo rastracueros y ofensivo.

He allí al chavomadurismo vaciado de principios, de ideologías y solo movido por intereses crematísticos y pecuniarios. En conclusión, solo se arregló un 5% de la población que se ubica en el segmento ascendente de la letra “K”, de esta nuestra desigual y peligrosa recuperación en perjuicio de la mayoría que en caída libre se ubica en la línea descendente de este juego del horror en donde hay cómplices ganadores y mayorías perdedoras.

“La obra maestra de la injusticia es parecer ser justo sin serlo”
Platón.

*Profesor de la Universidad de Carabobo.

Texto tomado de El Carabobeño / Valencia.