La pareja presidencial de Nicaragua, un país cada vez más
aislado, pretende aferrarse al poder asegurándose la reelección por cualquier
medio. Su cruzada contra toda crítica golpea ahora al ganador del Premio
Cervantes.
La represión en Nicaragua ya no respeta ni a sus nombres más
internacionales: Sergio Ramírez, uno de los escritores más reconocidos del país
centroamericano y crítico del presidente izquierdista Daniel Ortega, fue
acusado el pasado jueves de blanqueo de capitales, incitación al odio
y de "menoscabar la integridad nacional". Unos días antes, había
calificado a las próximas elecciones como una "broma macabra" y hace
apenas tres meses pedía
solidaridad internacional ante los arrestoscomo el que ahora se cierne
sobre él. Ramírez, ganador
del Premio Cervantes, fue compañero de Ortega; ambos fueron líderes de la
revolución sandinista de izquierda antes de pelearse por diferencias políticas.
Ortega anunció hace unos días que "terroristas y diablos en sotana"
planeaban un nuevo levantamiento contra el gobierno. La orden de arresto
provocó indignación internacional.
Crítica por la "pura maldad y venganza"
A los ojos de sus compatriotas, Ortega salda son la acusación
una cuenta personal con uno de sus más firmes oponentes. La escritora Gioconda
Belli habló de un "acto de pura maldad y venganza". "Se le
acaban las palabras a una para nombrar lo que está pasando en Nicaragua",
dijo al portal 100% Noticias. Belli también es excompañera y hoy crítica de
Ortega. Se exilió en mayo y tuvo que cerrar el club de escritores PEN de Nicaragua,
que dirigía. Ramírez pudo partir hacia España a tiempo y evitar el arresto.
Intelectuales de todo el mundo solidarizaron con los perseguidos, muchos de
ellos también del espectro político de izquierda como los autores mexicanos
Paco Ignacio Taibo II y Elena Poniatowska.
Reelección con calzador
El escritor no es, sin embargo, un caso aislado, sino víctima
de una brutal ola de represión desde mayo contra todo aquel que critique al
régimen, sean estudiantes, periodistas, sacerdotes, empresarios, activistas de
derechos humanos u organizaciones indígenas de base. Ortega y su esposa y
vicepresidenta, Rosario Murillo, han seguido una senda cada vez más autoritaria
desde la brutal represión de las protestas estudiantiles en 2018. Se postulan
para la reelección en noviembre. Es el quinto mandato para Ortega y el segundo
para su esposa. Con una elección libre, probablemente no tendrían ninguna
posibilidad. Por tanto, a los partidos y candidatos más importantes de la
oposición o no se les permitió presentarse o fueron encarcelados. Entre ellos,
siete posibles candidatos presidenciales. En total, los activistas de derechos
humanos y activistas cuentan más de 150 presos políticos detenidos.
Nicaragua: Fiscalía emite orden de arresto contra Sergio
Ramírez
Sin embargo, no está claro si Ortega logrará romper la
resistencia por la fuerza. La alianza opositora UNAB anunció el jueves que
pasará a la clandestinidad tras la detención de doce de sus miembros. "La
resistencia no se ha ido. Sin embargo, actualmente no podemos brindar ningún
detalle porque esto pondría en riesgo a nuestros seguidores", dijo la
portavoz de la alianza, Alexa Zamora, a través de una videoconferencia.
Paria internacional
La escalada está aislando a Nicaragua cada vez más
internacionalmente y convirtiendo al país en un paria. El candidato
presidencial de izquierda en Chile, Gabriel Boric, dijo que los
"reprimidos y amedrentados" por Ortega "no están solos". El
jueves, el embajador de un previamente reservado México tuiteó el mensaje en
video de Ramírez. En él, el escritor decía que las acusaciones eran las mismas
que hizo en su día contra él el dictador Anastasio Somoza. "Las dictaduras
carecen de imaginación, repiten sus mentiras, su saña, sus odios y sus
caprichos; son los mismos delirios, el mismo empecinamiento ciego por el poder
y la misma mediocridad", protestaba Ramírez.
Luego, la cancillería de Nicaragua envió
una dura nota de protesta y acusó al embajador mexicano de interferir
en los asuntos internos y le instaba a seguir la doctrina Estrada (de no
injerencia). En un tono nada diplomático, se instaba a México a
"descontinuar ese lamentable, desdichado e infeliz camino de ocurrencias y
vanidades, de servilismos y lacayismos, de pelelismos (tonterías)
que niegan su propia historia".
En Estados Unidos, también crece la presión para meter a
Ortega en vereda. Algunos políticos nicaragüenses de alto rango, incluida la
vicepresidente Murillo, ya están en la lista negra: ya no pueden obtener una
visa y pueden contar con la confiscación de propiedades. La UE también ha
impuesto sanciones. Pero hay muchas más opciones, escribió Andrés Oppenheimer,
influyente comentarista del periódico estadounidense Miami Herald. El Fondo
Monetario Internacional negó préstamos a Afganistán y Venezuela debido a
violaciones de derechos humanos, pero continuó trabajando con Ortega. "Las
últimas líneas de crédito otorgadas fluyen directamente al banco central y
pueden ser utilizadas por el régimen de Ortega como mejor le parezca",
criticó Oppenheimer.
(lgc/dzc) Tomado de D.W / Alemania