El retraso de la puesta en marcha
de la fábrica obedece a problemas de orden logístico y a casos de corrupción de
funcionarios rusos y venezolanos.
Han pasado 16 años y no hay ni el
asomo de que se concrete el proyecto. La corrupción escandalosa de funcionarios rusos y
venezolanos llevó al limbo el cuestionado proyecto de instalar una fábrica de fusiles rusos en
Venezuela.
Mario Beroes
En entrevista que publica la agencia ibérica de noticias EFE, el director general del consorcio armamentístico ruso Kaláshnikov, Vladímir Lepin, declaró que la fábrica para producir en Venezuela fusiles de esa marca AK-103 y munición no será puesta en marcha este año por problemas logísticos.
«No, no se podrá en marcha», respondió Lepin a la pregunta de
la agencia rusa Interfax acerca
de si este año la
fábrica venezolana comenzará a fabricar fusiles Kaláshnikov.
Al igual que otros proyectos entre ambas naciones, como el
satélite geopolítico, o las plantaciones de plátanos al sur del Lago de
Maracaibo, todos han fracasado.
La corrupción, el desinterés o la falta de voluntad lideran
el que se concrete cualquier proyecto.
Desde el 2006 y nada de nada
En octubre del
año 2021, el enviado de la Presidencia venezolana Adán Chávez anunció que la construcción de la
fábrica de fusiles Kaláshnikov concluirá en el segundo semestre de 2022.
Pero Lepin da al traste esta aseveración del régimen al
indicar que el retraso de la puesta en marcha de la fábrica obedece a problemas de orden logístico.
El acuerdo ruso-venezolano para la construcción de la planta
fue suscrito en 2006, pero su ejecución se obstaculiza por escándalos de corrupción.
También influyó las sanciones estadounidenses a Venezuela.
El exsenador ruso Serguéi Popelniújov, cuya compañía está a cargo de la realización
del proyecto, en 2017 fue condenado
a 7 años de prisión por el robo de más de 1.000 millones de rublos, unos
16 millones de dólares al tipo de cambio de esa fecha.
Texto tomado de El Político.