Alfredo
Jalife-Rahme / Fuente: Sputnik*
La supuesta
Seguridad Nacional del Pentágono busca contrarrestar la Ruta de la Seda Polar
de China en el Ártico y en Groenlandia. Desde 1867, el presidente de EEUU que
compró Alaska a Rusia, Andrew Johnson, deseaba adquirir Groenlandia, lo cual
fue refrendado por Truman en 1946.
Así que no es
ninguna broma la oferta de Trump para "comprar" Groenlandia. En junio
del 2019, la Subsecretaría de Política de Defensa del Pentágono envió un
informe al Congreso sobre su Estrategia en
el Ártico, que ponía el foco en los objetivos
y prioridades de la Estrategia de Defensa Nacional con
el fin de "proteger los intereses de Seguridad Nacional de EEUU en el
Ártico en la Era de la Competencia Estratégica".
El Pentágono
aduce que su objetivo, además de la salvaguarda de sus intereses en Seguridad
Nacional, es la defensa del hogar, y que los "países trabajen
en forma cooperativa (sic) para enfrentar los desafíos compartidos". ¿EEUU cooperando?
Washington
propone una 'fuerza conjunta' (Joint Force) para sostener sus ventajas
militares competitivas en las regiones Indo-Pacífico y Europa, identificadas en
la Estrategia de Defensa Nacional como "regiones clave de competencia
estratégica". La idea es "mantener una disuasión creíble para el
Ártico".
El Pentágono
subraya tres estrategias para el Ártico:
1.
Edificar una alerta en el Ártico.
2.
Mejorar las operaciones en dicho
océano.
3.
Fortalecer el orden basado en reglas
en el Ártico.
¿Formará el
intento de parte de la alerta de EEUU en el Ártico que, por lo visto, los
políticos del Reino de Dinamarca no han entendido sus alcances?
Un problema
sobresale de inmediato para el "orden basado en reglas"
en el Ártico cuando EEUU se comporta de manera unilateral. Si por sus
actos los conoceréis, como reza la Biblia, el objetivo primordial de EEUU
es hacer descarrilar la alianza
estratégica de Rusia y China en el Ártico.
Llama la
atención que el Pentágono abandone su lingüística unipolar y ahora admita
la Era de la Competencia Estratégica con Rusia y China, lo
cual proyecta implícitamente el Nuevo
(Des)Orden Tripolar.
EEUU se
define como un país del Ártico, que comporta un ambiente en seguridad
que ostenta implicaciones directas para sus intereses de Seguridad Nacional:
"Representa un vector potencial tanto para ataques al hogar como
para la proyección del poder de EEUU". Refiere que los "acercamientos
al Ártico, tanto al este como al oeste de EEUU, forman corredores estratégicos
para el tráfico marítimo" y el tránsito de las "rutas del
Ártico" a través del estrecho de Bering entre EEUU y Rusia.
Viene la
parte fundamental sobre Groenlandia que, con Islandia y el Reino Unido, además
de Noruega, conforman la brecha GIUK-N como corredor
estratégico para las operaciones navales entre el Atlántico Norte y el Ártico.
Para el
Pentágono, la región del Ártico está conformada por ocho países con territorio
soberano que son miembros del Consejo Ártico: Canadá, el Reino de
Dinamarca (que incluye Groenlandia), Finlandia, Islandia, Noruega, Rusia,
Suecia y EEUU.
Excluye
ostensiblemente a China, que se ha definido como un país casi-Ártico.
Llaman la atención los paréntesis adscritos a Groenlandia como parte del Reino
de Dinamarca.
Un truco
inmobiliario de Trump podría ser, más allá de su compra espectacular,
la incitación a la liberación de Groenlandia, que goza de autonomía —territorio
de más de 2,16 millones de km2 con 56.000 habitantes nativos inuit—
y es subsidiada por el Reino de Dinamarca.
Por lo visto,
a los nativos inuit no les ha ido nada bien con los países
anglosajones en el Ártico:
Canadá y EEUU.
