Por Josephine Mason, Peter Henderson y Luiza Ilie
Reuters
/ Tomado de yahoo.es
Los empresarios Matthew Toles y Joseph Toles, cofundadores de
la empresa Slightly Robot, muestran unas bandas inteligentes, las Immutouch,
que vibran cuando la mano del portador se acerca a su cara, para evitar la
propagación de la enfermedad coronavirus (COVID-19), en Seattle, EEUU
Por Josephine Mason, Peter Henderson y Luiza Ilie
LONDRES/OAKLAND/BUCAREST, 1 abr (Reuters) - Mientras se
dirigía en coche a su fábrica en el oeste de Londres la semana pasada, el
diseñador Steve Brooks tenía el coronavirus en mente. ¿Cómo se podría abrir una
puerta sin tocar el picaporte?
"Todo el mundo tiene que usar el dedo meñique o
encontrar una parte de la puerta que nadie haya tocado", dice Brooks,
diseñador y propietario de DDB Ltd, una empresa que fabrica muebles de oficina.
Entonces se le ocurrió producir un gancho que hiciera el trabajo.
El llamado gancho higiénico es lo suficientemente pequeño
como para caber en un bolsillo y está hecho de un material no poroso, lo que lo
hace fácil de limpiar. Es uno de los cientos de cachivaches ideados en los
últimos días y semanas para ayudar a prevenir la propagación del coronavirus.
Desde fabricantes de muebles hasta desarrolladores de
software de inteligencia artificial, empresas de todo el mundo están adaptando
los productos existentes o inventando otros nuevos para ayudar a luchar contra
la pandemia o simplemente facilitar la vida de los que trabajan desde casa, en
hospitales o atrapados en cuarentena.
El aluvión innovador se produce en un momento en que empresas
como Ford, LVMH y Airbus adaptan sus plantas para fabricar material esencial en
la lucha contra la pandemia como desinfectantes de manos, respiradores
artificiales y mascarillas.
En años pasados fueron grandes compañías como éstas, con
capacidad financiera y fábricas, las que tradicionalmente tenían que cambiar
rápidamente del diseño de un prototipo a la fabricación del producto.
Sin embargo, en la actualidad hay una diferencia crucial y es
que la impresión 3D y el software de alta tecnología permiten que empresas
grandes y pequeñas produzcan los dispositivos más rápidamente que nunca.
"Definitivamente hay un montón de personas con recursos
3D muy dispuestas a ayudar", dice MacKenzie Brown, fundadora de la empresa
de diseño de productos CAD Crowd, con sede en California.
Hace dos semanas, su compañía lanzó un concurso de un mes de
duración sobre dispositivos prácticos para navegar en el nuevo mundo del
coronavirus.
Se han presentado unas 65 propuestas, entre las que se
incluyen un pulverizador desinfectante montado en la muñeca, guantes partidos
por la mitad para apretar los botones con los nudillos y un dispositivo que
permite abrir las puertas de los coches sin tocar el tirador, pensado para los
usuarios de taxis.
Como la pandemia hace que la gente sea mucho más consciente
de la higiene, algunos productos nuevos pueden tener una vida útil más allá de
la actual crisis.
"TENÍAMOS EL ALGORITMO"
Las empresas de nuevas tecnologías están retocando sus
sistemas.
En Seattle, los hermanos Joseph y Matthew Toles y su amigo
Justin Ith, dueños de una joven empresa llamada Slightly Robot, desarrollaron
una muñequera para reducir gestos compulsivos como el rascado de piel, morderse
las uñas y tocarse el pelo.
Cuando su ciudad natal informó de las primeras muertes por el
virus el mes pasado, adaptaron el diseño para crear una nueva pulsera
inteligente, la Immutouch, que zumba cuando la mano del usuario se acerca a su
cara.
"Teníamos el algoritmo, teníamos el software y el
hardware. Lo hemos reprogramado para que funcione en el contacto con la
cara", dice Matthew Toles en una entrevista. "Hicimos 350
dispositivos y un sitio web en una semana y ahora todo depende de la rapidez de
producción".
La empresa rumana de software robótico UiPath ha encontrado
entretanto una forma para que las enfermeras del Hospital Universitario Mater
Misericordiae de la capital irlandesa, Dublín, se liberen de la pesada tarea de
introducir datos y automatizar el archivo de los resultados de las pruebas de
virus. Espera replicarlo en otros hospitales.
Scylla, una empresa estadounidense dedicada a la
investigación de la gripe aviar que fabrica sistemas de detección de armas para
escuelas y casinos, se centró en el virus cuando China, el epicentro original
del brote, informó de sus primeros casos hace tres meses.
Ha rediseñado su software de inteligencia artificial para
medir la temperatura de la frente de una persona, enviando una alerta si
detecta fiebre. Tomando imágenes de una cámara térmica, el software puede
utilizarse en edificios públicos como hospitales y aeropuertos, y oficinas de
empresas, dice el responsable de tecnología Ara Ghazaryan.
El Gobierno de una nación sudamericana ha hecho un pedido de
5.000 licencias del sistema de Scylla para sus edificios públicos y su sistema
de transporte, dijo Ghazaryan, que no quiso revelar el país.
COMO EN LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL
Las turbulencias mundiales a menudo generan nuevos productos
e innovación.
El actual estallido de creatividad puede llegar a compararse
con el que se produjo durante la Segunda Guerra Mundial, cuando empresas,
Gobiernos y científicos se embarcaron en proyectos que tuvieron consecuencias
duraderas.
La tecnología utilizada para ayudar a guiar los cohetes
eventualmente llevó a los primeros satélites y a poner al hombre en la luna.
"No hay duda de que los inventores presentarán cientos,
si no miles, de nuevas ideas", dijo Kane Kramer, inventor y cofundador de
la Sociedad Británica de Inventores. Kramer concibió la idea de descargar
música y datos a finales de los 70.
Muchas compañías están donando sus nuevas herramientas o
vendiéndolas a precio de coste. Los diseños del concurso CAD Crowd son gratis
para su descarga y uso, por ejemplo. Para algunos, sin embargo, el negocio
extra podría proporcionar un colchón financiero al evaporarse otras fuentes de ingresos
durante la pandemia.
Brooks, el diseñador de DDB, ha trabajado rápidamente.
Esta semana, menos de una semana después de su primer diseño,
salieron a la venta cuatro modelos diferentes del gancho, vendiéndose a poco
menos de 15 libras (18,60 dólares) cada uno. Está donando un gancho por cada
uno que vende.
Ahora Brooks está dirigiendo su ojo creativo a otro aparato
en la misma línea.
"Ya hemos recibido una solicitud del Servicio Nacional
de Salud de Gales para diseñar algo para empujar una puerta".
(Información adicional de Nadine Schimroszik en Berlín;
traducido por Tomás Cobos).