Por Orlando Arciniegas *
Fue todo un espectáculo. En la mejor acepción que
puede calificar lo que vimos, y no de todo lo que ocurrió. ¿Cuál? La tercera
que da la RAE. –“Cosa que se ofrece a la vista o a la contemplación intelectual
y es capaz de atraer la atención y mover el ánimo, infundiéndole deleite,
asombro, dolor y otros afectos más o menos vivos o nobles”. – Guaidó llegó a
las 4:40 pm en el vuelo 173 de Tap Air Portugal, proveniente de la bella
Lisboa. Descendió y se le vio solo. Sus contrincantes, los que quisieran tener
lo que él tiene de sobra, pero que tienen poder en demasía, no lo disimularon. Bernal –sí, ese mismo–, anunció que habría un
despliegue militar en todo el país. Periodistas difundieron que se habían
activado los radares de defensa aérea en la base militar de La Carlota. Los
transeúntes y los atrapados en el atasco vieron el lanzamisiles que se instaló
en la autopista Caracas-La Guaira. Militares por doquier, obstaculizando la
circulación e impidiendo el paso. Una vez más quedó claro que los militares
nuestros, los de la era chavista, les importa un pepino la inmunidad
parlamentaria. Es burguesa, y ya.
Lo demás, y más grueso del asunto, lo hicieron los
“grupos violentos afectos al Gobierno”. Agredieron a la esposa de Guaidó. Vaya,
acto valiente. A los periodistas, a quienes robaron y agredieron. Como otras
veces. Al mismo Guaidó, que se mostraba solito y airoso, lo golpearon y
lanzaron algún líquido no perfumado. Él siempre atildado, se veía sacudido pero
determinado. Para incordiarlo escogieron a una señora, de blusa roja, que ya se
sabrá más del personaje, a quien el coronel Franco Quintero, con la valentía de
uno de los guerreros de Sucre, derrochando valor, abrió la puerta para que la
“señora de rojo” perpetrara el irrespeto, sus acciones de malandraje.
Lógicamente, todo eso, como dice la acepción de la
RAE, “es capaz de atraer la atención”. El
poder cuando se despliega así, ostentoso e intimidante, es además ridículo.
Desproporcionado. No tiene origen en la valentía –“Acción material o inmaterial
esforzada y vigorosa que parece exceder a las fuerzas naturales”–, sino todo lo
contrario. Más acorde con lo que hicieron, muchos de ellos, el 11 de abril de 2002,
cuando derrocaron a Chávez.
¿Y Guaidó? Solo, determinado, desafiante con sus solas
fuerzas físicas y morales. Pero aparentemente desasistido. Un valiente, sin
más.
*Profesor jubilado de la Universidad de Carabobo,
historiador.