Por prof. Joel Mejía*
Lamento informarles que en el futuro esas aguas ya no serán
tan cristalinas ni limpias. El régimen de manera irresponsable otorgó
concesiones para la construcción de sendos hoteles a ambos lados del Cerro
Morrocoy, cerro que separa a Tucacas de Chichiriviche. Ya el manglar de Tucacas
fue destruido para construir un embarcadero de lanchas y un hotel. El daño ya
está hecho.
Ahora bien, este nuevo ecocidio es demasiado grave no solo para Venezuela sino para la avifauna continental. El Golfete de Cuare constituye no solo un área protegida nacional, sino que además es el primer sitio RAMSAR del país, denominación que obedece o se desprendió de la Convención sobre Humedales de importancia mundial celebrada en la ciudad de Ramsar Irán en 1971. Esa denominación fue asignada por la gran importancia del Golfete de Cuare como sitio de anidación, reproducción y hábitat temporal de un gran número de especies de aves migratorias del continente.
El drenado de la
laguna por parte de un proyecto hotelero de una cadena internacional, supone un
daño irreversible al Golfete de Cuare y al refugio de fauna, es un golpe letal
a la biodiversidad autóctona y continental. Pero la tragedia no termina allí,
ya que la destrucción del manglar a ambos lados del Cerro Chichiriviche condena
a muerte inminente al arrecife coralino que justamente dio origen al
archipiélago que conocemos como los Cayos.
Los manglares eran
básicamente un colador gigante de sedimentos de los ríos que allí desembocan.
Pues ese colador fue eliminado, ya no existe, por lo tanto las aguas de los
Cayos ya más nunca serán de ese azul cristalino que tanto nos gustaba. Ahora
serán de color marrón, llenas de sedimentos, sedimentos que matarán el coral
irremediablemente. Esa es la triste realidad, que dará paso a un triste futuro
para el Parque Nacional Morrocoy y para el turismo de la región.
*Geografía / Universidad de los Andes