Por: Jorge Suárez Saponaro. Director del Minuto en Argentina
Las razones son varias, van desde la situación interna que
vive Estados Unidos por la crisis del coronavirus, una posible jugada de la
Casa Blanca para limitar la creciente influencia china en un país de
importancia estratégica y un mensaje claro a la región, para quines aspiren a
incrementar sus lazos con Rusia y particularmente China. El Departamento de
Estado, por medio de su titular Mike Pompeo, insta a las partes a celebrar
elecciones. Las posturas son irreductibles.
Es por ello que consideramos plantear una salida como la que
hizo Sudáfrica en los tiempos finales del apartheid. Estamos convencidos que el
mundo está inserto en un conflicto entre grandes intereses. Venezuela puede ser
un nuevo centro donde puede dirimirse el conflicto señalado. Es imperioso una
salida del régimen imperante, dado que es probable que su radicalización lleve
a una verdadera catástrofe de impacto regional.
Hace varios meses atrás, el presidente Nicolás Maduro, sin
nombrar al “otro presidente” de Venezuela, Juan Guaidó, indicó que estaba
dispuesto a negociar. La respuesta de Guaidó fue negativa, dado al historial de
fracasos en las rondas negociadoras, lo que pone en evidencia el poco tacto
político de las partes y la poca visión de largo plazo sobre el país. Venezuela
está carcomida por una inflación de un millón por ciento anual, una crisis
alimentaria y sanitaria que recuerdan los dramas de países africanos o
asiáticos devastados por la guerra. El éxodo de cuatro millones de personas,
que se han convertido en un serio quebradero de cabeza para algunos países de
la zona, con serios problemas internos en materia de empleo y crecimiento
económico.
Los informes de prestigiosas ONG de Derechos Humanos hablan
de graves violaciones, abusos de todo tipo y un estado que lentamente se
militariza, dado el deterioro institucional del régimen, donde solo los
militares pareciera ser los únicos que pueden garantizar el funcionamiento del
Estado, hasta cierto punto. La militarización es evidencia de un Estado, cada
vez más debilitado, a ello se une con la radicalización del régimen, que es
muestra de fisuras internas y para mantener “alineada” a su propia tropa, apela
al fanatismo. El opositor político, deja de ser un personaje que piensa
distinto, para ser un enemigo de la Patria. La oposición, a pesar de su
debilidad y fragmentación, es tan sectaria como el régimen. Ambos buscan fuera,
apoyos, condicionando al país.
El régimen chavista, considera a China y Rusia como aliados
de los pueblos que luchan contra el “imperialismo”. Los rusos se llenan los
bolsillos con petróleo y otros recursos, como moneda de pago a la compra de
armamento y su sostenimiento. Venezuela, a diferencia de otros países, no ha
hecho ningún esfuerzo para desarrollar capacidades propias de producción de
defensa. China, también se llena los bolsillos extrayendo minerales,
petróleo. Recursos que sirven para pagar la cuenta que tiene Caracas con los
chinos. ¿Cuántas fábricas y que desarrollo implica a Venezuela esta asociación?
Ninguna. Los únicos beneficiarios son los chinos, rusos y la casta dirigente
chavista.
La oposición venera a Estados Unidos como tabla de salvación,
incluso algún exaltado, sostiene la necesidad de que dicho país intervenga
militarmente, al mejor estilo películas de Hollywood, cuando los yankees,
llegaron a Europa Occidental a liberarlos de las garras del III Reich. Estados
Unidos no está interesado en la democracia en Caracas, sino que haya un régimen
afín a sus intereses y reducir la influencia creciente económica especialmente
de China.
América Latina es su “área de influencia”. Europa, actúa con
timidez, con algunas excepciones, dado que no sabe bien que beneficios tendría
en una Venezuela post chavista. Los británicos si sacaron cuentas y le dijeron
“no” a Maduro cuando éste quiso retirar US$ 1200 millones en lingotes de oro de
Londres (ironías del destino la gran revolución socialista del siglo XXI, pone
sus ahorros en la “burguesa” Gran Bretaña) y reconocieron al “presidente
interino” Juan Guaidó. Potencial amigo de Occidente y que seguro dejará los
“ahorros” en la banca occidental. Estados Unidos subió la apuesta y embargó US$
7.000 millones de la estatal petrolera de Venezuela. Esto pone en evidencia que
la “solidaridad” saldrá gratis….están equivocados….sino que le
pregunten al Sr, Maduro cuanto le sale la “amistad” chino – rusa que implica
concesiones importantes en materia minera..etc.
