Norberto Paredes @norbertparedes - BBC News Mundo
"Lo que me molesta actualmente de Turquía es su obsesión
con el Imperio Otomano".
Son palabras el escritor turco Nedim Gürsel, autor de decenas
de obras que han sido traducidas en varios idiomas.
Una de ellas es "La novela del conquistador", que
recuenta cómo Constantinopla cayó ante los turcos, un hecho histórico que el
autor lamenta que en su país se celebre cada año "por todo lo alto".
Pero mucho antes de la publicación de esta novela, en el año
1980, sus libros serían prohibidos en Turquía y un golpe
de Estado encabezado por el general Kenan Evren, exjefe del Estado Mayor del
Ejército turco, lo obligaría a abandonar su tierra natal y exiliarse en
Francia.
Actualmente el escritor comparte su vida entre París y
Estambul, y asegura que le entristece el rumbo que está tomando su país de
origen.
"Turquía sigue un mal camino y se dirige
cada vez más hacia el autoritarismo", juzga Gürsel en una conversación
telefónica que contesta desde Estambul, el centro económico y cultural de
Turquía.
Es una ciudad que desde hace semanas ha estado llenando las
primeras planas de los periódicos en todo el mundo, desde que el presidente
turco, Recep Tayyip Erdogan, anunciara el 10 de julio la
reconversión de Santa Sofía -que desde hace décadas ha sido uno de los museos
más icónicos de Estambul- en una mezquita.
La decisión fue celebrada por una mayoría musulmana en la
nación euroasiática, pero condenada en el extranjero.
Santa Sofía es quizá la construcción más emblemática de
Estambul.
Lo que sigue es un resumen de la conversación que BBC Mundo
mantuvo con Nedim Gürsel, en la que el escritor turco habla del futuro de su
país, pero también de lo que hay detrás de esta controvertida decisión y por
qué le preocupa.
¿Qué simboliza Santa Sofía para Turquía y para el resto
del mundo?
Santa Sofía no es cualquier monumento. Como has dicho, es
sobre todo un símbolo de la historia de la ciudad de Estambul.
Ya estaba allí cuando existía Bizancio. Luego, después de la
conquista -desde hace más de cinco siglos- los turcos se apoderaron de esa
ciudad y de Santa Sofía.
Fue transformada en mezquita en 1453 bajo las órdenes de
Mehmed II, a quien llamamos el conquistador, de quien hablo bastante en mi
libro "La novela del conquistador".
Pero fue bajo toda esa continuidad que la Turquía republicana
kemalista (desarrollada por el líder Mustafa Kemal Atatürk) convirtió el
monumento en un museo.
Desde 1935 Santa Sofía es un museo. Evidentemente su
reapertura al culto representa un problema para el secularismo y para lo que
encarna Santa Sofía como símbolo para la humanidad.
¿Qué mensaje envía Erdogan cuando decide transformar un museo
catalogado como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en una mezquita?
Hace apenas un año, el presidente Erdogan dijo en un discurso
que había que dejar Santa Sofía tal y como estaba, porque había llamados a que
fuera abierta al culto.
Dijo que más bien había que llenar la mezquita del Sultán
Ahmed que está al frente, conocida también como la mezquita azul.
Creo que hay razones políticas. Muchos musulmanes en Turquía
ven como algo positivo la reapertura de Santa Sofía como un lugar de culto.
¿Pero está enviándole un mensaje al resto del mundo?
A Erdogan le gusta desafiar a Europa y a Occidente cada vez
que puede, haciendo referencias al islam y a ciertos valores conservadores, y
olvidándose al mismo tiempo de los valores democráticos.
En esa línea, el gobierno considera que se trata de una
cuestión de soberanía y que es ahora el momento de enfocarse en la soberanía
nacional.
Pero para mí las cosas no son así. Santa Sofía pertenece a la
humanidad y no solamente a Turquía, a pesar de estar en Estambul.
¿Cree que sea un acto de limpieza cultural, como algunos han
reclamado?
