La epidemia de COVID-19 podría entrar
caminando a su casa, en la suela de los zapatos. Eso sugiere un nuevo estudio
realizado en China entre febrero y marzo pasados y publicado hace unos días por
el Centro de Control y Prevención de Enfermedades de
Estados Unidos.
La investigación fue realizada por
científicos de varias instituciones chinas en el Hospital Huoshenshan de Wuhan,
ciudad que fue el primer gran epicentro de la epidemia de coronavirus.
Durante el estudio se tomaron
muestran de objetos y lugares potencialmente contaminados, tanto en el área
general donde se atienden pacientes de COVID-19 como en su sala de terapia
intensiva. También se tomaron muestras del aire dentro de esas áreas y de las
rejillas del sistema de ventilación.
Se identificaron cantidades
importantes de virus en muchas de esas muestras, en mayor proporción en las
tomadas en el área de terapia intensiva (donde se atiende a los pacientes más
graves) y se halló una cantidad relativamente alta de coronavirus en las
muestras tomadas del suelo.
El estudio señala que eso se debería
que el coronavirus se acumuló por gravedad en el suelo y desde allí se expandió
a otras áreas del hospital. Por ejemplo, se encontró presencia del patógeno en
todas las muestras tomadas en el suelo de la farmacia, donde no se atienden
enfermos. Eso permite concluir a los investigadores que el coronavirus se
habría esparcido a través de las suelas de los zapatos de personas que en ese
hospital caminaron hasta la farmacia procedentes de las salas generales y de
terapia intensiva.
Evidencia de ello es que la mitad de
las muestras tomadas de las suelas de los zapatos de personal médico de terapia
intensiva de ese hospital dieron positivo en la detección de coronavirus.
Así, el estudio divulgado por el CDC
muestra que dentro de hospitales el coronavirus puede esparcirse a través de
las suelas de zapatos contaminadas en el caso de personas que estuvieron en
salas donde se atiende a enfermos y luego caminaron a otras zonas del hospital.
Establecer amplias medidas de
desinfección en los hospitales, incluidos los zapatos, resulta así una acción
que sería imperativa para impedir la difusión del virus dentro y fuera de sus
instalaciones hospitalarias.
El estudio no lo dice explícitamente,
pero sugiere que la difusión del coronavirus a través de los zapatos podría
darse en otros contextos, por lo que conviene tomar precauciones para prevenir
esa forma de contaminación. Con todo, ha de decirse que la concentración de
coronavirus en el suelo del área estudiada (un hospital que atiende enfermos de
COVID-19) sería presumiblemente mucho mayor que en los suelos de la calle u
otros recintos no hospitalarios, y se estaría acumulando en el hospital de modo
continuo debido a la presencia allí de pacientes.
Fuera de esos lugares, la
concentración de coronavirus no sería necesariamente igual en áreas no
hospitalarias de tránsito de personas, por ejemplo la calle, el suelo en
supermercados, oficinas y transportes públicos u otras zonas. Allí, la posibilidad
de que esta sea la vía de propagación sería comparativamente menor, simplemente
porque su concentración en el suelo sería también menor que dentro de las salas
de los hospitales donde se atiende a pacientes de COVID-19.
Tampoco se sabe por cuánto tiempo el
coronavirus sobrevive en superficies en general, ni cuánto en el suelo o en las
suelas de los zapatos, pero hay indicios de que podría persistir por varias
horas dependiendo de la superficie. El rango es incierto pero se ha mencionado
desde 2 o 3 horas hasta 12 horas o quizá más.