Andrew
Fishman es editor de The Intercept Brasil, el medio que se ha puesto en el
centro de la política local con la publicación de miles de conversaciones entre
los fiscales que adelantaron la investigación en la Operación Lava Jato y el
entonces juez Sergio Moro, actual ministro de Justicia. En diálogo con Sputnik,
el periodista contó detalles de esta hazaña.
A partir del
9 de junio de este año, The Intercept empezó a publicar miles de
conversaciones internas, politizadas y legalmente
dudosas, entre Sergio Moro y los miembros de la fuerza de tarea del Lava Jato,
coordinada por el procurador Deltan Dallagnol, a través de la aplicación
Telegram.
Los cientos
de mensajes y grabaciones de audio, video y fotos, enviados por una fuente
anónima, exponen irregularidades en la mayor causa judicial de la historia del
país. El Lava Jato se inició en 2014 para investigar sobornos pagados por
grandes empresas de la construcción a la petrolera estatal Petrobras con el fin
de conseguir contratos de obra pública, que terminaron en el bolsillo de
dirigentes políticos y funcionarios del entonces Gobierno del Partido de los
Trabajadores (PT).
Como parte de
estas investigaciones, el juez Moro condenó en
2018 al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva a
más de 12 años de prisión, acusándolo de recibir un departamento que nunca
estuvo a su nombre, como un supuesto soborno. La sentencia cambió decisivamente
la política brasileña, pues impidió al exmandatario participar en las
elecciones de ese mismo año, en las cuales era el claro favorito. Así triunfó
Jair Bolsonaro.
Las revelaciones de The
Intercept Brasil han recibido el nombre de Vaza Jato, en un juego de palabras
que alude a la operación Lava Jato y que remite a un escape de información. Los
mensajes demuestran, entre otras cosas, el deseo de los procuradores de impedir
la victoria del PT en las elecciones y las maniobras que realizaron para lograr
ese objetivo.
También queda
claro que el juez Moro colaboró de forma secreta con los fiscales para ayudar a
montar la acusación contra Lula. De acuerdo al sistema judicial brasileño, se
establece claramente la separación entre la investigación de los fiscales y el
juez, que debe decidir con independencia sin involucrarse en la acusación, lo
que indica la ilegalidad de la conducta de Moro, Dallagnol y otras autoridades
judiciales que participaron en esa articulación.
The Intercept
ha compartido la investigación con otros medios de distintos signos políticos,
como la revista Veja, Folha de Sao Paulo, El País de Madrid y Buzzfeed. El caso
de Veja es especial: la revista promovió durante cinco años el Lava Jato con
todas sus fuerzas, y tras las revelaciones de The Intercept, publicó un
editorial autocriticándose por su manejo del caso.
Se trata de
la segunda gran investigación periodística de The Intercept, que publicó las
revelaciones del informático estadounidense Edward Snowden sobre el programa de
vigilancia secreto e ilegal de EEUU. En 2014, uno de sus fundadores, Glenn
Greenwald recibió el Premio Pulitzer, considerado el Oscar del periodismo
mundial.
¿Cómo maneja
un pequeño equipo de periodistas este enorme desafío?
Al frente de
esta osada investigación está un pequeño equipo de 10 periodistas, que desde
entonces han recibido todo tipo de amenazas y presiones. El grupo está
encabezado por Andrew Fishman, estadounidense, que empezó esta aventura en 2016
de manera casi casual, según cuenta a Sputnik.
"En
2016, cuando se preparaba la destitución de la presidenta Dilma Rousseff en el
Congreso, publicamos un artículo que fue visto más de 400.000 veces. Al poco
tiempo, 15% de nuestra audiencia era brasileña y recibimos cientos de mails
pidiéndonos abrir un sitio en Brasil. Propuse hacer una prueba por seis meses,
aceptaron, pero se venían los Juegos Olímpicos, y tuvimos solo dos semanas para
conseguir los periodistas, la oficina y empezar a publicar", recuerda.
"Fue una idea loca, un experimento loco que funcionó".
