Científicos
del Deutsches Zentrum für Diabetesforschung (Alemania) han descubierto que los
ratones con una dieta de ayuno intermitente tienen una menor cantidad de grasa
pancreática, lo que podría contribuir a disminuir el riesgo de
desarrollar diabetes tipo 2.
Diferentes
estudios científicos han evidenciado que el ayuno intermitente mejora la
sensibilidad a la insulina, la hormona reductora de la glucosa en sangre, y
protege contra el hígado graso. Ahora, según estos nuevos hallazgos, publicados
en la revista 'Metabolism', los ratones con sobrepeso propensos a la diabetes
tienen una alta acumulación de células grasas en el páncreas.
Los ratones
resistentes a la diabetes debido a su composición genética a pesar del exceso
de peso apenas tenían grasa en el páncreas, sino que tenían depósitos
de grasa en el hígado.
"Las
acumulaciones de grasa fuera del tejido adiposo, por ejemplo, en el hígado, los
músculos o incluso los huesos, tienen un efecto negativo en estos órganos y en
todo el cuerpo. El impacto de las células grasas en el páncreas no ha estado
claro hasta ahora", explica la autora principal del trabajo, Annette
Schürmann.
Su equipo
dividió a los animales con sobrepeso que eran propensos a la diabetes en
dos grupos. Al primer grupo se le permitió comer todo lo que quisieran cuando
desearan. El segundo se sometió a un régimen de ayuno intermitente: un día los
roedores recibieron comida ilimitada y al día siguiente no fueron alimentados
en absoluto.
El ayuno
intermitente consiste en no comer durante ciertas franjas horarias. Sin
embargo, hay algunas bebidas que están permitidas durante todo el día, como el
agua, el té sin azúcar y el café negro. Dependiendo del método escogido, el
ayuno dura entre 16 y 24 horas o, alternativamente.
Después de
cinco semanas, observaron diferencias en el páncreas de los ratones: las
células grasas se acumularon en el primer grupo; mientras que en el grupo dos
apenas tenían depósitos de grasa en el páncreas.
Para
averiguar cómo las células grasas pueden afectar la función del páncreas, los
investigadores aislaron células precursoras de adipocitos del páncreas de
ratones y les permitieron diferenciarse en células grasas maduras.
Si las
células grasas maduras se cultivaran posteriormente junto con los islotes de
Langerhans del páncreas, las células beta de los islotes segregarían cada vez
más insulina.
"Sospechamos
que el aumento de la secreción de insulina hace que los islotes de Langerhans
de animales propensos a la diabetes se agoten más rápidamente y, después de
algún tiempo, dejen de funcionar completamente. De esta manera, la acumulación
de grasa en el páncreas podría contribuir al desarrollo de la diabetes
tipo 2", detalla Schürmann.