Por Luis Eduardo Martínez / Opinión.
El pasado domingo conversé largamente con un grupo de profesores universitarios agobiados todos por la dramática situación que enfrentan, personal, profesional e institucionalmente.
Cargados de títulos, magister y doctores, con muchos años en
la docencia e investigación, desgranaron casi con dolor la realidad que viven
junto a los suyos.
Dejaron claro sí de lo orgullosos que se sienten por haberse quedado en el país y de su amor por Venezuela.
A propósito del “Día de la Madre” hablaron de las muchas
que no tienen como darle de comer a sus hijos; de los jóvenes sin trabajo; de
los que medran en espera de unas migajas que les arroje el Estado; de la crisis
del sistema educativo y de salud, con infraestructuras derruidas, escasos y
obsoletos equipamientos, sueldos de miseria; de los abuelos muertos de
mengua; de los tantos cercanos que se han marchado arriesgando vidas en la
travesía por desiertos, montañas, selvas y/o mares embravecidos; de la pérdida
del valor de lo logrado a lo largo de sus existencias; de la desesperanza que
los marca.
Entrados en confianza me comentaron que habían escrito
una carta con lo expresado y más que remitieron a líderes de la oposición
venezolana que se encuentran dentro y en el extranjero. Algunos la
dieron por recibida, otros contestaron lacónicamente e, uno
cruzó opiniones. Ninguno ha dado hasta hoy una respuesta que satisfaga
quizás porque implica un compromiso, quizás porque no es de interés hacerlo.
Les rogué, si tenían a mano una copia, me permitieran
leerla.
Lo conversado se quedó corto ante lo impactante del texto
porque tras el crudo diagnóstico de nuestra realidad seguía un llamado que a cualquiera
que le duela la suerte de millones de nuestros
connacionales estaría obligado a atender. Textualmente puede verse de
seguida:
“Ni aún así, es posible que Usted como
representante de un sector político importante se siente con todos los otros sectores
para que conformemos una verdadera y sólida plataforma democrática, que rescate
al país de esta situación de crisis extrema?”
“Como venezolanos nos dirijamos a Usted con absoluto respeto
y de manera privada, para exigirle esa conformación de solidez a lo interno, en
tiempos perentorios y fijar un solo criterio de unidad. Donde queden claros los
intereses de un territorio, por encima de ambiciones personales que tanto daño
le han ocasionado a un país”.
Nada que agregar; solo que Dios quiera que pronto sea así.