El documento
enfatiza que "EEUU mantiene relaciones vigorosas [sic] de defensa con seis
de los otros países del Ártico [Léase: con la exclusión de Rusia]".
Cuatro son aliados de la OTAN: Canadá, el Reino de Dinamarca (que incluye
Groenlandia), Islandia y Noruega; y dos son socios de oportunidades
mejoradas de la OTAN: Finlandia y Suecia.
Más allá del
consabido descongelamiento, cuando la temperatura "ha aumentado el doble
más rápido que el promedio global", lo que "abre nuevas rutas de
transporte y un acceso incrementado a los recursos naturales", el
Pentágono aduce que "Rusia y Canadá reclaman el derecho de regular las
aguas del Ártico".
Enuncia que
"Rusia se
considera una superpotencia polar y es el
país más grande del Ártico en masa territorial, población y presencia militar
por encima del círculo del Ártico", y reclama el control de la Ruta
Marítima del Norte (Northern Sea Route).
Rusia formó
el Comando Estratégico Conjunto de la Flota del Norte, que ha
reforzado en forma gradual y ha establecido nuevas bases militares a lo largo
de la costa del Ártico, mientras que "la presencia operativa de China es
más limitada".
El Pentágono
calcula una "futura presencia
militar china en el océano Ártico" que
"incluya potencialmente el despliegue de submarinos". El documento
arguye que el gigante asiático intenta "alterar la gobernación del Ártico
a través de su influencia económica" mediante la Ruta de la Seda, lo cual
articuló en su documento blanco de enero de 2018 en referencia
a su política en el Ártico, que se centra en su "acceso a los recursos
naturales y a las oportunidades ofrecidas para las rutas marítimas del Ártico
del transporte chino".
China
mantiene estaciones de investigación científica en Islandia y Noruega y
prosigue el desarrollo de energía y proyectos de infraestructura en Rusia, como
el proyecto de gas natural licuado Yamal.
Un objetivo
primordial del Pentágono se centra en "limitar la capacidad de China y
Rusia [nótese el orden] para influir en la región como un corredor de
competencia que avance sus objetivos estratégicos a través de una conducta
maligna [sic] o coercitiva", cuando la competencia hoy arrecia en las
regiones Indo-Pacífico y Europa, identificadas por la Estrategia Nacional de
Defensa.
Otro punto
nodal radica en que EEUU considera al Ártico como su hogar:
"EEUU es un país Ártico con territorio soberano y reclamos marítimos, y
sus intereses incluyen defender la soberanía de EEUU y el hogar"
a través de "la alerta temprana y la defensa de misiles", así como
"proteger su infraestructura crítica".
Un tercer
punto radica en contemplar al Ártico "como una región compartida",
pero "sobre la base del fundamento de principios reconocidos
internacionalmente como la soberanía nacional".
Asombra que,
en la fase de su declive relativo, EEUU exponga su respeto a la soberanía
ajena.
El documento
aborda los riesgos a los intereses de la Seguridad Nacional de EEUU en el hogar —"la sombra de
China y Rusia"—, en la región compartida
—"Rusia y China desafían el orden en el Ártico"—, y en el
"corredor potencial para la competencia estratégica", que restringen
la capacidad del Pentágono para hacer "fluir sus fuerzas globalmente",
en particular a la "competencia con China y Rusia en las regiones
Indo-Pacífico y Europa".
El Ártico
"permanece vulnerable al "derrame estratégico" (strategic
spillover) debido a las tensiones más focalizadas en Indo-Pacífico y
Europa.
El Ártico de
EEUU está a cargo del Comando Norte (Northcom) y del NORAD, el escudo nuclear
antibalístico que comparte con Canadá, donde hoy destaca la adquisición de
Groenlandia mediante la compra catastral de Trump y/o su inducida liberación de
los 56.000 nativos inuit del Reino de Dinamarca.
*LA OPINIÓN
DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK