Vistas de página en total

12 enero, 2020

El tiempo de Dios es perfecto hasta para cobrar las facturas.


Por Léster Rodríguez Herrera*

Esta aseveración fue completamente desechada por Luis Parra y sus acompañantes al olvidar los días de lucha por la democracia y la libertad, las marchas constantes, las promesas hechas a sus electores, los discursos y reuniones para planificar acciones, las reuniones con familiares, vecinos y amigos para orientarlos sobre el paso siguiente, y para hacer evaluaciones críticas a las políticas de Maduro que nos condujeron a la falta de agua, de gas, de electricidad, de gasolina, a las colas por todo, hasta para surtir gasolina, a las deficiencias en la educación, a la  escasez, a los presos políticos, a los exiliados, a la eliminación de hecho de la inmunidad parlamentaria, y a dos fenómeno desconocidos por los venezolanos, la hiperinflación y el desmembramiento de las familias por necesidad de supervivencia.

Da la impresión que fue más importante, para no pensar en otras variables más sensurables, el cobro de viejas facturas, la idea de la venganza política, la rabia por la inconformidad en el trato recibido, y las acciones de Guaidó y de sus compañeros de bancada, lo que motivó a estos 18 diputados liderizados por Luis Parra para tomar la decisión de no solo no apoyar a Guaidó, sino de hacer un pacto de sangre con el gran polo patriótico, su enemigo político natural, que por combatirlo en sus regiones llegaron en el 2015 a ocupar los curules que hoy obstentan.


Creo firmemente que aunque estaban en el derecho de pensar y actuar de acuerdo a su conciencia, el momento no era el indicado para hacer ese viraje, tan inconveniente para ellos y para el país. No solo traicionaron a sus electores, sino que forman parte, como tontos útiles, de una directiva donde son figuras decorativas y convenientes para el régimen, puesto que no tienen ninguna capacidad de decisión que no sean las del interés del gran polo patriótico, que es quien tiene la mayoría determinante y mueve los hilos del poder a su antojo, sin tener representación en la junta directiva. No la tienen porque no la necesitan, gracias a este grupo de diputados y sin importar la legalidad, vuelven a tener mayoría en su AN para darle un carácter democrático a las decisiones que necesiten que ese organismo produzca.

Luis Parra y su directiva tendrán que tragar arena en dos decisiones que el gran polo patriótico les impondrá: la visita al palacio de Miraflores para reconocer públicamente como presidente de la República a Nicolás Maduro, sí, a ese que hasta el 5 de enero decían desconocer, y que por arte de magia y sin que nada haya mejorado para los venezolanos, ese fatídico día lo tendrán que hacer, y la visita al Presidente del TSJ para reconocer al organismo como legítimo, e implorar el levantamiento del desacato, para poder nombrar un nuevo CNE, donde alguna migaja caerá de la mesa, y podrán comenzar a legislar con el reconocimiento del régimen.

Le corresponde a la oposición actuar con inteligencia, a no dejarse llevar por la soberbia, la sordera y el sectarismo. Se debe construir un gran movimiento de unidad nacional con quienes tengan como objetivo salir del régimen, no se debe perder tiempo con quienes abiertamente les conviene su permanencia. Se deben buscar puntos comunes, de coincidencia, e insistir en lo que une, no en lo que desune, se debe entender que las acciones deben tener objetivos claros, que no somos poseedores de la verdad, y que todos somos necesarios tanto para opinar como para accionar. Se debe buscar una narrativa que conecte a los ciudadanos con la dirigencia, con las acciones políticas, con las necesidades más apremiantes de la gente, y con las posibles soluciones.

Si estás de acuerdo por favor dale publicidad. También lo puedes retuitear desde @LesterYomar

*Exrector de la U.L.A