Vistas de página en total

04 julio, 2019

Ayuno intermitente, ¿es tan bueno como dicen?


Científicos del Deutsches Zentrum für Diabetesforschung (Alemania) han descubierto que los ratones con una dieta de ayuno intermitente tienen una menor cantidad de grasa pancreática, lo que podría contribuir a disminuir el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.

Diferentes estudios científicos han evidenciado que el ayuno intermitente mejora la sensibilidad a la insulina, la hormona reductora de la glucosa en sangre, y protege contra el hígado graso. Ahora, según estos nuevos hallazgos, publicados en la revista 'Metabolism', los ratones con sobrepeso propensos a la diabetes tienen una alta acumulación de células grasas en el páncreas.

Los ratones resistentes a la diabetes debido a su composición genética a pesar del exceso de peso apenas tenían grasa en el páncreas, sino que tenían depósitos de grasa en el hígado.

"Las acumulaciones de grasa fuera del tejido adiposo, por ejemplo, en el hígado, los músculos o incluso los huesos, tienen un efecto negativo en estos órganos y en todo el cuerpo. El impacto de las células grasas en el páncreas no ha estado claro hasta ahora", explica la autora principal del trabajo, Annette Schürmann.


Su equipo dividió a los animales con sobrepeso que eran propensos a la diabetes en dos grupos. Al primer grupo se le permitió comer todo lo que quisieran cuando desearan. El segundo se sometió a un régimen de ayuno intermitente: un día los roedores recibieron comida ilimitada y al día siguiente no fueron alimentados en absoluto.

El ayuno intermitente consiste en no comer durante ciertas franjas horarias. Sin embargo, hay algunas bebidas que están permitidas durante todo el día, como el agua, el té sin azúcar y el café negro. Dependiendo del método escogido, el ayuno dura entre 16 y 24 horas o, alternativamente.

Después de cinco semanas, observaron diferencias en el páncreas de los ratones: las células grasas se acumularon en el primer grupo; mientras que en el grupo dos apenas tenían depósitos de grasa en el páncreas.

Para averiguar cómo las células grasas pueden afectar la función del páncreas, los investigadores aislaron células precursoras de adipocitos del páncreas de ratones y les permitieron diferenciarse en células grasas maduras.

Si las células grasas maduras se cultivaran posteriormente junto con los islotes de Langerhans del páncreas, las células beta de los islotes segregarían cada vez más insulina.

"Sospechamos que el aumento de la secreción de insulina hace que los islotes de Langerhans de animales propensos a la diabetes se agoten más rápidamente y, después de algún tiempo, dejen de funcionar completamente. De esta manera, la acumulación de grasa en el páncreas podría contribuir al desarrollo de la diabetes tipo 2", detalla Schürmann.

Fuente: Econoticias.com