Ahora, con el
Vaza Jato, el sitio "explotó". "Esto es lo que queríamos,
hacer un equipo y crear una reputación para que la gente supiera que somos el
lugar a donde ir si tienes algo grande como esto, y sucedió". "Desde
el comienzo vimos que iba a ser una gran historia, que había riesgos muy
grandes y que teníamos que concentrarnos en el trabajo y no en lo que podía
salir mal", comenta.
"Creíamos
que la información era tan importante y valiosa, que la verdad que estamos
contando nos iba a proteger, que lo que íbamos a decir nos iba a mantener
seguros", agrega.
El equipo de
The Intercept sabía que Bolsonaro iba a reaccionar intentando detenerlos,
acusándolos de robar la información, amenazando con llevar a la cárcel a sus
periodistas y realizando una campaña mediática en su contra.
"Pero la
información no solo la teníamos nosotros, sino que era internacional, y aunque
nos arrestaran, no iban a poder detener su difusión. Consideraron allanar
nuestras oficinas pero no lo hicieron, e hicieron bien, porque la respuesta
hubiera sido muy fuerte, nos hubiera hecho más fuertes, aunque sufriéramos como
resultado".
Una de las
principales campañas contra The Intercept ha sido por la forma como obtuvieron
la información, pero Fishman asegura que no hicieron nada malo: "no
hackeamos, no robamos información, no pagamos por nada, recibimos la
información, analizamos lo que era de interés público, y solo publicamos lo que
fue cuidadosamente chequeado".
El equipo
verificó cuidadosamente el contenido, cotejando fechas de eventos públicos que
coincidían con las conversaciones de Telegram, razón por lo cual es imposible
cualquier tipo de manipulación. "Si alguien tratara de crear toda esta
información, llevaría años. No hay evidencia de ningún tipo de manipulación y
hay audios con las voces de todos ellos, de manera que fabricarlo es
impensable", remarca.
The Intercept
solo publicó las partes de interés público, eliminando todas las conversaciones
privadas y los nombres de personas no involucradas. "Queremos asegurarnos
de que tenemos total certeza de lo que publicamos, porque la verdad es lo que
más nos protege, porque si exageramos o inventamos o manipulamos, eso nos
pone en riesgo, y no queremos", explica el periodista.
Fishman
destaca el papel de los medios que se asociaron con The Intercept, porque el
objetivo era publicar la información tan rápido como fuera posible. "No
tenemos que ser los propietarios exclusivos, y vimos que haciendo sociedad con
grandes medios y periodistas experimentados ganábamos credibilidad.
Intencionalmente buscamos socios de todas partes del espectro ideológico, como
la revista Veja", ejemplificó.
¿No corren
riesgos personales?
Al día
siguiente de la primera publicación, una catarata de acusaciones se les
vinieron encima: "Moro dijo que éramos criminales, cómplices de hackers,
el presidente Bolsonaro dijo que íbamos a pasar un
tiempo en prisión, nuestro sitio fue atacado
digitalmente, fuimos calumniados, la gente mentía sobre nosotros en
Twitter y demás redes sociales. Una persona grabó conversaciones nuestras
en un bar y las manipuló para tratar de desacreditarnos", recuerda.
Pero al mismo
tiempo, el equipo periodístico recibió un enorme apoyo: multiplicaron por cinco
los suscriptores, además de recibir la solidaridad de 29 organizaciones civiles
y de periodistas en Brasil y el mundo.
Los medios al
servicio de las maniobras judiciales
Una de las
claves del éxito de Moro y los fiscales en su lucha contra Lula fue la
combinación de las investigaciones judiciales con la utilización de los medios
de comunicación para convencer a la población de la culpabilidad de los
acusados.
"Utilizaron
la prensa para su beneficio. Crearon una narrativa muy excitante, que repartían
gota a gota, con jugosos leaks, frases, alimentando a los periodistas que
estaban felices y todos estaban en eso porque era una gran historia",
relata Fishman.
De parte de
la prensa, "no hubo ningún cuestionamiento o pensamiento crítico, y si
criticabas, entonces no ibas a tener más novedades de tu fuente, y hasta te
podían cerrar tu medio".
