- Al contrario de lo que se
pensaba, el cuerpo no solo envejece de forma gradual, sino que llega un
punto de no retorno en el que sus funciones caen drásticamente.
Pura
Muñoz-Cánoves (Miramar, Valencia, 1962) ha
transformado la manera de entender el envejecimiento.
A través de
sus investigaciones del músculo esquelético en ratones, consiguió demostrar que
el envejecimiento no solo es una pérdida gradual de funciones en nuestro
cuerpo, sino que encierra problemas intrínsecos a las células madre.
Sus
investigaciones en el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares
(CNIC) han mostrado el papel en el envejecimiento, hasta entonces desconocido,
de un mecanismo de limpieza intracelular llamado autofagia.
Según sus
resultados, esta podría ser la clave para revertir la pérdida de regeneración
de los tejidos característica de la vejez.
Estos
descubrimientos le han valido importantes reconocimientos como el Premio de
Investigación Médica Jaime I y el premio de la Fundación Lilly de Investigación
Biomédica Preclínica 2019.
¿Qué es el
envejecimiento?
Antes se
creía que el envejecimiento era un declive progresivo de la
funcionalidad de los tejidos y órganos. Esto es verdad hasta cierto punto.
Lo que vimos
en nuestro laboratorio es que al final de la vida, en ratones en su tercer año,
y en las personas a partir de los 80-90 años, el envejecimiento ya no es solo gradual,
sino que sufre un descenso de la funcionalidad muy agudo.
Llega a un
punto en el que la capacidad regenerativa de los tejidos, es decir, de producir
nuevas células, cae en picado.
¿Qué es lo
que provoca este cambio tan brusco?
Para
averiguarlo investigamos qué procesos estaban alterados previos al punto de
declive mediante diferentes estudios bioinformáticos.
Así, vimos
que la autofagia, el sistema de limpieza intracelular, estaba
alterada.
¿Cómo
funciona este mecanismo?
La autofagia
actúa como una aspiradora que elimina los residuos que se van acumulando en la
célula, como proteínas dañadas u orgánulos que no funcionan.
Lo que
observamos fue que durante el envejecimiento el mecanismo de autofagia es
muy poco activo o no funciona y esto lleva a la acumulación de
residuos tóxicos en la célula.
Llega un
punto en el que la acumulación es tal que la célula no puede funcionar más y
entra en senescencia, que es como si estuviesen dormidas. Es un estado
irreversible y es el causante de que los tejidos no puedan reponer sus células
y envejezcan.
¿Cuál es el próximo
paso en la investigación?
Lo que
estamos investigando ahora es cómo, a través de compuestos farmacológicos,
podemos aumentar la actividad de la autofagia y alargar lo máximo posible la
llegada al punto de no retorno de la senescencia.
Por ejemplo,
estamos intentando mantener activas moléculas que permiten la autofagia, o lo
que es lo mismo, bloquear inhibidores del mecanismo.
De hecho, ya
hemos visto algunos resultados en los que las células madre mantenían
su actividad autofágica gracias a ellos, incluso en ratones de edades
muy avanzadas.
Además de a
través de compuestos farmacológicos, ¿nosotros podemos hacer algo para evitar
el punto de no retorno?
Tenemos otro
tipo de estudios en ratones que muestran que la restricción calórica y el
ejercicio hacen que la actividad de la autofagia no decaiga tan rápidamente.
Lo que está
claro es que para tener un envejecimiento saludable es importante
el estilo de vida. No sólo el ejercicio o cuánto comemos, sino
el qué o incluso se está investigando la influencia del cuándo.
Y esto está
relacionado con el proceso de la autofagia. En el fondo, si el estilo de vida
tiene efectos en la salud es porque toca procesos intracelulares bioquímicos.
Estos
resultados han sido demostrados en ratones. ¿Son extrapolables a humanos?
Casi todo lo
que encontremos tiene posibilidades de aplicación clínica, pero solo son
posibilidades.
Los
compuestos farmacológicos que estamos probando ya se utilizan en humanos para
otros fines, pero tendrán que pasar otros ensayos para comprobar que se mantienen
los efectos beneficiosos sin provocar efectos negativos.
Nosotros
hacemos investigación básica, los aspectos clínicos deberán hacerlo otros
grupos.
En este
sentido, ¿crees que la sociedad valora la importancia de la investigación
básica?
La
investigación básica es clave para cualquier investigación traslacional, es
decir, con perspectivas de tratar a pacientes. Necesitamos entender cómo
funcionan las células y tejidos para saber qué está desregulado en la
enfermedad y poder interferir.
Sí que es
verdad que mucha gente sólo piensa en apoyar las investigaciones que curen
directamente a los pacientes.
Pero es
importante valorar y apoyar ambas porque si no conocemos las bases del
funcionamiento normal y de lo que va mal en la enfermedad, no podremos
encontrar nada para solucionarlo.
Fuente: SINC