TOMADO DE LA NACION
Perdido en medio del océano Pacífico,
las islas que conforman el archipiélago de Kiribati están en peligro de
desaparecer debido a la subida del nivel del mar vinculada al cambio
climático.
Este archipiélago, conformado por 33
islas de las cuales solamente 20 están habitadas, tiene una extensión de 811
kilómetros cuadrados, menor que la de ciudades como Londres o Ciudad de México.
Pero en algunas partes la densidad de
su población es extrema. Como en el atolón de Tarawa, donde reside más de la
mitad de los habitantes de esta nación.
No es solo uno de los países más
pequeños y aislados del mundo, también uno de los vulnerables al aumento de las
temperaturas.
De hecho, se espera que sus
islas sean sepultadas por el océano dentro de 10 o 15 años, dejando sin hogar a
las más de 100.000 personas que hacen vida en ellas.
El futuro incierto de sus habitantes
ha hecho que muchos se pregunten qué pasará con todas estas personas una vez
que el Pacífico haya reclamado sus hogares.
Durante años, las autoridades
kiribatianas han estado alertando a líderes mundiales sobre la difícil
situación de su nación, cuyos residentes pronto se verán obligados a
abandonar su tierra natal.
Y según un estudio de la Environmental Justice Foundation
(EJF) realizado en 2017, el cambio climático creará la mayor crisis de
refugiados que haya visto el mundo en la próxima década.
Refugiados climáticos
Kiribati depende económicamente de
las exportaciones de copra y cocos, la pesca, la ayuda exterior y las remesas
enviadas por sus trabajadores en el extranjero.
Debido a la precariedad de su
economía, pero también a condiciones climáticas y ambientales, este pequeño
país comparte los mismos problemas que muchas naciones en desarrollo,
como dificultades para proporcionarles agua, comida y servicios a sus
habitantes.
Esto ya ha hecho que ciudadanos
kiribatianos generen solicitudes de asilo por motivos medioambientales en otros
países.
Ioane
Teitiota, un kiribatiano que pudo haberse convertido en el primer refugiado
víctima del cambio climático en el mundo, emprendió durante cuatro años una
batalla legal contra el gobierno de Nueva Zelanda tras solicitar refugio en ese
país en 2013, alegando que su vida y la de su familia estaban en peligro.
Pero las autoridades neozelandesas
rechazaron su solicitud indicando que "el aumento del nivel del mar puede
hacer que la república de Kiribati sea inhabitable en un plazo de 10 a 15 años,
como lo señala (Teitiota), (pero) este tiempo podría permitirle a la
República de Kiribati intervenir, con la asistencia de la comunidad
internacional, para tomar medidas destinadas a proteger y, cuando sea
necesario, reubicar a su población".
En su discurso, Teitiota mencionó
problemas como la sobrepoblación de Tarawa Sur -que ha hecho que la violencia y
la inseguridad aumenten- además de la escasez de agua potable y la erosión,
Esto no evitó que el hombre fuera
deportado de Nueva Zelanda en septiembre de 2015.
Sobrepoblación
Tarawa Sur es la capital de Kiribati
y su población pasó de poco más de 1.600 en 1947 a más de 50.000 en la
actualidad, el éxodo de personas hacia esta localidad se ha debido
principalmente a que otras islas de la nación se volvieron inhabitables
por la subida del nivel del mar.
Esto la ha convertido en uno de los
lugares más densamente poblados de la Tierra.
Si bien en Kiribati llueve
frecuentemente, los tanques necesarios para recolectar agua de lluvia son escasos.
Y gran parte de la población local
depende de acuíferos para beber agua y la existencia de estos también
está en peligro.
"Si el agua de mar llegara a la
cima, tendría un efecto inmediato y catastrófico, causando salinidad durante 15
meses a dos años; esto podría hacer que el agua no se pueda beber", le
explicó Peter Sinclair, asesor de recursos hídricos de la
Comunidad del Pacífico a la BBC en 2014.
La deportación de Ioane Teitiota es
ilegal para la ONU
Pero en lo que fue una decisión
histórica, el Comité de Derechos Humanos consideró ilegal que gobiernos
devuelvan a personas a países donde, debido a los efectos del cambio climático,
se exponen a factores que pueden poner en peligro sus vidas o
puedan ser sometidas a un trato inhumano o degradante.
También sostuvo que "los efectos
del cambio climático en estados receptores pueden exponer a las personas a una
violación de sus derechos".
Para Kate Schuetze, investigadora
sobre Oceanía de la organización Amnistía
Internacional, la decisión "sienta un precedente global",
"El mensaje es claro: no es
preciso esperar a que los Estados insulares del Pacífico desaparezcan bajo las
aguas para comenzar a cumplir con la obligación de proteger el derecho a la
vida", explica.
Otras naciones también están en
peligro
Esta resolución del comité sugiere
que las futuras denuncias podrían prosperar cuando haya suficiente evidencia de
que los efectos del cambio climático en los países afectados pueden
"exponer a las personas a una violación de sus derechos".
Estados como Kiribati y Tuvalu solo
están a un par de metros sobre el nivel del mar, por lo que Schuetze cree que su
población "está expuesta a graves impactos climáticos, como el acceso
limitado a tierras habitables, agua potable y medios de subsistencia".
Por tal razón, según ella, los gobiernos deben
tener en cuenta esta peligrosa realidad y la amenaza inminente que el
calentamiento del planeta supone para las vidas y los medios de subsistencia de
los pueblos del Pacífico".
Kiribati también alberga la reserva
marina más importante del Pacífico Sur.
Pero la decoloración severa y
frecuente de sus corales debido al calentamiento global en los océanos
dificulta la reproducción de los arrecifes en la zona, lo que empeora aún más
los peligros del aumento del nivel del mar.
Aunque las islas del Pacífico se
encuentran entre los emisores más pequeños de gases de efecto
invernadero, sufren desproporcionadamente las consecuencias del cambio
climático.
Y la falta de acción de varios países
de participar en debates ambientales podría dar paso a que no solo Kiribati
desaparezca, sino otras naciones como Maldivas y Tuvalu.