En esta tragedia, faltan algunos actores más, entre ellos,
Cuba. Los hermanos Castro, hábiles estrategas y especialistas en dar varios
“saltos mortales” en política exterior, vieron en Venezuela, el oasis que le
garantizaría, petróleo barato para su empobrecida isla. No solo en recursos
naturales, sino también por varios años de “socialismo real” sin el sostén de
la extinta Unión Soviética.
La alianza, gestada en los tiempos del presidente Hugo Chávez
Frías, permitió también exportar servicios de salud, para los programas
sanitarios de la “Revolución Bolivariana”, dando varios millones de dólares al
estado cubano adicionales. También, a pesar que Venezuela tiene astilleros
importantes, el gobierno de Caracas contrató la construcción de buques en la
filial holandesa Damen que está en Cuba. El régimen bolivariano, no solo
comenzó con el adoctrinamiento ideológico de sus fuerzas armadas – donde los
cubanos tienen una amplia experiencia – sino que La Habana le dio sostén o base
ideológica al discurso chavista, mezcla de nacionalismo, populismo y rechazo a
Estados Unidos.
El régimen chavista tuvo anclaje territorial siguiendo el
modelo de control político que tiene el Partido Comunista de Cuba, llegando a
todos los puntos del país y especialmente en los sectores más empobrecidos o
con escasa cultura política, que fueron rápidamente captados. Esto es
consecuencia, de la historia previa a Chávez, donde hubo décadas de gobiernos
corruptos, que arrasaron con las instituciones y marginaron a importantes
sectores de la sociedad de la vida política.
Había una democracia formal…no de fondo…caldo de cultivo para
sistemas como el chavismo. La caída del régimen de Caracas, es algo inaceptable
para Cuba. Se termina el petróleo barato y su principal sostén en la región. La
política de Trump hacia Cuba, es claramente hostil y está en plena revisión de
todo lo actuado con Obama. El régimen está en una transición ordenada hacia un
nuevo formato de régimen socialista, al estilo Vietnam o China, aún no se sabe,
y no puede darse el lujo de quedar sin su vital apoyo en esta etapa de la vida
cubana.
La Fuerza Armada Nacional Bolivariana, compuesta por el
ejército, marina, aviación, guardia nacional y milicia, es otro actor
relevante. Los militares, han pasado por un largo proceso de infiltración
ideológica, donde Cuba ha tenido un papel importante. A diferencia de otros
países, donde es relevante tener mandos profesionales apegados a la ley, en
este caso, la lealtad al régimen es esencial. Dado el deterioro institucional
que ha sido creciente, especialmente en la esfera económica, donde el régimen
ha sido un rotundo fracaso, con los intentos de implantar una suerte de
socialismo a la venezolana, los funcionarios incapaces fueron reemplazados
paulatinamente por los militares. Estos controlan hasta la distribución de alimentos.
Este poder genera peso político enorme y además un entramado de corrupción.
Medios internacionales, así como acusaciones directas desde Estados Unidos y la
Unión Europea, hablan de ligazones de altos mandos con el narcotráfico. La
tolerancia de santuarios de las FARC en territorio venezolano, permitió que el
narcotráfico ampliara su esfera de influencia. La elevada criminalidad, casi
imparable en grandes ciudades, tiene su explicación con el crecimiento de este
flagelo, que seguramente, como en los países de la región, tiene complicidad
con funcionarios y lideres políticos.
El ex vicecanciller argentino Cisneros, en un brillante
análisis realizado en la televisión argentina, señaló que los lazos de altos
mandos militares con el narcotráfico, es un elemento a tener en cuenta, dado
que un cambio de régimen, los transformaría en candidatos a seguir los pasos
del general panameño, Noriega y dar con sus huesos en alguna penitenciaria
federal de Estados Unidos. Saben que serán presa de la DEA. Los militares además
de ser parte del gobierno, administrar empresas de diverso tipo, la
distribución de alimentos y mantener cierto orden, dado que la Guardia Nacional
– posiblemente el componente mas leal al régimen junto con la Milicia – es
parte de las fuerzas armadas. La Milicia nacional, que son miles de civiles
armados, sigue el modelo cubano, que más que como reserva activa y movilizable,
es una herramienta de control político del régimen. Caracas copio el sistema y
varios cientos de miles de milicianos son una fuerza de choque leal al
chavismo. Su valor militar, para enfrentar una agresión de un país como Estados
Unidos, es muy limitado.
¿Es posible salir del atolladero?
Si es posible, países inmersos en guerras civiles, las partes
se sentaron a negociar, bajo supervisión internacional. Un ejemplo, es Siria.
