CRISTINA
CASTRO / Tomado de El Independiente
La microbiota
son unos 100 billones de microorganismos vivos que pueblan el cuerpo humano,
especialmente el intestino (95%) aunque también la piel, el pelo, los pulmones
o la vagina. Su papel en la salud es
aún bastante desconocido pero desde hace unos años ha adquirido protagonismo en
las investigaciones y los expertos afirman ya que su importancia para la vida
es equiparable a la de las propias células.
Tener una
microbiota saludable consiste en que ésta sea lo más equilibrada y variada
posible y se sabe que su alteración tiene consecuencias en el funcionamiento
del aparato digestivo, pero también en otros aspectos de la salud. Entre los
factores que desequilibran la microbiota siempre se ha tenido en cuenta el
consumo de antibióticos, pero una investigación acaba de confirmar que otros
medicamentos tienen aún mayor efecto. El que más ha sorprendido, según el
director de la investigación,
el biólogo de la Universidad de Groningen (Países Bajos) Arnau Vich Vila, es
precisamente un protector de estómago: «El omeprazol y otros antiácidos están
entre los medicamentos más consumidos y la sorpresa ha sido encontrar que su
consumo altera más la microbiota que los antibióticos estudiados».
La
investigación dirigida por Vila y que se presenta esta semana en el Congreso
Europeo de Gastroenterología ha
analizado los efectos sobre la microbiota de 41 categorías de fármacos
utilizados habitualmente y hallaron efectos significativos tanto en personas
sanas como entre quienes padecían enfermedades intestinales como el síndrome
del intestino irritable u otras enfermedades inflamatorias intestinales. En
total, hicieron el análisis de 1.883 heces y buscaron los efectos de los
fármacos de forma individual y combinada.
El caso de
los antiácidos – donde el omeprazol es el principio activo más común – hallaron
que la microbiota se alteraba alrededor de un 20%. «Fue la categoría de
fármacos que más alteró la composición del microbioma», explica Vich Vila,
«vimos que altera la acidez estomacal y que permite, por ejemplo, que bacterias
que normalmente se quedan en la boca, lleguen a crecer en el estómago». Unos
cambios que, según la literatura científica, «corresponden a una microbiota
menos saludable y más relacionada con infecciones gastrointestinales o riesgo
de enfermedades cardiovasculares», añade el investigador de la Universidad
neerlandesa.
Aunque los
datos disponibles en la investigación no incluían detalles sobre el tiempo que
llevaba consumiendo el antiácido cada individuo, «el efecto se ha visto en
todos los consumos y otros estudios similares en ratones mostraron cómo los
cambios en la microbiota eran palpables tras una semana de tratamiento», añade
Vich Vila.
Otros de los
medicamentos que alteraron la microbiota de una manera más notable fueron los
antidepresivos. En concreto los inhibidores selectivos de la recaptación de
serotonina, como el prozac, también produjeron cambios. «Aquí somos algo más
precavidos, pero los cambios se asocian con composiciones menos saludables de
la microbiota y sobre ellos vamos a seguir investigando», indica el
investigador.
Otros
medicamentos como la metformina – para tratar la diabetes tipo 2 – o los
laxantes también alteraron la microbiota. Igualmente se encontraron sobre los
antibióticos. «Hay que tener en cuenta que la población holandesa sobre la que
se hizo el estudio toma menos cantidad de antibióticos que la española y por
ello la muestra que pudimos analizar fue menor», reconoce Vich Vila. Los
inhibidores de la bomba de protones, utilizados para tratar enfermedades
intestinales, úlceras pépticas o reflujo gastroesofágico.
En general,
la mitad de las categorías de fármacos analizados produjeron cambios profundos
en la microbiota, alteraciones relacionadas con el aumento del riesgo de
infecciones intestinales, obesidad o diabetes.
Efectos
secundarios de los corticoides
El estudio
también analizó el efecto de los medicamentos esteroides o corticoides, que
habitualmente se toman para tratar los problemas inflamatorios intestinales.
«En ellos
hemos visto que la microbiota alterada se parece a la que aparece en pacientes
con obesidad. Y teniendo en cuenta que estos fármacos tienen efectos
secundarios de la predisposición a la obesidad, este es un indicio de que
podría estar mediada por la microbiota y esto nos daría una nueva oportunidad
para abordar los tratamientos», añade el investigador.
«Nuestra
investigación subraya la importancia del papel de la microbiota al diseñar los
tratamientos y abre nuevas hipótesis para explicar los efectos secundarios
asociados a ciertas medicaciones», concluye el experto.