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29 abril, 2022

La pobre República de Moldavia

Por Orlando Arciniegas*

El origen de los países de Moldavia y Rumania se remonta al año de 1599/1600 cuando Miguel el Valiente ─Vaivoda del Principado de Valaquia y Ban de la región de Oltenia─ realizó la primera unión de los Principados Rumanos: Valaquia, Moldavia y Transilvania que forman el territorio de los mencionados Estados. Y puede decirse que, con una historia de grandes vicisitudes, Rumania y Moldavia comparten un pasado común y su lengua, el rumano; aunque la última dominación rusa de Moldavia intentó siempre romper esa unidad cultural. No existe el moldavo, solo que los rusos durante la existencia de la Unión Soviética impusieron el alfabeto cirílico a la escritura, y trataron de hacer del ruso la lengua principal, al ser la oficial del Imperio soviético.  

La historia de Moldavia tiene su origen en la década de 1350, cuando se funda el Principado de Moldavia, que debe su nombre al río Moldova. La primera independencia de Moldavia, como Principado, fue en contra de la autoridad húngara en 1359, independencia que se mantuvo hasta la unión entre Moldavia y Valaquia (el sur de Rumania) en 1859 (la segunda unión rumana). La mayor parte de la actual Moldavia fue conocida antiguamente como Besarabia, y fue parte del Principado de Moldavia desde su fundación hasta su anexión al Imperio ruso, como resultado de la Guerra ruso-turca (1806-1812). La parte restante de Moldavia se unió con Valaquia, dando origen a la Rumania del siglo XIX. Tras la Revolución rusa de 1905, comenzó a desarrollarse un movimiento de emancipación nacional rumano en Besarabia, que no cuajó en un nuevo Estado. El 15 de diciembre de 1917 la Dieta proclamó la República Democrática de Moldavia como parte de la Federación Rusa.



Pero el 26 de enero de 1918, tropas rumanas entraron en Besarabia para ayudar a su seguridad, causado por el desorden de las tropas rusas. Tras estos acontecimientos se declaró la total independencia el 6 de febrero de 1918. Entonces bajo la presión del Ejército rumano se votó la unión de Besarabia con Rumania el 9 de abril de 1918. Esta anexión se ratificó en el Tratado de París en 1920, sin el acuerdo de Rusia y Japón. Del territorio de Besarabia quedaba por fuera la franja de Transnistria, como parte del Estado federal ruso, que fue rápidamente convertida en la República Democrática de Moldavia. El territorio moldavo perteneció a Rumania hasta el año de 1940.

El pacto Mólotov-Ribbentrop, con cláusula secreta incluida, por el cual Hitler y Stalin se repartían sus áreas de influencia en Europa, dejó la Besarabia bajo la esfera de dominio de la Unión Soviética. Esto le permitió tomar la región en 1940. El 26 de junio de 1940 Rumania recibió el ultimátum de la URSS solicitando la cesión de Besarabia y Bucovina del Norte, cuestión que Rumania cumplió al día siguiente. Esto, en vista de que sus aliados, Francia y Reino Unido, consentían en la entrega. Poco después se establecería la República Socialista Soviética de Moldavia (RSSM). El 28 de junio, tropas soviéticas cruzaron el río Dniéster y ocuparon Besarabia, la región norte de Bucovina y Hertza, mucho más de lo convenido.

En 1941, durante la Operación Barbarroja, Rumania junto a la Alemania nazi recupera el dominio de Besarabia, coadyuvando en la limpieza étnica y asesinando a 90.000 judíos, mientras otros 60.000 eran deportados. Los soviéticos entraron en Rumania en 1944. Bajo el gobierno soviético regiones de Besarabia fueron transferidas a Ucrania y Transnistria (con una importante población rusa y ucraniana), el resto se unió al territorio de una más grande República Socialista Soviética de Moldavia. Terminada la II GM, Rumania como parte del botín soviético, sería incorporada también a la órbita soviética.

Durante el período de posguerra, el gobierno soviético organizó el traslado de población rusa o de hablantes de ruso (rusos, bielorrusos y ucranianos) a Moldavia, especialmente a sus áreas urbanizadas, en parte para compensar la pérdida demográfica de la guerra y en parte para alejar a los moldavos de la influencia rumana. Los soviéticos promovieron campañas culturales de identidad moldava. Oficialmente el idioma moldavo era distinto al rumano, por lo cual lo escribían en alfabeto cirílico, por oposición al rumano que desde 1860 se viene escribiendo en alfabeto latino.

*Moldavia vuelve a ser independiente.* Ocurrida la disolución de la URSS, en agosto de 1991, Moldavia se declaró independiente, convirtiéndose en miembro de la Comunidad de Estados Independientes en diciembre de ese mismo año, al igual que otros Estados postsoviéticos. En un principio se retornó a la idea de reunificación con Rumania, pero un referendo en marzo de 1994, arrinconó prontamente la idea unionista y optó por conservar la independencia.

Ese mismo año se sancionó una Constitución que buscaba acomodar a las distintas minorías rusa, ucraniana y gagauza (de origen turco pero católicos), admitiendo sus propias entidades regionales autónomas, dentro de una estructura nacional federal con órganos legislativos,  gobierno y competencias lingüísticas propias, permitiendo la secesión en caso de que Moldavia se uniera a Rumania. Con todo, la minoría nacionalista prorrusa de Transnistria ha mostrado fuerte intransigencia para el diálogo y hasta para el reconocimiento de las legítimas autoridades moldavas, funcionando de facto como un Estado independiente con presencia y sostén de tropas rusas. Un Estado que por cierto mantiene en vigencia la vieja simbología del decadente comunismo soviético. En Transnistría no ha caído aún el Muro de Berlín ni se ha disuelto la URSS.

Gracias a la infidencia de un comandante ruso ya se sabe que un propósito más de Rusia, en la presente guerra contra Ucrania, es despojar a Ucrania de sus territorios del sur para crear un corredor de tráfico terrestre que comunique a Rusia con su republiqueta prorrusa en Moldavia. Malos augurios por la pequeña y pacífica Moldavia, pues se han sucedido hechos adrede que no son otra cosa que provocaciones para justificar acciones militares en su contra. Es más,  ya se ha dicho que en Transnistria ocurren hechos de opresión contra la población de habla rusa.

Ya sabemos que a Putin no le importaría acabar con Moldavia como lo está haciendo con Ucrania en su supuesto “afán liberador”. Para la presidenta del país, Maia Sandu, se acabó la tranquilidad y ahora se ocupa de procurar la defensa de su país. Como ha dicho Zelenski, Ucrania es solo el comienzo de un delirio terrorista de Putin; algo que, dicho de paso, había expresado con descaro pero que nadie oyó. Los más sordos, los alemanes, que hasta se mostraron reacios al comienzo a dar ayuda militar a Ucrania.

*Doctor en historia.