Los platos
preparados contienen gran cantidad de ingredientes que no se encuentran de
manera natural en los alimentos e influyen sobre el sabor o la
apariencia de los mismos.
Uno de ellos
es el glutamato monosódico, un aditivo alimentario que, aunque está
autorizado en la legislación, no está exento de controversia. La Fundación
Española de la Nutrición (FEN) indica que el glutamato monosódico, que en el
etiquetado aparece como E-621, es, concretamente, “un aditivo alimentario
potenciador del sabor”.
El glutamato
monosódico se encuentra en muchos platos. “En particular, en los de comida
asiática”, puntualiza el organismo, que añade “bollería industrial,
alimentos precocinados y procesados”.
Además, “no
se encuentra de forma natural en ningún alimento”, incide la FEN. Se añade a
los alimentos, pues, de forma artificial para aumentar su palatabilidad.
No obstante,
la FEN especifica que los aditivos que se añaden a los platos de este tipo no
son peligrosos, pero, eso sí, han de consumirse en los niveles
“establecidos y estudiados por las autoridades sanitarias”.
El gultamato
monosódico, es un saborizante y condimento de alimentos preparados que, por
tanto, interviene en las propiedades organolépticas de los mismos.
En el caso
del glutamato monosódico este límite está definido como 10g/kg y se expresa
como ácido glutámico. “Es seguro y está autorizado por la legislación europea,
que lo incluye en sus listados como refleja el reglamento (CE) Nº 1331/2008 y
el Reglamento (CE) 1129/2011.
A nivel
nacional, se contempla en el RD 994/2000 en el anexo IV como ‘otros aditivos
permitidos’ denominándolo condimento y aderezo”, afirma la FEN.
Pero “la
Agencia Europea de Seguridad Alimentaria y Nutrición (EFSA) reevaluó en 2017 la
ingesta diaria admisible en 30 mg/kg de peso de individuo”, explica el
organismo. La razón es que esta ingesta es inferior a la que provoca
dolor de cabeza, que se sitúa en 85,8 mg/kg de peso, aumento de la
presión sanguinea, 150 mg/kg de peso, y aumento de la secreción de insulina,
143 mg/kg de peso.
En este
contexto, el glutamato monosódico no tiene ningún beneficio más allá de
aumentar la palatabilidad de los alimentos. Por el contrario, diversos trabajos
relacionan el consumo de glutamato monosódico con la obesidad precisamente por
la influencia que éste ejerce sobre el apetito. “Esto incitaría a los
individuos a comer alimentos no tan saludables”, puntualiza la FEN.
Síndrome del restaurante chino
Por otra
parte, “se suele relacionar con la aparición del llamado ‘síndrome del
restaurante chino’”, desvela la entidad. Se define como una “intolerancia al
glutamato monosódico y presenta entre sus síntomas la aparición de cefaleas,el
enrojecimiento de la cara y el cuello e, incluso, urticaria”, según la FEN, que
agrega que estos síntomas suelen aparecer en consumidores sensibles al aditivo
cuando ingieren altas cantidades de alimentos con glutamato monosódico.
Es en este caso
cuando la Fundación Española de la Nutrición recomendaría evitar el aditivo y
no en otros. “Si no se superan las cifras marcadas por la EFSA, no tendría por
qué aparecer ningún síntoma adverso”, insiste la FEN.
No obstante,
la entidad sí considera “necesario” investigar sobre “las posibles
intolerancias causadas por este aditivo”.
“Mientras
tanto, el principal objetivo continúa siendo llevar a cabo un estilo de vida
saludable con una alimentación variada, moderada, equilibrada, sostenible,
segura y socializable”, recuerda la FEN.
Fuente:Econoticias.com