Lograron
transformar el teléfono inteligente en un robot social. Es capaz de escuchar,
hablar y moverse. Ideado y fabricado en Chile, se trata del primer robot social
educativo hecho en América Latina y que habla español. Fue el único
representante de Sudamérica en llegar a la feria de tecnología más grande del
mundo, conocida como CES.
Desde lejos SIMA (Sistema
Interactivo Modular Antropomorfo) parece una gran carcasa de celular, pero a
medida que te aproximas descubres cómo su estructura se complejiza. En conjunto
con un smartphone y una aplicación, este robot autónomo
puede interactuar con las personas: se comunica
y sigue patrones sociales de comportamiento como la voz, los gestos, la emoción
y la expresión corporal.
Cuando SIMA
cobra vida, se mueve y comienza a saludar, bailar, contar chistes y mostrar
imágenes en su barriga, acerca el mundo de los robots a los niños;
genera una experiencia de conocimiento, entretención y aprendizaje.
"Creemos
que es importantísimo que entiendan que la tecnología no es solamente para el
consumo sino también para el desarrollo", explica a Sputnik Felipe Araya,
ingeniero mecánico y cocreador de SIMA.
¿Qué es la
robótica social?
Felipe Araya,
ingeniero mecánico, cocreador de SIMA
La iniciativa
nació en 2016 cuando Araya quiso desarrollar un robot para su pequeño hijo, con
la idea que tuviera un compañero de juegos y enseñanza. El ingeniero explica
con pasión cómo este prototipo robótico finalmente les cambió la vida. De
hecho, comenzó a trabajarlo en conjunto con su pareja, Virginia Días, educadora
especialista en psicología social.
"Estábamos
acá en Chile visitando a mi familia, yo soy venezolano-chileno y Virginia es
venezolana-portuguesa, y ese verano yo me empecé a plantear si podía hacerle un
robot a Nicola que fuese más allá de los robots que yo normalmente le armaba,
empezar un robot de cero. Partí de la lógica de: 'bueno si soy ingeniero,
debería ser capaz de construir un robot'", cuenta Araya.
"Empecé
a desempolvar los conocimientos de la universidad de robótica, de mecánica y de
cinemática para ponerme a construir un robot, partiendo de que las
tecnologías hoy en día están muy al alcance de las personas, lo que
sirvió como para ir acelerando el proceso de aprendizaje", agrega.
Virginia, por
su parte, relata a Sputnik que querían "algo que fuera más
interactivo". "Que no solamente fuera programar y ensamblar",
resalta en referencia a los robots pensados ya para adolescentes. La pareja
buscaba un modelo didáctico "para entender la tecnología" pero que a
la vez pudiera "interactuar con los niños de una manera más simple, más
natural".
Virginia
Días, educadora especialista en psicología social, cocreadora de SIMA
"Descubrimos
el área de la robótica social que es un área poco explorada",
sostiene.
La robótica
social estudia a los robots capaces de interactuar y comunicarse entre
ellos, con los seres humanos y con el medio ambiente. Juntos, desarrollaron
una primera versión y se postularon a un fondo estatal del que resultaron
ganadores.
SIMA es
fabricado gracias a impresoras 3D
Doce
prototipos se realizaron hasta llegar a la primera versión de SIMA.
Con un cuerpo de diversos colores y fabricado en impresoras 3D,
este pequeño armazón se ensambla a un teléfono inteligente que es parte central
del robot, y da solución a varios requerimientos específicos.
"Veíamos
que había una oportunidad tremenda utilizando el dispositivo móvil, que en este
caso es el celular, que nos permitía aprovechar un montón de sensores que ya
trae. Porque los sensores son los sentidos que necesita un robot, la cámara son
los ojos, el micrófono son los oídos, el parlante es la voz del robot, el
acelerómetro le permite también ubicarse, el GPS", detalla Virginia.