Las partes negocian, donde participan actores locales y
regionales involucrados. En el caso de Yemen, también comenzaron
negociaciones, llenas de dificultades, pero el drama humanitario puso de
manifiesto que es necesario llegar algún lugar. Asimismo los países árabes que
patrocinan el régimen de Adén, estancados en años de guerra, buscan una salida,
lo más elegante posible de semejante problema. La lista sigue, como el Reino
Unido con el IRA y en la región los procesos de paz de América Central, y el
caso de Colombia. Es indispensable para ello tener canales de diálogo, a través
de espacios “neutrales”. En su momento el régimen apeló al Vaticano y la
Iglesia Católica. La peculiar diplomacia papal fue objeto de críticas,
por sus silencios, pero el caso de las negociaciones de Cuba con Estados
Unidos, donde el Vaticano algo tuvo que ver en materia de “buenos oficios”
puede ser un camino a seguir.
En el plano internacional el llamado Grupo de Lima debería
canalizar una solución regional, centrándose en el problema de los inmigrantes
venezolanos, debatir sobre si considerarlos refugiados, dar intervención y
recurrir a Naciones Unidas y organismos especializados para asistir a quines
viven en campamentos, negociar con el régimen un “canal humanitario” que
permite que el exilio venezolano pueda enviar dinero, medicamentos, ropa y
alimentos con seguridad a sus familiares. Llegado el caso instrumentar una
suerte de Agencia regional para lidiar con el problema de los millares de
venezolanos que salen del país, a fin de evitar que sean victimas de trata de
persona, reciban asistencia sanitaria, la cuestión de la documentación y evitar
situaciones de irregularidad.
El Grupo de Lima, tiene varias opciones para promover o
auspiciar una mediación internacional, a través de los buenos oficios del
Vaticano o también con intervención de las Naciones Unidas, a través del
Secretario General, y llegado el caso con la designación de un Enviado Especial
o Representante Especial que sea responsable de las rondas de conversaciones
entre las partes, para luego buscar un espacio neutral, donde se inicien las
negociaciones para una salida ordenada del conflicto. Estamos en una instancia
donde las partes tienen serias dificultades de entablar comunicaciones entre
si. Creemos que es necesario un tercero imparcial que facilite dicha
comunicación, para consensuar una agenda de trabajo.
Los ejes principales de las negociaciones, deberá centrarse
en primer lugar, la cuestión de derechos humanos y los presos políticos, la
crisis económica y la apertura de un “corredor humanitario” para facilitar la
llegada de alimentos y medicinas para la población. Es indudable que el país
precisa un plan de emergencia para superar la crisis económica, las medidas
adoptadas por el gobierno han naufragado y es preciso buscas soluciones
pragmáticas y realistas. El retiro de personal militar extranjero, así como
dejar sin efecto el establecimiento de una base militar extranjera en suelo
venezolano.
Esto solo podrá superarse con apoyo internacional. Creemos
firmemente que la liberación de los presos políticos, será un paso hacia la
pacificación. Asimismo las partes deberán reducir “decibeles” en su discurso.
Las negociaciones deberán tocar la legitimidad de la Asamblea Nacional –
parlamento – que el gobierno de Maduro se niega a reconocer. Otro tema ríspido
es la Asamblea Constituyente, también cuestionada por la oposición. Es por ello
que creemos pertinente crear una comisión nacional de reconciliación y unidad
nacional, donde participen referentes reconocidos de la oposición, chavismo,
iglesia, sector productivo, académico y los militares (dado su peso e
influencia en el régimen). El objetivo consensuar políticas de
estado de largo plazo y también para crear condiciones para el retorno de los
millares de venezolanos que han abandonado el país. Asimismo también sería
pertinente la creación de un Observatorio de Derechos Humanos.
La existencia de dos gobiernos que reclaman ser legítimos
representantes del país, no hace más que complicar las cosas. En el marco de
las negociaciones, ambos “presidentes” deberían dar paso a un costado para un
tercer actor, que asuma el Gobierno de Transición, donde estén representados
tanto el chavismo como la oposición, con una agenda o programa que surja de la
comisión de reconciliación. La Asamblea Constituyente convocada por Maduro, muy
cuestionada, podría limitar sus reformas algunos puntos, para darle sustento al
gobierno de transición que surja de las negociaciones entre oposición y el
régimen.
El país ha vivido muchos años con una enorme concentración de
poder en manos del poder ejecutivo, un sistema federal limitado. La actual
Asamblea podría romper con dichos males, especialmente terminando con la
reelección indefinida, régimen semi parlamentario, limitando al todo
poderoso presidente de la República, potenciar el federalismo. En otras
palabras, dictar una Constitución para un gobierno de transición.
