En 2020, Marruecos acordaba normalizar los lazos con el
régimen israelí a cambio del “reconocimiento” de EE.UU. de la “soberanía”
marroquí sobre el Sahara Occidental.
Un año después, mientras se tensaban las relaciones entre
Marruecos y España, el ente sionista y Rabat suscribían un acuerdo en materia
de cooperación en seguridad, inteligencia y venta de armas.
Y ahora, en 2022, un escándalo sale a la luz: El móvil del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ha sido espiado con el software israelí Pegasus. Pero eso no es todo. Un informe sobre el programa de espionaje Pegasus que ha publicado el medio “The Guardian” apunta a Marruecos como posible autor del espionaje.
Ante lo sucedido, el propio Pedro Sánchez ha declarado: “Es
evidente que estamos ante intervenciones ilícitas y externas. Es ajena a los
organismos estatales y que no cuenta con autorización judicial”.
Y hablando de vulnerar la legalidad, otra noticia también
involucra al régimen que ocupa palestina: Un “tribunal” superior de Israel
“aprobó” desalojar a 1300 palestinos de sus hogares en el sur de Cisjordania.
Sin embargo, las convenciones de Ginebra dicen que es ilegal expropiar tierras
ocupadas o trasladar por la fuerza a la población local. O sea que, un alto
tribunal ha aprobado un crimen de guerra.