Tomado de la
Agencia EFE / Foto de Olivier Hoslet
Lisboa. -
Ahogado por la crisis, el desempleo y los recortes, pocos confiaban en que un
inédito pacto de izquierdas que se antojaba inviable apenas hace cuatro años
lograría sacar a Portugal del agujero y transformar al país en un modelo
envidiado por sus vecinos.
La coalición
conservadora liderada por Pedro Passos Coelho -primer ministro desde 2011- se
quedó a un paso de la mayoría absoluta en 2015. Su Gobierno duró apenas diez
días.
El Partido
Socialista (PS), castigado por las urnas y relegado a la oposición tras
solicitar un rescate de 78.0000 millones, impulsó una moción de censura
conjunta de la izquierda.
La alianza
que parecía imposible -bautizada despectivamente como "geringonça"
(chapuza)- entre el PS, el Partido Comunista (PCP) y el Bloque de Izquierda
(BE) suma 122 de los 230 escaños del Parlamento luso. Y está a punto de
concluir la legislatura más estable de las últimas décadas.
Por primera
vez en la historia democrática reciente de Portugal, el primer ministro
pertenece a un partido que no ganó las elecciones. Y, según las encuestas,
volverá a gobernar tras las legislativas de octubre.
PRAGMATISMO Y
RESPONSABILIDAD
¿Por qué
Portugal es el único país europeo donde una alianza de izquierdas se ha
traducido en un gobierno estable?
Hay múltiples
respuestas, pero los analistas coinciden en que, además del dramático escenario
económico de 2015 -con un país del que la troika había salido apenas un año
antes y asfixiado por la austeridad-, el pragmatismo y la responsabilidad de
los líderes de la izquierda fueron determinantes.
Hijo de un
dirigente comunista, el primer ministro, António Costa, tiene una amplia
experiencia política y es un hábil negociador.
Durante la
crisis, se desmarcó de la vieja cúpula del PS -que se quemó con el rescate- y
se alzó con el liderazgo del partido. Curtido en la alcaldía de Lisboa
(2007-2015), abrazó la "alternativa a la austeridad" en su carrera
electoral.
Jerónimo de
Sousa, secretario general del PCP -el único partido comunista que aún se
declara leninista-, se mostró como un político pragmático capaz de hacer ceder
en algunos de sus principios para desbancar a la derecha.
En el Bloque,
integrado por corrientes de izquierdas que van desde el marxismo a los
anticapitalistas, el liderazgo de mujeres jóvenes, como Catarina Martins, marcó
la negociación.
APARCAR LAS
DIFERENCIAS
Conscientes
del abismo que les separaba en temas fundamentales, como Europa o la OTAN, las
fuerzas de izquierda aparcaron sus divergencias para sellar un programa común.
"Dejaron
de lado las diferencias insalvables para dar prioridad a lo que los unía, que
era trabar a la derecha", explica a Efe Boaventura de Sousa Santos, director
emérito del centro de estudios sociales de la Universidad de Coimbra.
En la agenda,
aumento del salario mínimo, mejoras para los funcionarios, fin de las
privatizaciones, subida de pensiones, medidas contra el desempleo y aumento de
la inversión en salud y educación, entre otros.
En ningún
momento, subraya Sousa Santos, se planteó la entrada del PCP o el Bloque en el
Ejecutivo. La alianza se limitó a apoyo parlamentario a cambio de cumplimiento
del pacto.
Los
socialistas lo han respetado, en términos generales, con episodios que pusieron
a prueba la fórmula, como la reforma laboral aprobada con la derecha.
"El
Partido Socialista cedió en devolver rentas de una forma más rápida, con
aumentos del salario mínimo y recuperación salarial de los funcionarios.
Comunistas y BE cedieron en la disciplina presupuestaria y en la política
europea", resume el sociólogo António Costa Pinto, de la Universidad de
Lisboa.
De la mano de
la "geringonça", Portugal ha remontado la crisis y afianza la
estabilidad.
Las cifras
son contundentes. Crecimiento del 2,1 % el pasado año, con un déficit del 0,5 %
del PIB y un desempleo que roza el 6 %. Se actualizaron salarios y pensiones y
se frenaron las privatizaciones.
La
"troika", que intervino con el dogma de la austeridad, terminó por
hablar del "milagro" portugués. Un "milagro" que trasciende
fronteras: el ministro de Finanzas, Mario Centeno, lidera el Eurogrupo, António
Guterres es secretario general de la ONU, y António Vitorino presidente de la
Organización Internacional para las Migraciones.