La deriva fraudulenta y tramposa que ha asumido el
gobierno de Nicolás Maduro, para escamotear y desconocer la voluntad popular
expresada por los Barineses el pasado 21 de Noviembre que hizo de Freddy
Superlano el gobernador electo de ese Estado, solo sirve para poner en
evidencia el carácter atrabiliario, brutal y perverso de la cúpula entronizada
en Miraflores.
Desde la llegada al poder de Hugo Chávez en 1.998, este hizo del Estado Barinas un coto cerrado para el predominio familiar. El poder que confirió a su parentela, lejos de tener alguna inspiración “revolucionaria “ lucia como un inaceptable anacronismo de corte gamonal y feudal, donde los nexos de consanguinidad y afinidad eran requisitos indispensables para el ejercicio del poder y a través de este del enriquecimiento público y descarado de sus familiares.
Veintidós años de esta práctica nepotica y repugnante,
derivaron como suele suceder en estos casos en disputas y vendettas dentro
de su extensa familia, hasta el punto tal que son harto conocidas las
pugnas y enfrentamiento entre sus hermanos por el poder y el botín, y
últimamente tras dos décadas las disputas interna, terciaron en las pugnas una
nueva generación de Chávez, y Barinas en la última elección interna del PSUV
contemplo abochornada, la dureza de las acusaciones de soborno, compra de
voluntades y fraude interno, que contra su mismísimo tío el Gobernador Argenis,
le lanzara Huguito Chávez, hijo de su hermano Nacho Alcalde del municipio
Bolívar, y quien justificara su derrota en los comicios internos por la
utilización en su contra del aparato y los recursos oficiales.
Era evidente que la pudrición del clan Chávez, que
repercutía gravemente en la desatención de los problemas del Estado, y les
mermaba aceleradamente su ya precario apoyo popular, era el antecedente de una
desafección y un repudio masivo, que las encuestas oficiales revelaban con toda
claridad, pero donde no hubo desde el alto gobierno la voluntad de una
sustitución oportuna que hubiera permitido atenuar o aminorar las
dimensiones de una derrota que no es medible solo en los votos obtenidos por
Freddy Superlano, sino que puede cuantificarse claramente en las votaciones de
los otros candidatos opositores, cuyo agregado permite concluir que 2 de cada 3
Barineses, se pronunciaron claramente por el fin de la seudo monarquía de
la Familia Chávez en Barinas.
Lamentablemente y como sucedió en muchos estados de
Venezuela, la falta de conciencia y
responsabilidad de los dirigentes opositores, impidió compactar una candidatura
Unitaria, cuyo efecto sinérgico hubiera significado una votación aun mayor que
la obtenida individualmente por los candidatos opositores, haciendo imposible
cualquier escamoteo o adulteración de la voluntad de cambio manifestada por los
Barineses.
Sin embargo y a pesar de no tratarse de un resultado amplio,
pero si claro e inobjetable, favorable a la elección de Freddy Superlano como
gobernador, desde la misma noche de las elecciones, el oficialismo al saberse
derrotado comenzó a tramar manipulaciones y marramuncias destinadas al
desconocimiento del triunfo opositor en Barinas, retrasando deliberadamente la
totalización y proclamación del mandatario electo, y alegando razones baladíes
como la tardanza o retención del tres actas del municipio Arismendi, que
todos sabemos la poca importancia electoral que tiene, todo ello con el
manifiesto propósito de ganar tiempo , mientras se construía la fórmula jurídica
que permitiera escamotear la clara victoria de Superlano.
Durante los interminables días de incertidumbre, frente al
silencio del CNE, se tejieron las más variadas conjeturas, yo particularmente
consideraba que sería un acto de sadismo electoral del gobierno, empañar el
resultado de unas elecciones que le habían sido ampliamente favorables –
gracias a sus adversarios especialistas en abstencionismo y división- por
violentar un resultado en un estado que más allá de la significación simbólica
para la cúpula Chavista, tiene muy poco peso electoral.
El gobierno de Maduro agobiado por su pérdida de apoyo
popular y por el innegable efecto de las sanciones económicas que
gravitan negativamente en su desempeño, se había esmerado en auspiciar la
observación electoral de factores internacionales como la UE, Cuyo
informe más allá de destacar carencias, abusos, atropellos y ventajismo
en el proceso, al final destacaba también avances claros en las condiciones
electorales, lo que el gobierno podía adjudicárselo como un logro.
Mis razonamientos políticos, productos de una particular
formación y racionalidad, de nuevo como tantas otras veces, se estrellaron
contra un proceder brutal, que siempre deja al descubierto lo peor del régimen:
su carácter autoritario, represivo, abusivo, arbitrario y atrabiliario, que
desafía no a los poderes imperiales, ni a los reales o imaginarios enemigos que
ellos se atribuyen ,sino a los elementales sentimientos y convicciones de
libertad, respeto, tolerancia, dignidad y equidad con la que actúan la inmensa
mayoría de los seres humanos, incluso al margen de sus posiciones ideológicas.
El régimen encabezado por Nicolás Maduro, muestra de nuevo
ante el mundo el feo rostro del fraude, el abuso y la burla a la soberanía
popular, la misma actitud que lo ha convertido en un anti-ejemplo en el mundo,
y especialmente en América Latina, donde cualquier Candidato o Factor asociado
a la izquierda por moderado y equilibrado que sea en sus planteamientos,
siempre tiene su flanco débil en las acusaciones de estar vinculados al
impresentable e indefendible régimen que desgobierna desde Caracas.
La decisión de la sala Electoral del TSJ, cuya subordinación
y falta de independencia e imparcialidad ya se había destacado en el
informe preliminar de la Unión Europea, tiene el claro signo de la
arbitrariedad y el abuso, y para mayor evidencia se produce en su medida
cautelar exactamente en el mismo momento en que una comisión ad hoc de la
Junta Nacional , realizaba la sumatoria de dos de las tres actas faltantes del
municipio Arismendi, concediendo una insuperable ventaja al candidato
Freddy Superlano.
Entender eso que en el análisis político se denomina “la
naturaleza del adversario “en pocas palabras saber claramente a quienes nos
estamos enfrentando y las cosas que estos sujetos son capaces de hacer, solo
debe reforzar en Barinas y Venezuela, la convicción mayoritaria de que las
veces que haya que volver a votar, hay que hacerlo con mayor convicción y
beligerancia para garantizar que la victoria sea de tal magnitud que no pueda
frenarse con artimañas.