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27 enero, 2020

Un estilo de vida saludable es ‘clave’ para afrontar la tercera edad


  • Al contrario de lo que se pensaba, el cuerpo no solo envejece de forma gradual, sino que llega un punto de no retorno en el que sus funciones caen drásticamente.

Pura Muñoz-Cánoves (Miramar, Valencia, 1962) ha transformado la manera de entender el envejecimiento.
A través de sus investigaciones del músculo esquelético en ratones, consiguió demostrar que el envejecimiento no solo es una pérdida gradual de funciones en nuestro cuerpo, sino que encierra problemas intrínsecos a las células madre.
Sus investigaciones en el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) han mostrado el papel en el envejecimiento, hasta entonces desconocido, de un mecanismo de limpieza intracelular llamado autofagia.
Según sus resultados, esta podría ser la clave para revertir la pérdida de regeneración de los tejidos característica de la vejez.
Estos descubrimientos le han valido importantes reconocimientos como el Premio de Investigación Médica Jaime I y el premio de la Fundación Lilly de Investigación Biomédica Preclínica 2019.
¿Qué es el envejecimiento?
Antes se creía que el envejecimiento era un declive progresivo de la funcionalidad de los tejidos y órganos. Esto es verdad hasta cierto punto.

Lo que vimos en nuestro laboratorio es que al final de la vida, en ratones en su tercer año, y en las personas a partir de los 80-90 años, el envejecimiento ya no es solo gradual, sino que sufre un descenso de la funcionalidad muy agudo.
Llega a un punto en el que la capacidad regenerativa de los tejidos, es decir, de producir nuevas células, cae en picado.
¿Qué es lo que provoca este cambio tan brusco?
Para averiguarlo investigamos qué procesos estaban alterados previos al punto de declive mediante diferentes estudios bioinformáticos.
Así, vimos que la autofagia, el sistema de limpieza intracelular, estaba alterada.
¿Cómo funciona este mecanismo?
La autofagia actúa como una aspiradora que elimina los residuos que se van acumulando en la célula, como proteínas dañadas u orgánulos que no funcionan.
Lo que observamos fue que durante el envejecimiento el mecanismo de autofagia es muy poco activo o no funciona y esto lleva a la acumulación de residuos tóxicos en la célula.
Llega un punto en el que la acumulación es tal que la célula no puede funcionar más y entra en senescencia, que es como si estuviesen dormidas. Es un estado irreversible y es el causante de que los tejidos no puedan reponer sus células y envejezcan.
¿Cuál es el próximo paso en la investigación?
Lo que estamos investigando ahora es cómo, a través de compuestos farmacológicos, podemos aumentar la actividad de la autofagia y alargar lo máximo posible la llegada al punto de no retorno de la senescencia.
Por ejemplo, estamos intentando mantener activas moléculas que permiten la autofagia, o lo que es lo mismo, bloquear inhibidores del mecanismo.
De hecho, ya hemos visto algunos resultados en los que las células madre mantenían su actividad autofágica gracias a ellos, incluso en ratones de edades muy avanzadas.
Además de a través de compuestos farmacológicos, ¿nosotros podemos hacer algo para evitar el punto de no retorno?
Tenemos otro tipo de estudios en ratones que muestran que la restricción calórica y el ejercicio hacen que la actividad de la autofagia no decaiga tan rápidamente.
Lo que está claro es que para tener un envejecimiento saludable es importante el estilo de vida. No sólo el ejercicio o cuánto comemos, sino el qué o incluso se está investigando la influencia del cuándo.
Y esto está relacionado con el proceso de la autofagia. En el fondo, si el estilo de vida tiene efectos en la salud es porque toca procesos intracelulares bioquímicos.
Estos resultados han sido demostrados en ratones. ¿Son extrapolables a humanos?
Casi todo lo que encontremos tiene posibilidades de aplicación clínica, pero solo son posibilidades.
Los compuestos farmacológicos que estamos probando ya se utilizan en humanos para otros fines, pero tendrán que pasar otros ensayos para comprobar que se mantienen los efectos beneficiosos sin provocar efectos negativos.
Nosotros hacemos investigación básica, los aspectos clínicos deberán hacerlo otros grupos.
En este sentido, ¿crees que la sociedad valora la importancia de la investigación básica?
La investigación básica es clave para cualquier investigación traslacional, es decir, con perspectivas de tratar a pacientes. Necesitamos entender cómo funcionan las células y tejidos para saber qué está desregulado en la enfermedad y poder interferir.
Sí que es verdad que mucha gente sólo piensa en apoyar las investigaciones que curen directamente a los pacientes.
Pero es importante valorar y apoyar ambas porque si no conocemos las bases del funcionamiento normal y de lo que va mal en la enfermedad, no podremos encontrar nada para solucionarlo.

Fuente: SINC