La “Transición” también debe tener en agenda
la reforma de los servicios de seguridad e inteligencia. El impopular SEBIN,
debe dar paso a una serie de agencias especializadas en inteligencia exterior,
interior, seguridad de comunicaciones, etc, con control parlamentario. Las
fuerzas armadas también, deben orientar sus funciones a la defensa del país, lo
que no quitará que mantengan presencia en emprendimientos productivos ligados a
la defensa o promoción de industrias de valor estratégico. La Milicia
Nacional Bolivariana debe dar paso a una fuerza de reservistas, cuya
motivación, no sea ideológica, sino la defensa del país y la Constitución.
Quiénes sufrieron por los abusos del Estado, merecen una
justa reparación, en el marco de un plan de reconciliación nacional. Es una
cuestión delicada, pero es preciso que el Estado repare los daños ocasionados.
Será vital la reforma del sistema judicial, ministerio público, para que pueda
actuar con independencia, libre de presiones políticas partidarias para que
pueda llevar a cabo las investigaciones. Ello no impedirá que exista una
comisión nacional especial para identificar víctimas y los daños ocasionados.
La salida del actual estado de cosas, debe ser en el marco de
la Constitución venezolana, esto lo deben entender tanto el Asamblea Nacional,
el “presidente interino” Juan Guaidó, el gobierno liderado por Nicolás Maduro
como la cuestionada Asamblea Constituyente, además claro está de los militares,
que se han convertido en un actor relevante, por no decir clave en este drama.
La clase política debe entender que hay un proceso político terminado y que ha
fracasado. La sociedad demanda cambios y que estos deben surgir del consenso
del propio país y no de terceros actores, que emplean al país para dirimir sus
conflictos, con sus posibles derivaciones. Siria es un buen ejemplo, cuando
dichos actores en alianza con sectores locales, pueden “dirimir” sus disputas.
El ejemplo de Sudáfrica…
El proceso de desmantelamiento del régimen del apartheid, se
desarrolló bajo los cauces constitucionales que regían en ese entonces a
Sudáfrica. Frederik de Klerk, último presidente del régimen segregacionista,
comprendió el contexto en el cual estaba su país. La opresión de la mayoría negra
no podía continuar, la presión internacional era notoria. El régimen estaba
agotado y era hora de emprender un cambio. En el marco de largas negociaciones
con el líder Nelson Mandela, comenzó a gestarse una “nueva Sudáfrica”.
El líder Nelson Mandela, comenzó a gestarse una “nueva
Sudáfrica”.
El desguace del sistema fue gradual, no exento de situaciones
graves (el proceso de desmantelamiento del régimen tuvo como consecuencia
decenas de miles de víctimas en disturbios, luchas interétnicas, etc.), como de
falencias, especialmente en materia económica, dado que el país sigue siendo
desigual.
No obstante ello, fue un hábil capitán para hacer frente al
temporal. Las largas negociaciones implicaron cambios en las fuerzas de defensa
(antes compuestas solo por blancos), los servicios de seguridad y los cambios
constitucionales, Nelson Mandela, fue un estadista, dejó de lado venganzas y
revanchismos políticos, y promovió una democracia multirracial.
Su vicepresidente, fue nada menos que De Klerk, último jefe
del régimen y antiguo líder racista. Ambos entendieron que el país estaba por
sobre ellos. Vivieron momentos de zozobra, pero finalmente triunfaron. La
construcción de la paz y la unidad implica un importante esfuerzo, enormes
sacrificios con elevados costes políticos. Esto es de vital importancia, si los
líderes políticos no están dispuestos a pagar el precio de la paz, otros
tomarán las decisiones y las consecuencias serán funestas, no solo para los
venezolanos, sino para la región, convirtiéndose en el campo de batalla de
potencias ávidas por nuestros recursos y porque no…territorios…
- ¿Juan
Guaidó y Nicolás Maduro estarán capacitados para seguir el ejemplo de De
Klerk y Mandela? ¿Tendrán la capacidad de deponer actitudes y posturas
personales partidistas por el bien del país? ¿Estarán dispuestos a
renunciar a sus cargos y dejar lugar a un verdadero gobierno de Unidad
Nacional? Sudáfrica es un ejemplo a seguir, a pesar de la pesada herencia
de siglos de opresión, el país pudo constituir una democracia.
- Venezuela
vive un tiempo histórico único. Si el liderazgo político logra concertar
la paz y sentar las bases para una verdadera democracia, no solo será un
hito en la historia de los venezolanos, sino que marcará el rumbo del
cambio que tanto precisa nuestra América Latina postrada en el
subdesarrollo y las divisiones, por culpa de la corrupción y el
sectarismo.
- Los
verdaderos líderes deben estar dispuestos a sacrificarlo todo por la
libertad de su pueblo
- Nelson
Mandela
- Tomado
de Diario el Minuto