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13 febrero, 2020

La llegada de Guaidó


Por Orlando Arciniegas *

Fue todo un espectáculo. En la mejor acepción que puede calificar lo que vimos, y no de todo lo que ocurrió. ¿Cuál? La tercera que da la RAE. –“Cosa que se ofrece a la vista o a la contemplación intelectual y es capaz de atraer la atención y mover el ánimo, infundiéndole deleite, asombro, dolor y otros afectos más o menos vivos o nobles”. – Guaidó llegó a las 4:40 pm en el vuelo 173 de Tap Air Portugal, proveniente de la bella Lisboa. Descendió y se le vio solo. Sus contrincantes, los que quisieran tener lo que él tiene de sobra, pero que tienen poder en demasía, no lo disimularon.  Bernal –sí, ese mismo–, anunció que habría un despliegue militar en todo el país. Periodistas difundieron que se habían activado los radares de defensa aérea en la base militar de La Carlota. Los transeúntes y los atrapados en el atasco vieron el lanzamisiles que se instaló en la autopista Caracas-La Guaira. Militares por doquier, obstaculizando la circulación e impidiendo el paso. Una vez más quedó claro que los militares nuestros, los de la era chavista, les importa un pepino la inmunidad parlamentaria. Es burguesa, y ya.

Lo demás, y más grueso del asunto, lo hicieron los “grupos violentos afectos al Gobierno”. Agredieron a la esposa de Guaidó. Vaya, acto valiente. A los periodistas, a quienes robaron y agredieron. Como otras veces. Al mismo Guaidó, que se mostraba solito y airoso, lo golpearon y lanzaron algún líquido no perfumado. Él siempre atildado, se veía sacudido pero determinado. Para incordiarlo escogieron a una señora, de blusa roja, que ya se sabrá más del personaje, a quien el coronel Franco Quintero, con la valentía de uno de los guerreros de Sucre, derrochando valor, abrió la puerta para que la “señora de rojo” perpetrara el irrespeto, sus acciones de malandraje. 


Lógicamente, todo eso, como dice la acepción de la RAE, “es capaz de atraer la atención”.  El poder cuando se despliega así, ostentoso e intimidante, es además ridículo. Desproporcionado. No tiene origen en la valentía –“Acción material o inmaterial esforzada y vigorosa que parece exceder a las fuerzas naturales”–, sino todo lo contrario. Más acorde con lo que hicieron, muchos de ellos, el 11 de abril de 2002, cuando derrocaron a Chávez.

¿Y Guaidó? Solo, determinado, desafiante con sus solas fuerzas físicas y morales. Pero aparentemente desasistido. Un valiente, sin más.

*Profesor jubilado de la Universidad de Carabobo, historiador.