Tener o no
tener dólares: he allí la diferencia
Producto del
proceso hiperinflacionario que vive Venezuela hasta se ha desdibujado la
tradicional clasificación de las clases sociales que servía de referencia para
cualquier tipo de estadística. Cada vez tiene menos sentido hablar de las
clases A, B, C, D… hoy, en el país, la gran división entre los venezolanos está
marcada por la tenencia —o no— de la divisa estadounidense.
La
hiperinflación, la prolongada recesión y la migración de cerca de 2 millones de
venezolanos ha cambiado la clasificación de los ingresos familiares.
Al final de
una de sus recientes charlas de trabajo, Luis Vicente León, economista y presidente
de Datanálisis, hizo un comentario que causó cierta sorpresa en el auditorio.
Cuando se le preguntó sobre cómo, en las actuales circunstancias, se
determinaba la pertenencia a una clase social en Venezuela, explicó que la
tradicional división por todos conocida, esa que habla de los estratos A, B, C,
D y E, estaba prácticamente en desuso, borrada por la aplastante realidad
económica que hacía del salario un dato irrelevante a la hora de determinar
algún estatus.
Según el
economista, una aproximación más acertada en un intento de nueva clasificación
de la sociedad venezolana vendría determinado por un factor clave: tener
dólares o no. Y en ese sentido, da cifras reveladoras: 59 % de la población los
tiene y 41 % no.
Dentro del
primer grupo, evidentemente, pueden distinguirse subdivisiones: 13 % vive de la
repatriación de capitales, 12 % recibe remesas y 34 % disfruta de
compensaciones y de ingresos propios pagados en divisas.
En este
porcentaje inédito de 59 % se juntan, en un solo saco, trabajadores con altos
cargos y obreros: un empleado que baja de la parte alta de la parroquia El
Valle y que tiene a su hijo en el exterior puede comprar un sobre de leche de
marca, de la misma forma que lo hace una familia que tiene cuenta en otro país.
Sucede que ese
trabajador le buscó la vuelta a la crisis y satisface sus demandas con el
dinero que recibe del extranjero. Su mayor capacidad de compra se debe a las
distorsiones cambiarias.
En cuanto al
41 % de la población que no recibe dólares, igualmente pueden establecerse
subdivisiones. En este caso, 27 % corresponde a las familias que tienen
salarios exclusivamente en bolívares o reciben subsidios del Gobierno (habría
que aclarar que se calcula en 58 % el porcentaje total de la población que los
percibe) y el 14 % restante a las personas que están totalmente excluidas.
La Nación del Táchira