No creo que se pueda decir eso, porque el presidente no está
destruyendo nada.
Es más bien un acto de negación de un aspecto de la herencia
kemalista.
Pero no creo que se pueda hablar de limpieza cultural porque
Santa Sofía seguirá existiendo e incluso continuará recibiendo visitas
turísticas en algún momento, según lo prometido por Erdogan, y además de manera
gratuita.
Sin embargo, existe un problema de fondo con respecto al
futuro del país y a valores como el secularismo.
Erdogan ha dicho varias veces que "si perdemos Estambul,
perdemos Turquía" y su partido perdió Estambul en las elecciones
municipales del año pasado. ¿Cree que con esta decisión él busca aumentar su
popularidad?
Totalmente. Esa derrota electoral le afectó mucho. Con sus 16
millones de habitantes, Estambul es casi como otro país. No es solamente una
ciudad o una metrópolis, es mucho más importante que eso.
El AKP (el partido político de Erdogan) también perdió en
otras grandes ciudades, como Ankara, la capital del país.
Pero sí, creo que se trata de una maniobra política con fines
electorales.
¿Qué más busca el gobierno turco con esta decisión?
Creo que el gobierno turco sigue una ideología de conquista
que busca reivindicar, de manera equivocada, al presidente Erdogan.
Turquía es un país que todavía es candidato a la Unión
Europea, pero que celebra por todo lo alto cada 29 de mayo la caída de
Constantinopla. Eso es contradictorio.
Pero Erdogan se centra en una ideología de conquista y se
aleja cada vez más de los valores democráticos. Él apoya la ideología de que
debemos estar orgullosos de nuestro pasado.
Yo no comparto esa opinión. Soy parte de un grupo minoritario
de gente que cree que hay que olvidarse de eso.
Y que Turquía debe buscar tener un lugar en el seno de la
Unión Europea adoptando valores democráticos.
¿Cree que Erdogan sueña con revivir Imperio Otomano?
Se puede soñar con el Imperio Otomano, pero hay que contar
con los recursos para hacer ese sueño realidad.
Lo que me molesta actualmente de Turquía es su obsesión con
el Imperio Otomano, es por eso que acabo de terminar una novela sobre el
despotismo otomano.
Yo no estoy orgulloso de lo que mis ancestros otomanos
hicieron, especialmente a nivel político.
¿Lleva a cabo Erdogan una política expansionista en Siria o
en Libia? Sí. Pero no creo que su plan sea crear un imperio. No tiene sentido.
¿Cómo fue recibido el anuncio de la transformación de
Santa Sofía en mezquita por el pueblo turco?
Yo estuve un poco decepcionado porque la gran mayoría de los
turcos cantaron victoria, pensaron que estaba bien. Hubo mucho entusiasmo
dentro de los sectores conservadores especialmente.
Pero lo que me decepcionó aún más fue la actitud de la
oposición, que dijo que sí, que apoyaba la medida, pero lo hizo sobre todo para
no perder votos.
¿Hacia dónde se dirige Turquía?
Turquía sigue un mal camino y se dirige cada vez más hacia el
autoritarismo. Es preocupante para los demócratas y para valores como la
libertad de expresión, el Estado de derecho, entre otros.
Turquía va por el camino equivocado y se aleja cada vez más
de la democracia.
¿Debería preocuparnos por el futuro de Santa Sofía?
En Turquía hay cierta concientización de preservar el
patrimonio cultural, algo que es muy positivo. Con los recursos que disponemos
en este país, tratamos de conservar nuestro patrimonio cultural.
Por otro lado está evidentemente la rentabilidad y la
especulación. Cosas que existen en otros países, pero aún más en Turquía.
Desafortunadamente, en Estambul se han destruido muchas
construcciones y eso es porque para algunos la renta es más importante que la
historia.
Hay barrios históricos en los que se han ido construyendo
rascacielos y han sido completamente transformados.
La ciudad se ha visto afectada por eso, pero también es
cierto que existe, particularmente en la opinión pública, la idea de que el
patrimonio debe preservarse.