"Crearon
una cultura que desestimuló ser valiente o crítico. Esto permitió al Lava Jato
volverse como un monstruo", definió.
Los miembros
de la fuerza de tareas y Moro "utilizaron este poder para manipular la
prensa, hacer colusión para protegerse colectivamente, de manera que incluso
jueces de la Corte tenían que pensar dos veces antes de criticarlos".
También lo
usaron "para crear presión en la opinión pública, para forzar a los
sospechosos a confesar y colaborar, además de encarcelarlos hasta que hablaran,
perseguir a miembros de sus familiares para obligarlos a confesar".
Las redes,
las elecciones y el periodismo
Durante la
campaña electoral de 2018, la difusión de noticias falsas en WhatsApp para
desacreditar a los opositores fue una de las claves del triunfo de Bolsonaro,
gracias a sospechosas contribuciones de millones de dólares.
Para Fishman,
las fake news no son un fenómeno de ahora. La manipulación y
la propaganda han existido desde siempre, pero ahora existen herramientas de
comunicación que potencian los efectos nocivos.
A su juicio,
la manera de combatirlas no es destinar cada vez más recursos en chequear todas
las informaciones y descubrir cada mentira, sino usar esos recursos para
averiguar "quién está detrás, quién pagó, seguir el dinero, buscar
el rastro oscuro, lo cual es más difícil, pero más esencial".
Lucha contra
la corrupción, ¿una herramienta contra determinados grupos económicos?
Una de las
últimas revelaciones de The Intercept destapa cómo los fiscales dirigieron su
investigación contra empresas determinadas, como las constructoras Odebrecht y
la estatal Petrobras, pero no investigaron a otros políticos ni a los
bancos.
"Dallagnol
tenía siete casos contra el expresidente Fernando Henrique Cardoso pero usó la
única que ya había prescrito, sabiendo que no llegaría a ninguna parte, para
que la prensa no dijera que era imparcial", cuenta Fishman. "Aun así,
el juez Moro dijo [en los mensajes revelados] que no debía perseguir a un
aliado importante", añade.
Al mismo
tiempo, Dallagnol recibía mucho dinero por dar charlas en los principales
bancos de Brasil, incluyendo conversaciones confidenciales con sus directivos.
En una de las conversaciones filtradas, Dallagnol se lamenta de tener que
investigar a los bancos.
"Tuvieron
favoritos, eligieron no ir detrás de ciertos casos y cierta gente, como los
bancos, sino tras los blancos más fáciles y convenientes. Esta es una más de
las muchas piezas de evidencia que tenemos de que estaban abusando de su poder,
de que debían ser controlados y no lo eran", recalca.
Los grandes
medios fueron funcionales a esta manipulación, apoyados en la buena imagen que
brinda luchar contra la corrupción. "Es un mensaje muy poderoso, quién va
a estar a favor de la corrupción, es un arma muy poderosa para ser explotada
políticamente y que fue usada con gran éxito en Brasil".
¿Qué va a
pasar con Moro y Dallagnol?
Las
revelaciones de The Intercept han causado un enorme daño a Moro y a los
fiscales del Lava Jato. "Moro parecía destinado a ser el nuevo miembro de
la Suprema Corte de Justica, eso está excluido, hay algunos que dicen que
quiere dejar el cargo, pero hay que verlo. Dallagnol está siendo objeto de una
serie de investigaciones del Ministerio Público y ha perdido una gran
credibilidad", resalta Fishman.
Sobre las
consecuencias políticas, Fishman es cauto: "Algunos esperan que Lula sea
liberado, es una posibilidad, porque lo que hemos revelado puede ser utilizado
para invalidar los fallos. Eso habrá que verlo".
Andrew
Fishman conversó con Sputnik durante la octava edición del Media Party
2019 en Buenos Aires, un laboratorio de
medios y aplicaciones digitales que
presenta las más modernas herramientas adaptadas a los desafíos de la era de la
información. Este año, en los últimos días de agosto, el evento reunió a 2.000
expertos internacionales entre periodistas, diseñadores, programadores y
activistas. La iniciativa contó con el apoyo de Sputnik además de otros
reconocidos medios de comunicación.