Fue así que
SIMA pudo ver y hablar, ahora debía lograr moverse con un cuerpo robótico con
varios grados de flexibilidad. "Dijimos, lo que tenemos que comenzar a
desarrollarle es algo externo que le de vida, que saque la experiencia de la
pantalla, que no se quede solamente en una aplicación móvil que no es lo que
nosotros queremos, porque nosotros queremos un robot", especifica la
educadora.
SIMA (Sistema
Interactivo Modular Antropomorfo)
Gracias al
trabajo en equipo, que sumó a otros tres profesionales, y con el apoyo del
Laboratorio de Fabricación Digital de la Universidad de Chile (FabLab), hoy
SIMA cuenta con 8 grados de movilidad y seis motores en sus piernas y brazos,
mecanismo que permite que el androide mueva cada una de sus extremidades,
transformándose en el primer robot social educativo hecho en
Latinoamérica y que habla español.
A lo que se
le suma tecnología de alta sofisticación como el uso de Watson, un programa
para el reconocimiento contextual de lenguaje con inteligencia social, creado
por IBM. Un robot que puede oir preguntas e interactuar con los niños, que
puede apoyar el aprendizaje en una sala de clases.
Tras estos
mejoramientos en el hardware y software, se
encargaron de trabajar con los contenidos y ver la forma en que los usuarios
adultos, los profesores, lo podían integrar dentro del aula, considerando que
SIMA fue desarrollado con contenidos alineados al currículum educativo del
Ministerio de Educación de Chile.
"Sabíamos
que con los robots que se han ido utilizando dentro de las salas de clases en
países como Japón o Corea, desde hace más de 15 años, en los procesos de
aprendizaje, con investigaciones y estudios muy potentes, se evidencia el
beneficio de la interacción con este tercer actor dentro de la sala, donde se
aumenta la motivación y el interés de los niños en lo que están
estudiando", precisa Araya.
"Nosotros
queríamos que el robot fuese como un tercer ente dentro de la sala, que
permitiera, de alguna manera, romper con esa barrera o escalón entre el
profesor adulto y el niño. Que incluso se dieran dinámicas distintas donde el
niño le enseña cosas al robot y aprendiera de esa manera. Donde la interacción
con el robot es mucho más horizontal", explica Virginia.
Para ambos
creadores la capacidad que tiene un robot educativo es infinita, puesto que no
se cansa frente a la cantidad de respuestas que tiene que dar, permitiendo que
los niños superen la timidez al repetir una misma actividad las veces que
necesiten. Además, pueden preguntar muchas veces la misma interrogante, aunque
se equivoquen en la respuesta y aunque sea la más básica.
Felipe
menciona que "lo primero que enseñó SIMA eran los números, nos enseña a
contar, entonces aparecían números en su barriga".
Actualmente,
son 35 colegios chilenos con profesores parvularios y de educación básica los
que han utilizado el pequeño robot para realizar evaluaciones, dictados y como
una herramienta educativa de apoyo.
Hay unas 50
unidades del robot SIMA en diferentes partes del mundo
La pionera
iniciativa tecnológica también se ha enviado a otros países. Son casi 50 robots
vendidos en distintos sitios del mundo, sobrepasando la meta de 6 mil dólares a
más de 8 mil dólares que se habían impuesto sus creadores. Su valor en moneda
nacional es de $150.000 pesos chilenos, casi 190 dólares la unidad.
SIMA llega a
Las Vegas
Este proyecto
pionero y esforzado ya marca hitos en la robótica latinoamericana al ser el
primero de la región en ser invitado a la Consumer
Electronics Show (CES) o Feria de
Electrónica de Consumo, la exposición de tecnología más importante del mundo,
realizada en la ciudad de Las Vegas, en Estados Unidos.
Virginia Días
recuerda que "hace dos años no nos planteábamos ir al CES; el año pasado
asumimos el reto de ir y de compararnos con otras empresas de desarrollo de
tecnología a nivel global. Estaban desde Asia a Estados Unidos".
Sputnik