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28 agosto, 2019

Glutamato y el síndrome del restaurante chino


Los platos preparados contienen gran cantidad de ingredientes que no se encuentran de manera natural en los alimentos e influyen sobre el sabor o la apariencia de los mismos.
Uno de ellos es el glutamato monosódico, un aditivo alimentario que, aunque está autorizado en la legislación, no está exento de controversia. La Fundación Española de la Nutrición (FEN) indica que el glutamato monosódico, que en el etiquetado aparece como E-621, es, concretamente, “un aditivo alimentario potenciador del sabor”.
El glutamato monosódico se encuentra en muchos platos. “En particular, en los de comida asiática”, puntualiza el organismo, que añade “bollería industrial, alimentos precocinados y procesados”.
Además, “no se encuentra de forma natural en ningún alimento”, incide la FEN. Se añade a los alimentos, pues, de forma artificial para aumentar su palatabilidad.
No obstante, la FEN especifica que los aditivos que se añaden a los platos de este tipo no son peligrosos, pero, eso sí, han de consumirse en los niveles “establecidos y estudiados por las autoridades sanitarias”.

El gultamato monosódico, es un saborizante y condimento de alimentos preparados que, por tanto, interviene en las propiedades organolépticas de los mismos. 
En el caso del glutamato monosódico este límite está definido como 10g/kg y se expresa como ácido glutámico. “Es seguro y está autorizado por la legislación europea, que lo incluye en sus listados como refleja el reglamento (CE) Nº 1331/2008 y el Reglamento (CE) 1129/2011.
A nivel nacional, se contempla en el RD 994/2000 en el anexo IV como ‘otros aditivos permitidos’ denominándolo condimento y aderezo”, afirma la FEN.
Pero “la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria y Nutrición (EFSA) reevaluó en 2017 la ingesta diaria admisible en 30 mg/kg de peso de individuo”, explica el organismo. La razón es que esta ingesta es inferior a la que provoca dolor de cabeza, que se sitúa en 85,8 mg/kg de peso, aumento de la presión sanguinea, 150 mg/kg de peso, y aumento de la secreción de insulina, 143 mg/kg de peso.
En este contexto, el glutamato monosódico no tiene ningún beneficio más allá de aumentar la palatabilidad de los alimentos. Por el contrario, diversos trabajos relacionan el consumo de glutamato monosódico con la obesidad precisamente por la influencia que éste ejerce sobre el apetito. “Esto incitaría a los individuos a comer alimentos no tan saludables”, puntualiza la FEN.
Síndrome del restaurante chino
Por otra parte, “se suele relacionar con la aparición del llamado ‘síndrome del restaurante chino’”, desvela la entidad. Se define como una “intolerancia al glutamato monosódico y presenta entre sus síntomas la aparición de cefaleas,el enrojecimiento de la cara y el cuello e, incluso, urticaria”, según la FEN, que agrega que estos síntomas suelen aparecer en consumidores sensibles al aditivo cuando ingieren altas cantidades de alimentos con glutamato monosódico.
Es en este caso cuando la Fundación Española de la Nutrición recomendaría evitar el aditivo y no en otros. “Si no se superan las cifras marcadas por la EFSA, no tendría por qué aparecer ningún síntoma adverso”, insiste la FEN.
No obstante, la entidad sí considera “necesario” investigar sobre “las posibles intolerancias causadas por este aditivo”.
“Mientras tanto, el principal objetivo continúa siendo llevar a cabo un estilo de vida saludable con una alimentación variada, moderada, equilibrada, sostenible, segura y socializable”, recuerda la FEN.
Fuente:Econoticias.com