A la redacción de Entre Todos
Digital llegó el documento que a continuación publicamos. Su contenido ilustra
bien la crisis que se generó en la seccional Monagas del PSUV con ocasión de las elecciones internas celebradas
hace poco.
¡LAS BASES DEL PSUV EXIGEN RECONSIDERAR LA DECISIÓN ANUNCIADA
EN MONAGAS!
El PSUV nació para fomentar y encauzar la lucha política en
nuestro país con elementos ideológicos, organizativos, disciplinarios,
sancionatorios; pero, sobre todo, políticos, con los cuales se deben regular de
manera clara, precisa y profundamente democrática, las relaciones de sus
miembros en la vida interna del partido.
La historia de las organizaciones partidistas da cuenta que en cualquier momento se presentarán luchas, unas más, otras menos cruentas, que pondrán a prueba las voluntades y las ansias de poder de su dirigencia. Esas contradicciones inevitablemente tenían que aflorar y afloraron, como consecuencia del escaso debate político en el seno del partido. Unas son de carácter ideológico, las menos; pero otras, las más, son por el CONTROL DEL APARATO PARTIDISTA. En ese escenario, cómo negarlo, se le ha dado preeminencia a la lucha electoralista. Los aportes ideológicos, formadores de la conciencia revolucionaria, han permanecido ausentes durante mucho tiempo, ya que pasaron a un segundo plano como consecuencia de las ansias de poder de los arribistas, de los quinta columnas y de los “entristas”. Las excepciones son poquísimas. Así el pragmatismo político es la regla y no la excepción.
El PSUV es un formidable instrumento para ganar elecciones,
que dicho en términos coloquiales, es una gran maquinaria electoral. La
Dirección Nacional del PSUV pareciera estar bien conforme con esa entelequia
con que se participa en el juego democrático. Pero las máquinas se atrofian,
sufren desperfectos, se oxidan y se paralizan por completo. ¿Es que acaso al
PSUV no le importa su militancia? Porque, sencillamente, no la respeta, no la
orienta, no la educa. Pensar para bien en el país, la nación, el Estado, la
sociedad, en el entorno nacional e internacional, dentro del Partido es una
tarea de muy pocos. Se subestima la reflexión y el ejercicio dialéctico de la
política, en aras de mantenernos como unos simples y vulgares contadores de
votos, receptores de listines, repartidores de dádivas, piezas cumplidoras de
tareísmos castrantes. Tristemente, nos hemos convertido en gruñones de barrio,
defensores de grupos y asaltadores de la voluntad del militante.
El pasado 8 de agosto la Dirección Nacional fue a su gran
prueba y para ello se elaboró un Reglamento Electoral y se conformó la Comisión
Electoral bajo la dirección de Diosdado Cabello, como primer Vicepresidente del
Partido, creyendo que sería suficiente para darle legalidad y legitimidad a las
justas aspiraciones democráticas de la militancia. La realidad demostró todo lo
contrario. Una militancia contenida en sus ansias democráticas y participativas,
rebasó los cálculos personales de Diosdado Cabello, y por eso, muchas
"líneas fijas", candidatos y candidatas que eran gobernadores en
ejercicio; pero con una muy mala labor que exhibir, se cayeron de lo alto. La
DN o algunos de sus integrantes, no estaban debidamente preparados para esa
sorpresa democrática. Más de 3 millones de militantes chavistas ejercieron su
derecho al voto. Creyeron en lo que se les había prometido. Amparados en el
legado de Chávez, confiaron plenamente en sus dirigentes, de allí la
frustración.
En el caso de nuestro estado Monagas, dos candidatas lograron
polarizar la atención política. Una, la gobernadora del estado, Yelitze
Santaella, quien buscaba la reelección por tercera vez; la otra, Leudys
González bautizada como la chocolatera. Contra todo pronóstico y derrotando las
encuestas y los estudios de opinión, enfrentada asimétricamente al enorme poder
de su adversaria, la Chocolatera derrotó a la gobernadora en funciones con
cerca de 10 puntos porcentuales según Diosdado Cabello. Ese júbilo duró muy
poco ya que en rueda de prensa, el Vicepresidente del PSUV, invocando el
Reglamento anunció que la candidatura del estado iba a revisión. Asumimos que
lo anunciado por Diosdado Cabello, estaba ajustado a la normativa y que en la revisión
se aplicarían los baremos anunciados, como por ejemplo: Que las candidatas no
tuvieran denuncias sustentadas; cuál de las dos era la mejor opción para
triunfar el 21 de noviembre: a quién reconocería mejor el Polo Patriótico u
otros factores del estado. La Chocolatera tenía una ventaja en esa
"revisión", esa es una verdad incontestable. Ella había ganado la
elección interna, la militancia la había preferido. El anuncio fue otra estafa
a la voluntad popular que dejó al pueblo de Monagas con los ojos alumbrados y
sin vista. Como mago que saca de su chistera a un conejo, Diosdado sentenció
como cual juez de parroquia que el candidato sería un tal Ernesto Luna.
¡Cómo explicar esa decisión para ser aceptada? Muy difícil de
entender por parte del pueblo, por las bases del partido, tomando en cuenta que
Luna no había participado en la contienda electoral como candidato a la
gobernación; pues utilizando el método del sectarismo y la arrogancia se nos
impuso. El compañero Luna NO era sujeto activo para esa revisión. En ese
sentido, el Reglamento fue indebidamente aplicado y lo más grave aún: NO se le dio
una explicación razonada y REVOLUCIONARIA, del porqué de tan descarada e
irrespetuosa decisión que debilita la confianza puesta en la DN, ya que pone en
entredicho la convicción y el talante democrático de esta dirección en cuanto
no ha permitido el desarrollo de la democracia participativa y protagónica como
mandato constitucional; o es que sólo es un simple discurso para engañar en su
buena fe al pueblo monaguense.
La democracia participativa y protagónica ha sufrido un duro
revés. Ante ello y ponderando las circunstancias políticas, actuando de manera
seria y responsable, considerando que el reclamo de la militancia por las redes
y otros medios o mecanismos se ha desparramado en búsqueda de una respuesta y
exigiendo respeto a nuestra militancia pesuvista, sin ánimo personal de
apetencias mezquinas ni subalternas, en ejercicio pleno de nuestros derechos y
deberes políticos, defendiendo la soberanía popular, y en nombre de esos
cientos de miles de hombres y mujeres que creyeron y creen en Chávez y su
legado, respetuosamente le solicitamos a la DN lo siguiente:
1.- Reconsiderar la decisión tomada en cuanto a la
candidatura a la gobernación del estado y la alcaldía de Maturín, en razón de
que los escogidos no son la expresión de la voluntad de nuestro pueblo que se
manifestó democráticamente el pasado 8 de agosto.
2.- Que se ratifique al compañero Ernesto Luna como candidato
a la alcaldía de Maturín.
3.- Reconocemos la existencia y pertinencia del reglamento;
pero rechazamos la discrecionalidad como fue aplicado, ya que carece de
elementos políticos.
4.- Valoramos la participación de compatriotas quienes
colocaron sus nombres y sus mejores esfuerzos en pro del fortalecimiento
democrático interno del partido, y rechazamos que a través de decisiones como
éstas se les desconozca e invisibilice su participación y sus cualidades revolucionarias.
Compatriotas de la Dirección Nacional, paisano Diosdado
Cabello, no permitamos que el fantasma de la división nos devore, nos haga
retroceder a episodios nefastos como el de Numa Rojas y José Vicente
Maicavares, quienes sirvieron en bandeja de casabe la alcaldía de Maturín a la
oposición. Mantengan la cordura y humildad, ya que la soberbia no es buena
consejera.
Rectifiquemos para que Monagas y su gobierno continúen siendo
un bastión leal y comprometido con la Revolución Bolivariana; una muralla
chavista, antiimperialista y socialista.
A sus gratas órdenes nos despedimos de ustedes; desde
Monagas... y a la distancia con nuestro puño abierto en señal de respeto.
Atentamente: Militantes y dirigentes del estado Monagas.